lunes, 7 de junio de 2021

'Estilos de encarcelamiento'



“Lo que constatan todos estos casos es que un hombre que dice que no ha ejercido violencia contra las mujeres es como un hombre que dice que no ha deseado nunca a ninguna mujer que no sea la suya: un mentiroso. A partir de aquí, podemos seguir manteniendo las apariencias y fingiendo que no es así, o tratar de sincerarnos por el bien común”.

No habría que perder el tiempo con esta gente que desea configurar la época según el autoodio, extendíéndolo al resto de la humanidad (masculina), pero hay que conocerlos. 

1. Fantasea con una idea de hombre que solo existe en su mente enferma de ideología: violento, violador, cortado por un patrón que sirve para cualquier época y lugar, sin entrar en la contradicción que supone separar al ‘hombre’ de la idea que defienden de las diversas formas de ser homo sapiens.

2. Como no es ciencia lo que hace, sino literatura, escribe cosas tan cursis como esta: “La polémica publicación de su biografía, firmada por Blake Bailey [se refiere a Philip Roth], así como las dramáticas consecuencias desencadenadas, conversan directamente con aquel instante, y plantean una serie de ricos dilemas morales sobre el poder y sobre los puentes entre la vida y la obra”.


3. Se atreve a hacer afirmaciones gratuitas: “Probablemente, la mentira más grande de la crítica literaria desde Proust es que hay que separar vida y obra. A todo el mundo le conviene que sea así”. Grandes obras del arte son anónimas, ¿cómo juntar vida y obra en La Odisea, en la Biblia, en los Vedas, en Altamira? De ellas se puede decir que son obra de la humanidad: los individuos que las produjeron están volatilizados.

4. Aquí está la clave del asunto, el autoodio: “Lo que constatan todos estos casos es que un hombre que dice que no ha ejercido violencia contra las mujeres es como un hombre que dice que no ha deseado nunca a ninguna mujer que no sea la suya: un mentiroso”. Qué bárbaro, ya lo digo yo: No, nunca he querido violar a una mujer, ni he ejercido violencia sobre alguna. Ni se me ha pasado como fantasía por la cabeza (y aunque así fuera). Ni conozco a una mujer que haya sido violada, dentro de mis círculos de amistad y familiaridad.

5. Otra barbaridad. “Lo transgresor hoy no es ir contra las normas, sino instaurarlas”, dice el cancelador, es decir, el inquisidor.

6. Lo que quiere es cancelar la literatura, porque desconoce qué es la literatura. ¿Acaso la literatura va de la bondad en todo momento y lugar? ¿Seguiríamos leyendo si fuese así? ¿Quién lee obras didácticas, moralistas y ‘normalizadas’?

7. La literatura es la respuesta a la complejidad de lo humano. Cada época presenta grados diferentes de complejidad. Por eso es necesaria, inabarcable e incensurable.

8. “Los budistas llaman 'estilos de encarcelamiento' a las a veces simples, a veces complicadas, maneras en las cuales los humanos se encarcelan a sí mismos y a los demás, provocando sufrimiento en vez de aliviarlo” (Maggie Nelson, en El arte de la crueldad). Eso es lo que propone este hombre, encarcelar al ‘hombre’ (masculino).

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