Mostrando entradas con la etiqueta Breves. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Breves. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de septiembre de 2025

Enfático

 



Iba a escribir, estamos hambrientos de verdad, pero no es así, no es cierto, no estamos hambrientos de verdad, de lo que estamos hambrientos es de realidad.


El énfasis, lo enfático es el signo de este tiempo, del mandamás al último mindundi entrevistado en una radio o en la tele muestra su transitorio envanecimiento engolando la voz, marcando las palabras, alargando las frases, un hablar subrayando. Así, hemos encumbrado a los actuales populistas: los hemos elegido no porque nos cuenten la verdad sino porque enfáticamente nos doran la realidad, una realidad prefabricada, la que vemos con gafas de aumento o de larga distancia, coloreada o difuminada. El énfasis disfraza la mentira, la convierte con nuestro consentimiento en moneda de curso legal.

Todo es énfasis, de la política al arte. Apenas la ciencia se salva aunque también cae en lo enfático a menudo, cuando se deja llevar por el discurso populista.


No queremos conocer la verdad cuando lanzamos al aire esta frase hecha: 'Queremos saber'. La realidad de la que queremos saber es la que se amolda a nuestro marco mental de referencia, la que lo confirma. Nuestros políticos nos embaucan porque queremos que lo hagan. Aceptamos lo que nos dicen hoy, aunque seamos conscientes de que es justo lo contrario de lo que decían ayer, cuando también se lo aceptábamos.


La realidad prefabricada nos conviene porque es menos exigente que conocer la verdad. En realidad no queremos saber. Por poner unos pocos ejemplos no queremos saber que la población española se avejenta aceleradamente, que al ritmo actual las generosas pensiones no se podrán pagar, que la inmigración sin control está generando problemas que puede que no podamos afrontar, que el sistema autonómico es caro, insolidario y antiigualitario, que si seguimos engrosando la deuda nos arruinaremos, que nuestras posiciones extremas son el equivalente a las posiciones extremas que criticamos. Es fácil estar contra Israel por lo de Gaza, no tanto contra Hamás; es fácil estar contra Rusia por lo de Ucrania, no tanto contra las élites corruptas ucranianas (hay quien incomprensiblemente comprende lo que hace Putin cuando envía misiles contra las viviendas); es fácil estar contra Bolsonaro, Bukele y Trump, no tanto contra Maduro y Lula.


El énfasis es el sustituto de la verdad. La necesidad de verdad está atrofiada o sepultada - " La escotilla hundida y olvidada del alma", que diría Hofmannsthal - por toda la basura informativa que han ido acumulando los populistas, porque nos hace el pensamiento fácil, lo blanco blanco y lo negro negro. Todavía hay quién sostiene que la verdad es relativa.


martes, 29 de julio de 2025

Sobre el arte de conversar, su decadencia

 


No sé si a todos les pasa, creo que es una tendencia que se generaliza. Las discusiones o al menos las conversaciones que antes teníamos en nuestros círculos sobre política se están amortiguando o desapareciendo del todo. El coste mental es tan alto que mejor no tenerlas, así que las sustituimos por los exabruptos anónimos que soltamos en las redes. Ahí podemos exponer nuestras opiniones sin freno, porque sabemos las dos cosas que hay que saber, que encontraremos gente que piensa igual que nosotros y adversarios que se van a sentir irritados, lo que buscamos en cualquier discusión sin intercambio razonable, no tanto intercambiar razones y llegar a acuerdos como reafirmarnos e irritar.

 

Así, la conversación languidece y con ella el valor de la buena vida. En vez de acrecentar y afinar la calidad de la vida en común, lo que requiere esfuerzo y práctica, buscamos grupos a los que pertenecer que no requieran un esfuerzo extra, dejarse llevar por la vía fácil de la pertenencia sin exigencia. Es más fácil leer una novela de Megan Maxwell o la última novela negra que volver al Ulises de Joyce, hablar de fútbol que de cómo organizar la vida en común. ¿Quién lee el último ensayo de moral y buenas prácticas? ¿Quién enjuicia el último caso de corrupción sin comparar de inmediato con lo que hicieron los otros?

 

Los que piensan poco, pero transmiten mucho porque disponen de altavoces, lanzan las ideas simples sobre las que se construye la vida en común. Los seguimos porque forman parte de nuestro círculo de pertenencia. Nos acomodamos, renunciamos al pensamiento propio. Así se degrada la convivencia y dejamos de ser libres.

 

La escritura convierte pensamientos confusos en ideas claras. Prueba esto: anota esa idea que se te acaba de ocurrir. Intenta hacerlo cada día después de un descanso. Y lo más importante, hazlo sin depender de otros: no escribas lo que oíste, lo que viste en internet o lo que te dijo la IA. Escribir es pensar libremente, te ayuda a formar tu propia personalidad. Es el primer paso para volver a conversar de verdad.

 


miércoles, 23 de julio de 2025

Voluntad de poder

 

 


Cuando nos preguntamos, qué mueve a los políticos más allá de su retórica sobre el bien común, enseguida sale el instinto de poder. Los políticos son individuos como todos en busca de un destino. Si hozamos en el inicio de sus biografías se ve como la mayoría de los "grandes hombres" tantea en distintas direcciones hasta dar con la que les ofrece la mayor probabilidad de triunfo. En los años 30 del siglo pasado muchos de ellos comenzaron en el socialismo para acabar en el fascismo. Acabada la guerra ocurrió justo lo contrario, nazis convertidos en demócratas.

 

¿Pero se conforman con el ejercicio del poder una vez que lo han obtenido? Los fieles pensarán que el líder que han elegido, o que siguen incondicionalmente, está ahí para satisfacer sus necesidades, las del pueblo. Aunque por lo general las expectativas siempre son defraudadas, queda un amplísimo círculo que no cejará en su fe. Hay un espacio para el análisis al que no todo el mundo está invitado: se autoexcluyen los fanáticos y los partidarios. Damos por supuesto que el líder es el primer creyente, ¿pero es así? En todo caso, ¿en qué consiste la fe del líder? ¿Cree en la realización de la Promesa o solo cree en sí mismo?

 

Tomemos un ejemplo. Ningún régimen político debería ser más inmaterial que el sustentado en la fe de la salvación. Aunque todos los regímenes políticos se sustentan en la fe y religan a sus fieles con la Promesa, el que se diga cristiano o islámico debería cuidar como supremo valor la igualdad de los hermanos en la fe, el desdén por la acumulación de riqueza material, la austeridad material del líder espiritual. Es lo que no sucede con el ayatolá Ali Jaminei. Un grupo de periodistas de investigación le ha calculado una fortuna personal estimada entre 100.000 y 200.000 millones de dólares construida sobre confiscaciones de bienes y empresas fantasma. Léelo aquí.

 

La voluntad de poder aúpa a los líderes, la fe de sus seguidores les mantiene, pero no basta. Pronto levantan un sistema de terror para paralizar a sus adversarios. Sucedió con el fascismo, con el comunismo y ahora con el islamismo. La guerra acabó con el nazismo y el fascismo, pero es habitual que las dictaduras bajo terror duren décadas a la espera de su implosión. No sorprende por ello que los iraníes sometidos al terror islamista celebren el bombardeo del país por Israel.

 

A la codicia del poder se une pronto la codicia económica. Una codicia que no casa con la fe que predican en la Promesa. La vulgaridad del líder, su rastrera materialidad, la materia fecal de la que está hecho se muestra en sus chanchullos: tiene tan poca fe en la promesa de la vida eterna o del paraíso en la tierra que lo primero que hace es acumular riquezas.  Utiliza su poder antes que nada para hacerse rico. Sucede incluso en los regímenes de democracia. Preguntémonos por qué medios se han hecho ricos nuestros presidentes o consejeros: Felipe González, Aznar, Zapatero, Bono, Pepiño Blanco, Montero, si antes de ostentar cargo público, no tenían fortuna. Quizá haya una diferencia entre utilizar posición y contactos para hacerse rico y ponerse a robar directamente mediante mordidas y estafas.



lunes, 14 de julio de 2025

No todos los hombres

 


Podría decirse que la primera frase de la metafísica de Aristóteles, "Todos los hombres desean por naturaleza saber", es el parteaguas del hombre que toma conciencia de si y del mundo. Aunque como en todas las frases apodícticas pronto se encuentran fallas. La primera es que no son todos los hombres, aunque sí se puede decir que para una parte conocer es lo que les guía. Entonces, divide a la humanidad en dos. Tampoco podría decirse que a partir del parteaguas el hombre se desliza en una u otra dirección. Quizá unos hombres sí y otros no. Quien decide saber no se desliza vertiente abajo, sino que obstinadamente como Sísifo empuja su voluntad vertiente arriba, para dejarse caer y volver a empujar. 

 

Quien quiere saber busca conductas ejemplares para no sentirse solo y pugnar con su desaliento. Pero, comprueba, no hay hombres de una pieza. El hombre sabio está lleno de dudas y caídas. Su biografía está llena de tachas. Yerra, peca, se desespera. Es soberbio y al mismo tiempo se humilla. Renuncia a los bienes de este mundo, pero al tiempo busca subterfugios para no vivir en la miseria. Sus seguidores o discípulos le admiran, pero en la distancia para no compartir los rigores de su vida austera, sin admitir por ello sus contradicciones.

 

Nuestro torpe progreso moral tiene su correspondencia en una constitución corporal hecha de remiendos evolutivos, especialmente de las partes mal cosidas de nuestro joven cerebro sin tiempo para haber testado su adaptación a una realidad en continuo tránsito.


viernes, 11 de julio de 2025

España no será un país de muertos vivientes

 

 


Durante un tiempo creímos que el mundo estaba encauzado. Tras el horror del nazismo y el estalinismo pensamos que Europa, y después el mundo, había encontrado la vía hacia una vida ordenada. Pero nada se detiene y la vida natural no discurre por autopistas. El periodo europeo de la historia ha sido un breve paréntesis. Grecia, Roma, el mundo hispano, la democracia, el derecho, la UE. El optimismo nos lleva a pensar que si el pensamiento ilustrado tiene fecha de caducidad la comprensión científica del mundo no. La ilustración y el liberalismo se inscriben en ese breve periodo europeo, pero el modo de proceder científico es universal, creemos. Las matemáticas es un lenguaje que todo el mundo puede comprender y las teorías sobre la realidad se someten a prueba en cualquier lugar del mundo. Otra cosa son las derivaciones tecnológicas y su uso.

 

Qué será de esta península asiática que es Europa. De momento podemos constatar que en su suelo ya no se toma las grandes decisiones. Y de España, ¿qué decir de España?

 

Uno de cada cinco de sus ciudadanos ha nacido fuera de España. En Madrid y Barcelona, si tomamos la edad laboral, es decir, la gente activa, es uno de cada tres. En 1998 era uno de cada 34. No está lejos el momento que, en Madrid, Barcelona y la costa mediterránea, los inmigrantes de primera y segunda generación supongan el 50% de la población.

 

En poco tiempo, a España no la reconocerá, si se me permite la expresión, ni la puta que la parió. Así que a dónde irán las ensoñaciones de una España eterna e imperial y el resto de los nacionalismos españoles. Que le dirán a un ex colombiano, a un ex marroquí, ya perfectamente españoles, Isabel la Católica o el Gran capitán. Ocurrirá algo parecido a cuando Bizancio pasó a ser Estambul o Memfis pasó a ser El Cairo o ya puestos cuando España se convirtió en Al-Ándalus, al menos una parte de la península. La vida no está quieta; hay momentos en que cambia vertiginosamente sin que quienes la contemplan se den cuenta de la aceleración.

 

En qué coincidirán el ex colombiano, el ex marroquí y el español viejo para decirse, con los mismos derechos y deberes, españoles. Tendrán que buscar un consenso: dejar al margen ideas, sentimientos y vivencias propios e intransferibles y fijar una base común de convivencia y entendimiento: leyes, instituciones, simbología. Puede que el ex colombiano desee que la selección de Colombia le gane a la española, pero sus hijos no. Puede que el marroquí quiera seguir siendo musulmán, pero sus hijos no. Quién sabe. La afinidad deportiva, la religiosa, la sexual deben quedar en el ámbito privado. En todo caso eso no debe ser lo fundamental, sino la ley común.

 

La inmigración es una oportunidad y un problema. Piénsese qué sería de este país sin inmigrantes. Cuántos millones de habitantes; qué porcentaje de población avejentada. Si la inmigración no fluyera, uno podría pensar perfectamente en una península de muertos vivientes. Hemos pasado en una década de 40 a 50 millones de habitantes. Eso y no otra cosa explica el actual problema de la vivienda.

 


domingo, 6 de julio de 2025

Amplía el foco

 

 




Amplía el círculo. Estás ahí en una terraza soleada tomando el café mañanero. Tú como un universo que lo contiene todo, al menos el todo que conoces y lo que podrías conocer. Un mundo que se basta a sí mismo. Para ti, eres el centro del mundo, no puede ser de otro modo. Si no pensases así la vida carecería de sentido. Observa alrededor. En esta mañana dominical parece que los que se han quedado en la ciudad son los desvalidos, mundos truncos, se acercan al final o necesitan de otros para sobrevivir.

 

Abre el foco. Esta ciudad si la sitúas en el mapa no está en el centro del mundo. Como tampoco ayer lo está, que ya pertenece a otro universo: si hubieses estado pegado a las noticias, todo giraba en torno a Salazar - ¿quién es? -; ya no está, ha desaparecido del foco. Pero ¿acaso Sánchez y Feijóo permanecerán mucho en él? 

 

Si vuelves a ti son otras cosas las que conforman el universo: tus sentimientos; el día, la luz, la temperatura, la tormenta vespertina, el viento actúan sobre tu cuerpo: quizá este no sea el día en que todo cambia para ti; como planetas, aquellas personas que han sido importantes para ti han ido saliendo, ampliando la órbita que giraba en torno a ti hasta escapar y conformar otros sistemas de atracción. 

 

Si vuelves a Salazar, a Sánchez y a Feijóo los ves como algo inesencial. La política ya no se ocupa del bien común, es una rama seriada del entretenimiento, como el fútbol, como el corazón. Nada de lo que hagan o digan formara parte de la centralidad. No sientes que vayan a mejorar tu vida. Ninguno de ellos va a mejorar tu vida, sino, con toda probabilidad, la empeorarán. Lo que dicen desde la tribuna no contribuye a que se alce en ti un gramo de ilusión. Aún les quedan restos de poder para amargarte la vida, pero ni una sola palanca para ilusionarte. Ni siquiera Van der Leyden - ¿quién es? -, como si una inteligencia exterior que manejase los hilos hubiese sacado del baúl a los peores, a quienes solo tienen poder destructor: Trump, Putin, Xi. Tiempos oscuros.

 

Paseas por el centro de la ciudad - lleno de turistas - tan ordenadito, tan limpio el suelo bonitamente embaldosado ¿Lo percibes? ¿No lo oyes? Un diablillo te dice al oído: El mundo que conocías y en el que confiabas se está desmoronando. ¿Te convenía que te dejases engañar? ¿Creíste que la utopía era posible? ¿No la viste como tal?

 


Se amplías algo más el foco y te sitúas en el mapa, ves la pequeñez del país en el que vives, la península europea en la masa euroasiática. Europa tuvo peso durante un breve periodo, en los siglos que van del XV al XX. El mundo recupera la forma que tuvo antes de eso. Solo tienes que comparar el mapa que te enseñaron en la escuela con el mapa que enseñan a los niños chinos en la suya. ¿Dónde está la distorsión? Piensa en la demografía, en el intercambio comercial, en la acumulación de riqueza, en la tecnología, en las disputas. La palabra china para China fusiona dos caracteres, (zhōng), que significa medio o central, y (guó), que significa reino o país. Juntos, esos caracteres forman 中国: Reino Medio. Ellos siempre han creído que eran el centro del mundo.

 

Trump es un hombre malo, pero quizá por ello tiene una visión más realista de las cosas: piensa en masas continentales y en cómo se está reconfigurando el mundo: Europa es una península cuyo peso en el mundo se ha diluido frente a América del Norte, a Rusia, a China y a la India. 

 

Como consuelo, puedes pensar que tampoco aquí en nuestro entero mundo está el centro, esa motita azul que apenas se vería desde cualquier otro lugar del universo si alguien mirara. "Simplemente mejórate a ti mismo. Eso es todo lo que puedes hacer para mejorar el mundo" (Ludwig Wittgenstein).

 


miércoles, 2 de julio de 2025

Pecios

 

 


Y si solo hay tiempo. Sentados, miramos hacia fuera o hacia adentro, no estamos quietos. Nos ponemos de pie, hacia la ventana. Caminamos fuera mientras la mente va dibujando el paisaje cambiante según giramos a izquierda o derecha o damos la vuelta atrás. Las hojas se mueven. Los árboles no están quietos. Las sombras que huyen y vuelven. Ponte un poco más acá, un poco más allá, debajo de la rama del árbol o en la zona despejada. Todo va cambiando a medida que te mueves. Y cómo cambia si te subes a una bici a una moto o un coche a un tren a un avión, si es de madrugada o en la plenitud del día, en el crepúsculo o en la anochecida. El paisaje es un lienzo que vas pintando. Qué lienzo es ese. Estamos aprendiendo. Qué diferente es todo cuando nos movemos. No dejamos de hacerlo. Tú mismo eres lienzo. ¡Mira tus manos! ¿Acaso no son diferentes de la última vez que te fijaste en ellas? No tienes más que mirarte en las superficies reflectantes. Ayer por la tarde, esta mañana. No existe el instante, esa ilusión, pues ya ha pasado, tampoco el presente. El tiempo es la materia que nos constituye, el lienzo. 

 

Somos estados de tiempo. La historia del universo se repite en nosotros. Hubo un comienzo gobernado por el azar. Cualquier momento en el que giramos es distinto, aunque lancemos anclas para fijarlo. Tendremos un final que no gobernamos.

 

Aquello en lo que más confiamos, la consistencia de las cosas a través de las que nos movemos, es lo más incierto pues no es más que un dibujo cambiante, ya te digo, basta que te gires un cuarto para que cambie la superficie del lienzo o que pases unos segundos después sobre el mismo suelo para que veas que ya no es el mismo. Solo hay una cosa fiable, el transcurrir. Creíamos que era el espacio, es el tiempo

 



Veo un gurriato a mi paso más quieto que yo. Cuando era niño otros de mi edad tenían carabina y disparaban. Yo no la tenía, ya nadie lo hace. Ves esta flor tan ufana tan amiga del viento. Ahí están los restos de la verbena de anoche, ya no los cuerpos, ya no el fragor. Pecios.

 


lunes, 30 de junio de 2025

Extra Ecclesiam (Apuntes del natural)

 

 


Después de semana y media me atrevo a hacerle frente al dolor caminando hasta el centro de la ciudad. Observo, sabiendo que mi mirada es una forma particular de percepción mediatizada por mis apriorismos.

 

Veo a un hombre ensotanado de arriba abajo, se supone que insensible al calor, flaco como el Dómine Cabra; cruza la calle, camina por la acera, solo, ensimismado, como levitando, insensible a los festejos e la ciudad. Cuando viajamos a los países islámicos nos da por fotografiar a los mullahs como algo extraño en el camino y, sin embargo, aquí lo tenemos sin que nos asalte la extrañeza.

 

El calor desnuda a la gente mostrando las formas más desvergonzadas – sin vergüenza -  del cuerpo; no es erotismo sino despojamiento de lo que no es imprescindible; estamos a un paso del desnudo integral, si es que, por la regla del péndulo, no volvemos atrás un breve tiempo para coger impulso. El desnudamiento es un hito difícil de igualar en la supresión de las restricciones culturales a la naturaleza, el paso que nos falta, quizá.

 

Ya en el barrio oigo a través de una ventana interjecciones, interrogaciones, truenos y relámpagos, gritos, insultos. Pronto me doy cuenta de que no es a la parienta sino a la pantalla del televisor.

 

Y al llegar a casa me pregunto, ante las reacciones de conocidos, amigos y allegados, por qué, por qué esa ceguera voluntaria, si no tendrían que votar a Vox ni al PP, podrían seguir votando lo mismo, cambiando tan solo de caballo. ¿Debería abochornarme?

 


viernes, 27 de junio de 2025

No me consideres tu enemigo

 

 


Hay algo que me estremece de tal manera que lo eludo, no quiero pensar en ello: la cantidad de gente dispuesta a fusilar, no a quien sean sus enemigos, sino a quien consideren que son sus enemigos, y los más, que, no teniendo valor suficiente, desearían que alguien lo hiciese en su lugar. Era una idea que me asaltaba viendo el carácter y la actitud de determinadas personas, ahora lo veo como posibilidad. Cómo es posible, si no vivimos en una dictadura. Los modelos de mundo que rigen nuestra visión de la realidad se han reducido a estrechísimos márgenes en el campo de la confrontación política: amigos/enemigos. Llegado el caso, cómo no vas a hacerlo - fusilar - si tienes un jefe y formas parte de un pelotón voluntario.

 

Cuando hay un asunto divisivo, como la ley de amnistía, las opiniones se alinean en un campo magnético. Enseguida se detectan los patrones, la idea simple del alineamiento. Quien la asume y proyecta la suelta como si fuese suya, cuya veracidad - funcionalidad - no se pone en duda, como es verdad que el sol sale por las mañanas por el este y se oculta por la tarde en el oeste, aunque como casi todo el mundo sabe eso no es cierto. Si no asumes esa idea simple o la pones en cuestión eres enemigo.

 

No hay margen para las discrepancias, para las visiones intermedias que se aparten de la brújula que indica el norte en el modelo de mundo asumido. Por eso los flojos, los tibios merecen morir, quizá los primeros.

 

No es verdad que exista el pensamiento libre, somos esclavos encadenados con hilos invisibles. Nuestra libertad de pensamiento no va más allá de si Paul Newman era mejor que James Dean. Pero es peor que eso, peor que la aceptación sumisa - consciente o involuntaria - de la esclavitud mental, somos perros guardianes de nuestros amos: no tenemos otro que su modelo de mundo, realineado cada día de muchas maneras; no estamos dispuestos a mover un dedo por quien lo ponga en cuestión, creyendo que nos contradicen a nosotros mismos. Y algunos estarían dispuestos a coger el fusil si llega el momento.

 

Dialoga conmigo, discrepa, no me consideres tu enemigo.

 


jueves, 26 de junio de 2025

Jueves, 26 de junio de 2025

 


"Todo lo que no está constitucionalmente vedado queda, en principio, dentro del ámbito de decisión del legislador". Nota del pleno del TC.

 

Un filósofo, Javier Gomá Lanzón, escribía esta mañana:

 

"Hay dignidad (lo que no puede ser sustituido por algo equivalente), y hay precio (lo que sí puede ser sustituido). Inmoralidad es dar a lo que tiene dignidad el trato de lo que tiene precio. 

 

Eso es lo que ha pasado con la ley de amnistía, precio de la investidura".

   

La corrupción económica está en la naturaleza humana, lo previo a la razón. La ley es una adquisición del saber y la experiencia en pos de la convivencia entre los distintos. Siempre habrá quien quiera corromperla en su beneficio. Las leyes son, en democracia, producto del acuerdo colectivo. 

  

La mayor corrupción no es la que pueda envolver a Koldo, Ábalos, Santos Cerdán y tutti quanti, sino retorcer el Estado de derecho. ¿Cómo imaginar un país en el que sean los corruptos y corruptores quienes hacen la ley? La Comisión Europea ha hablado de autoamnistía.

 

Si cualquier ley vale, si legislar queda en manos de la arbitrariedad, el Estado de derecho deja de existir. Si cualquier ley vale, tú y yo estamos desvalidos.

 

La filosofía pone el acento en la dignidad; el individuo de a pie en el cuidado propio, quizá sean la misma cosa. En democracia, cuando emerge la conciencia - salgo del estado de obediencia, no soy esclavo -, reflexión y cuidado de sí se autoengendran y permean. La reflexión está al alcance de cualquiera, en democracia, además, tenemos la posibilidad de la acción: un ciudadano, un voto. La libertad de voto nos hace iguales. Mi voto, mi dignidad: no valgo más que otro, pero tampoco menos. Pero, ante todo, no te envilezcas.

 

 Sánchez es un arribista, un jugador de fortuna que ha dado la ley de amnistía a cambio de 7 votos para evitar, con ella, la cárcel a quienes le dieron los siete votos. Detrás de él, los interesados que le siguen. 

 

Luego está el pensamiento lento y reflexivo. Es ahí donde nos la jugamos como colectivo. No ha tenido peso.

 

Quedará un nombre para la ignominia de esta época: Cándido Conde Pumpido.

 

26 de junio de 2025, el día que se decretó la impunidad

 


lunes, 23 de junio de 2025

¿En qué condiciones llegaré al final del día?

 

 


Durante 10 días, en compañía de Ani, hice mi ruta deportiva anual en bici. Tiene sus riesgos, pero me lo paso de coña. Rodamos por las empinadas cuestas de los Arribes del Duero, por caminos en que la lluvia intensa de este año ha dejado su huella en forma de roderas y mala hierba crecida, por zonas de asfalto, con el gran peligro de los coches conducidos sin miramientos, subidas duras y bajadas vertiginosas. Seguimos hasta Oporto, por el espectacular paisaje del Duero que avanza por laderas profundas llenas de viñedos; después por la costa portuguesa hasta Galicia, por largas pasarelas con la vista puesta en el océano, cruzamos el Miño en una minúscula barca poco segura, la costa gallega, las pequeñas aldeas, las ciudades más hermosas, como Baiona, hasta llegar a Santiago donde se podría decir que todo el mundo confluye. Una experiencia gratificante que uno querría repetir de forma incansable todos los meses. 

 

No tuvimos ningún accidente, ni un solo pinchazo, ni un día tuve que inflar las ruedas. Encontramos cobijo donde quisimos, la lluvia nos amenazó, pero no sufrimos ninguna tormenta, ni siquiera me quemé la piel. Después, ya en casa, he salido un par de días para poner a prueba la potencia muscular entrenada. El primero por caminos con rodadas, cubiertos de hierba alta con grandes pendientes. El segundo, a tres kms de casa, por otro de esos caminos, el paso de una rodada alta y apelmazada al centro del camino me jugó una mala pasada. La rueda delantera no pudo salir de la rodada y me tiró. No caí sobre el hombro, las rodillas, el codo o la muñeca como otras veces, sino sobre el costado. El golpe fue fuerte y seco, me costó recuperarme, pero volví con dolor a casa. Fui s urgencias. Tenía una costilla fracturada. El dolor es intenso y dura a pesar de los analgésicos. Entrar y salir de la cama es un suplicio, del sofá o de una silla. Pocos saben el costo de un estornudo. No sé cuándo cesará el dolor. Ahora comprendo a los que se encuentran en situaciones parecidas, a quienes tienen dolores intensos y crónicos. ¿Se preguntarán cuándo cesará el dolor? No hacen planes de futuro porque antes que nada piensan en el día que el dolor desaparezca.

 

Cuesta comprender que somos entes que vivimos en estructuras espaciotemporales. No hay nada estático, todo a nuestro alrededor es dinámico, incluido nuestro cuerpo. La realidad que nos devuelven las fotografías es una fantasía. No eres el que aparece en el espejo, y menos en el selfi que te acabas de hacer. La fotografía como forma de representación está desapareciendo como antes desaparecieron la escultura y la pintura; dentro de poco solo quedarán fotogramas encadenados, pequeños vídeos, a lo que se añadirá, en una fase posterior, la tridimensionalidad como mejor representación de la realidad.

 

Como el retrato o la fotografía fija, la identidad es otra fantasía. No somos el que fuimos ayer, ni siquiera el que ha salido de casa hace unas horas. Somos un conjunto de pluriorganismos en simbiosis que mantienen estructuras dinámicas con tendencia a la entropía. Un conjunto espaciotemporalmente organizado con fecha de caducidad que se desplaza en mutua interdependencia, prestando y absorbiendo de modo continuo materia y energía con lo que nos rodea, sometido como cualquier cuerpo a las leyes de la física y de la química. Unos cuantos memes en nuestras columnas corticales nos hacen creer que este soy yo, un organismo con entidad propia, diferenciado y único. ¿Qué seré cuando llegue la noche?

 


viernes, 20 de junio de 2025

El Estado y el sumidero

 


 

El Estado es una estructura enorme que organiza controla y condiciona buena parte de la vida de los ciudadanos. En el Estado totalitario nada queda al albur: la vigilancia es asfixiante. El temor se instala en la vida de la gente. Uno se convierte en vigilante de las propias acciones; muchos también de las vidas de los demás. Un estado policial. 

 

En el Estado liberal el margen para la vida propia es mayor, sin embargo, muchos aspectos de la vida están bajo control. Aceptamos por nuestra seguridad que existan policía y ejército. Que nos detraigan parte de nuestras ganancias para que el Estado funcione; también para que se encargue de distribuir una parte de la riqueza nacional que tienda a un equilibrio entre poderosos y desposeídos, ricos, pobres y medianos. Los impuestos y la hacienda pública se nos aparecen como algo necesario.

 

El Estado totalitario es corrupto por naturaleza. Su Promesa es la Unión, la Seguridad o la Igualdad absolutas. Muchos ponen su fe en esa promesa imposible. Del mismo modo que los principios prístinos derivan en una cascada de corrupciones: moral, política, económica y social convirtiendo al Estado en una cárcel, los creyentes se convierten en informadores implacables, si hace falta de sus propios padres, entregados a la fe. 

 

En el Estado liberal la corrupción depende más de la naturaleza humana que de la estructura del sistema. Muchos se convierten en servidores públicos para tener un modo de vida. ¿Cuántos van más allá para dejarse corromper o para corromper ellos mismos?

 

Individuos que planifican una vida política para enriquecerse personalmente. Jueces que no se conforman con aplicar la justicia. Médicos y profesores que no les basta con recibir su salario. Funcionarios que haraganean. ¿Cuántos cumplan con la función que se les asigna y por la que se les paga? ¿Cuántos periodistas de los medios públicos buscan la verdad?

 

El peligro del Estado liberal es que una élite se apodere de un partido y este, utilizando el arma poderosa de la Promesa, se haga con el Estado corroyéndolo con alguna de las diversas formas de la corrupción: la ideológica - poseemos la verdad -, la moral - nuestros oponentes son malvados -, la cínica - predicamos para enriquecernos bajo mano -, o todas juntas, que es lo más habitual.

 


Hay que partir de la idea de que ninguna obra humana es perfecta, que siempre está mutando, pero tiene que haber límites que no se deben sobrepasar y que si se sobrepasan deben ser castigados de acuerdo a la ley. También que la élite no pueda modificar la ley a su antojo y conveniencia. El funcionamiento del Estado se asemeja a un encaje de bolillos. Si las piezas no encajan derivará fácilmente en Estado totalitario.

 

En teoría el propio Estado crea controles: interventores, inspectores, fiscales, jueces, en última instancia. ¿Cumplen estos su función? Me gustaría conocer el porcentaje de quienes cumplen. Si dejamos de fiarnos del Estado la sociedad desaparece por el sumidero.

 


martes, 17 de junio de 2025

Y si

 


 

"Nos enfrentamos a una operación de demolición moral, con peligro para la democracia" (carta a los militantes)

 

Y si no hubiese caso Ábalos ni caso Cerdán, sino tan solo caso Koldo, por la fértil imaginación de un portero de puticlub, para meter en mismo ajo a colombianas y rumanas de mala vida con políticos; la uco fácilmente puede transfigurar conversaciones o sacarlas de contexto: lo que se oye después de una copa de más,

 

Y si lo de las mascarillas, que quiere implicar a Illa, Víctor Torres, Armengol y tuti quanti, no fuese otra cosa que el desorden natural ante una emergencia,

 

Y si el rescate de la aerolínea Air Europa no fuese sino uno más de los rescates necesarios para que la economía española no se hundiese como consecuencia de la pandemia,

 

Y si lo del Aeropuerto de Barajas, con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez y Ábalos descargando maletas fuera de control, no fuese más que un thriller inventado para sostener la atención del público,

 

Y si la trama de hidrocarburos no fuese igualmente un thriller con suspense al que se van añadiendo gotitas de interés esperando un final que dependerá de la imaginación de los contadores de historias, 

 

Y si, como en todo gran relato, el número tres de Hacienda y el chico de Marlaska no fuesen otra cosa que secundarios necesarios para dar consistencia a la trama principal, como lo del tío de Chivite, las juergas de Víctor Torres y de Mediador y los tratos de Koldo con Armengol,

 

Pongamos que lo de Begoña y el hermano es todo un cuento cogido por los pelos para hacer daño, como se pasaron cien pueblos los que hablaban de la tesis fraudulenta y de revelación de secreto en el caso del fiscal general,

 

Quién va a creer que el suegro de las saunas gays financiara los primeros pasos de su carrera, o acaso no es maledicencia el bulo de que manipuló las urnas para su nominación a la Secretaría General,

 

Es cosa sabida que los líderes son siempre líderes morales y que dejan para sus subalternos los trabajos sucios, o es que ya hemos olvidado aquello que el Victorioso repetía: 'Yo no me meto en política',

 

Y si no, cómo iban a consentir tamaña corrupción económica y moral partidos como Sumar y Podemos, el PNV y Junts, Bildu y ERC, Compromís y los gallegos y hasta la propia Coalición Canaria, 


Y si Koldo no hubiese grabado los audios,


Si todos son hipótesis sin fundamento, cuentos que se cuentan, todos podremos mantener nuestra conciencia incólume, que pase la bola para seguir con nuestras cosas; cómo podríamos contemplar, y salvaguardar si no el sueño inocente de nuestros hijos.


viernes, 6 de junio de 2025

Qué les debemos

 

 


No puede bastar con ser espectadores. El mundo moderno se funda sobre el individuo. Un sujeto libre y autónomo que pide derechos en concordancia con los deberes que se le exigen. En la sociedad antigua solo tenía obligaciones: labrar la tierra, trabajar en el taller, pagar peajes, obedecer a la autoridad, asumir los códigos morales y religiosos que dominaban el orden social. No tenía otra vida que la obediencia.

 

Las cosas cambiaron cuando el hombre se dio cuenta de que era un ser para la muerte. Que no había recompensa que gratificase su bondad. Desde que nacía estaba condenado. Por qué tenía que respetar a la autoridad si esta aparecía como impuesta. La creencia basada en apuntalamientos se vino abajo. La autoridad solo es aceptable si en ella se integra la voluntad de todos y cada uno de los ciudadanos. Si el poder respeta mi autonomía y libertad yo le concederé por un tiempo el beneficio de la duda. 

 

La autoridad posmoderna nos ha hecho creer que teníamos derechos a cambio de nada. No contabiliza deberes, al menos no en la retórica discursiva. Cualquiera, si pertenece a un colectivo o si se presenta como víctima, tiene derechos exclusivos. El derecho asociado a la libertad y la autonomía del individuo como reverso de sus obligaciones se ha ido degradando, puesto que los deberes han desaparecido de la retórica política. El derecho ya no es una concesión de la autoridad, tampoco la contrapartida de un deber, sino un privilegio que se otorga a sí mismo aquel que, con razón no sin ella, se considera maltratado o minusvalorado.

 

En eso consiste la retórica posmoderna que ha llevado al poder a los dirigentes populistas. Ellos tampoco tienen deberes, el primero dar cuenta de sus actos. Los ciudadanos ocupados en sus derechos, en sus privilegios, pues todos creen tenerlos, no están en condiciones de pedir responsabilidad a la autoridad, pues asumen que nadie tiene autoridad para exigirles que cumplan con sus deberes.

 

Si la autoridad se ha convertido en mera representación sin obligaciones es porque a todos nos ha convenido. Derechos tienen los inmigrantes recién llegados y los nativos, el hombre que trabaja y el que no trabaja, el artista con obra y el que no compone, el desahuciado y el obrero liberado, el amigo o el pariente del poderoso, el miembro del partido, el viajero, el pensionista varios años más allá de lo que ha contribuido, sin que en todos los casos queden claros los deberes que esos beneficios comportan. Los beneficios deben hacerse con arreglo a la ley y como contrapartida de obligaciones. La autoridad es irresponsable porque cada uno de nosotros lo somos. Un bucle del que nos costará salir, pero del que hemos de salir.

 

No todo el mundo acepta la autonomía ni la libertad que pueda cobrarse. Muchos, si no la mayoría, prefieren ser deudores. Quedar en deuda con quien les beneficia a cambio de de pasar inadvertidos, reclinados en la irresponsabilidad. Pasa de mí ese cáliz, quédate con el poder y haz lo que quieras, pero deja reclinarme, aplaudiré tus ocurrencias y cerraré los ojos ante tus desmanes.

 


martes, 3 de junio de 2025

Lo bello no era verdadero

 

 




No eran los peores quienes con voz tonitruante te condenaban al infierno, tampoco los de voz melosa, los que te ponían dulces en el oído, no, eran más bien los que empastaban las palabras, quienes las hacían rodar de su boca para que llegasen después de un tirabuzón hasta tus ojos, maravillados de su redondez, de su finura dorada, oradores, magos de las palabras, quienes te ataban al banco y te hacían levantar la mirada hacia sus manos, negramente vellosas, aferradas al borde del atril, luego hacia sus ojos concentrados en la elaboración y por fin a sus labios de los que salía el rumor ordenado, una pieza tan bien construida que el mundo entorno se evaporaba para no quedar más que la música del discurso.

 

Solo ha quedado uno en el recuerdo, el maestro, no lo que decía, sino el modo en que hablaba, el orden superior de las palabras, la concatenación, la armonía, uno aceptaba ser domesticado por la belleza del discurso. No hacía falta pensar ni analizar, se producía un automatismo mental, si era bello era verdadero. De aquel hombre, si es que no era algo más, un elegido que era como nosotros y algo más que nosotros, recuerda uno el porte, el modo de conducirse en público, su manera de caminar, su proximidad, la tendida mano cálida, y la distancia, pues en la proximidad se aceptaba su lejanía, su otredad, la mirada que nos dirigía iba más allá de nosotros, nos penetraba para fundir el tiempo, venía del tiempo sin tiempo y a él se dirigía. Tras él solo quedaba el rastro de la representación, de quien es más que un mero hombre.

 

Atrapados en la pertenencia, mantuvimos la fe en el mundo ordenado. Todo estaba bien y así había de continuar. La fe de uno se apoyaba en la creencia de otro. Fuera de la nave solo había hombres aislados, rotos, gente que no valía nada. Cada uno volvía a sus quehaceres sin abandonar la congregación, inconscientes pero cómodos en el pegamento flexible que nos unía.

 

¿Qué fue lo que alteró el tiempo? Algo se rasgó. Quizá los corrillos que se formaban a la salida, donde la charla sustituía al discurso ordenado. Se hablaba sin orden de cualquier cosa, el azar, el humor, los chascarrillos, cuando el sacristán y los oficiales ya no estaban. Al orden le sustituyó el temor y al temor la sospecha y solo cuando uno creyó estar en confianza pudo uno adelantar palabras prohibidas, después de saber que había palabras prohibidas. Desbaratado el orden del discurso, el mundo ya no volvió a ser el mismo.

 

¿Quién había concedido a aquel hombre la representación? Si uno ponía ahora atención a lo que decía, sus palabras estaban vacías, no contenían nada. Si se escrutaba su mirada, sus ojos estaban vacíos. Su piel tersa de antaño estaba surcada ahora de arroyuelos, las manos en el atril, crispadas. Ya no venía a darnos la mano cálida, era él quien nos temía. Alguien empezó a contar cosas que no hubiésemos imaginado. No era mejor que nosotros, sino peor. Él y sus cosas se convirtieron en historia que se narraba ante nuestros ojos chispeantes. De momento, éramos solo espectadores.



viernes, 7 de febrero de 2025

Creencias falsas


 


 

Hay quienes creen que el mundo es plano. Durante decenas de miles de años, las experiencias de la gente fueron consistentes con un mundo plano. La curvatura de la Tierra es tan leve que en el curso de una vida no era posible detectarla. Hay algunas inconsistencias sutiles, como el hecho de que el casco de un barco desaparezca tras el horizonte antes que los mástiles, pero esto es difícil de apreciar incluso para quienes tienen una vista excelente. Un modelo que diga que la Tierra es plana no solo es coherente con nuestras sensaciones, sino que es un buen modelo para ir por el mundo. Por ejemplo, hoy tengo que caminar desde mi despacho hasta la biblioteca para devolver un libro. Planear mi viaje a la biblioteca usando un modelo de Tierra plana funciona bien. No tengo que considerar la curvatura de la Tierra para moverme por la ciudad. En términos de supervivencia cotidiana, un modelo de Tierra plana es perfectamente válido, o al menos lo era hasta hace poco. Hoy en día, si uno es astronauta, o patrón de barco, o incluso un viajero internacional frecuente, creer que la Tierra es plana puede tener consecuencias graves e incluso letales. Pero si uno no es un viajero de larga distancia, entonces un modelo de Tierra plana aún sirve para la vida diaria.

                                                                     (Mil cerebros. Jeff Hawkins)

 

 ¿Por qué la gente tiene creencias falsas? ¿Por qué nos acomodamos en ellas contra toda evidencia de su falsedad? ¿Por qué esas creencias se hacen virales?

 

Está la experiencia personal: nunca he tenido la ocasión de verificar que la tierra es redonda, por ejemplo.

Está la sospecha: que los astronautas llegasen a la Luna en 1969 fue un montaje de Hollywood.

Está la creencia transmitida por la comunidad familiar, escolar, social o religiosa a los niños: Esto es lo que creemos. Ignora cualquier evidencia que contradiga lo que te decimos. Asiste en todo lo que necesiten a quienes piensan como nosotros y ellos harán lo mismo por ti.

 

Hay cosas que no podemos experimentar directamente y nos fiamos de aquellos en quienes confiamos. Desechamos cualquier evidencia que las contradiga. Una creencia falsa se da cuando el modelo cerebral, sostiene el neurocientífico Jeff Hawhins, cree que existe algo que no existe en el mundo físico.

 

Las creencias falsas proliferan en la mente de miles de millones de personas. Es inquietante que sigan creyendo en cosas que se ha demostrado que son falsas. Para muchos es más confortable vivir en una comunidad que mantiene creencias falsas que aislarse físicamente, lo que puede ser insoportable. Todavía muchos se congregan en un lugar periódicamente para reafirmar sus creencias, necesitan el contacto físico, pero hoy día es todavía más fácil pertenecer a comunidades virtuales a través de las redes sociales, seleccionando los vídeos adecuados.

 

"Si solo te fías de tus experiencias personales, es posible llevar una vida bastante normal y creer que la Tierra es plana, que los alunizajes fueron falsos, que la actividad humana no está cambiando el clima global, que las especies no evolucionan, que las vacunas provocan enfermedades y que los tiroteos masivos son falsos".

  

Si eres feliz en tu ignorancia, para qué cambiar.

 


miércoles, 5 de febrero de 2025

Visión bizca

 


A mis amigos, a mis primos, a Javi y Blanca, a Gauden, a Ricardo y a Ignacio, a tantos cuya mención hundiría en un mar de reproches y en un océano de irritación.

Hubo tiempos, no sé si llegó a ser una moda, que personajes famosos lucían un parche sobre uno de sus ojos, puede que por coquetería o por excentricidad, acaso por haberlo perdido, luciendo una personalidad diferenciada. En la España barroca lució el parche la duquesa de Éboli. Más modernamente, James Joyce lo llevó, también Jon Ford, Raoul Walsh, Fritz Lang, Nicholas Ray o Sam Fuller, todo un distintivo entre los directores de cine clásico.

No sé si lo mostraban en toda ocasión o solo en público. Tampoco si eran tuertos de verdad o lo simulaban. En todo caso, algunos estaban renunciando voluntariamente a la visión estereoscópica que nos permite la simetría binocular. Cada ojo recibe una información distinta de las cosas que ve. La visión binocular integra en una sola imagen esa información separada. Por ello no tiene sentido amputar la mitad de nuestra visión, reducir a la mitad nuestra percepción del mundo. Y, sin embargo, es lo que la mayor parte de la gente hace. Unos se tapan el ojo izquierdo, otros el derecho.

Durante la mayor parte del tiempo, si no toda la vida, casi las dos mitades de la población, una ciega por la derecha y otra ciega por la izquierda, renuncian a la cabal comprensión de la realidad. En su desquicio tratan de tuerta a la otra parte y toman como ofensa que les adviertan de sus puntos ciegos. Por su voluntaria amputación ven distorsionadas las cosas, oscuro lo que está claro y luz cegadora donde no la hay.

En algún momento de sus vidas hicieron juramento de fidelidad ante la Santa Biblia o ante los dos tomos del Capital, ahora, revisados los textos sagrados, están atravesando un fanatismo difícil de explicar, pues los textos que han sustituido a las grandes obras son menores y sus actuales sacerdotes son más mendaces, más inútiles y corruptos que nunca.

Dentro de la fauna que espera la llegada del paraíso, sea terrestre o angelical, hay una criatura singular, la que ha decidido medioamputarse los dos ojos, sustituida la visión directa por unas gafas binoculares que le dan una visión delirante de la realidad teñida al mismo tiempo de rojo y de azul.

 


miércoles, 1 de enero de 2025

Año viejo, año nuevo

 

No sucede a menudo estar en familia alrededor del televisor, solo unas pocas veces al año; la tele, para algunos la única ventana al mundo. Qué nos devuelve la pantalla cuando la miramos fijamente. ¿Somos tan idiotas? Puedes ir saltando de cadena en cadena, antes y después de las uvas, aunque el momento más esperpéntico sea el de las uvas. La profunda vacuidad de las vidas. Vulgaridad y desprecio.

 

¿No hay otro modo de estar juntos? Como si cualquier inquietud fuese una ofensa, como si hubiese llegado la hora para la mayoría del no lugar para la sorpresa. ¿Lo inesperado se ha extinguido? Si nos abandonamos a la ignorancia, si renunciamos al conocimiento, algo o alguien ocupará nuestro lugar. ¿Acaso era cierto, era cierto que estamos al final, que el destino se ha cumplido?


La prueba irrefutable de que 'los años' son cuerpos vivos es que, cuando te despiertas, se van, se escapan, huyen de nosotros para instalarse en una tierra suya, jamás volveremos a verlos. (de Fernández Mallo. Madre de corazon atómico. He sustituido 'sueños' por 'años').

 

Quizá hayamos tocado fondo y el 2025 sea diferente. Eso espero.

 

lunes, 6 de noviembre de 2023

Turbulencias

 


En tiempos de tribulación acudamos a los clásicos. Dos modos de enfrentarse a ella. En los postreros años de su vida, Cicerón tuvo que hacer frente a un doble quebranto, la confiscación de la República por parte de César y, lo más doloroso, la muerte de su amada hija, Tulia, en el año 45 ac. Durante semanas se encerró en su finca al sur de Roma, vagando por los bosques, desaliñado y lloroso, contraviniendo el código estoico que había enseñado toda su vida y que su amigo, Selvio Sulpicio le recuerda desde Atenas:


¿Por qué motivo te conmueve tan profundamente tu dolor íntimo? Piensa de qué modo se ha comportado la fortuna con nosotros hasta ahora: nos han sido arrebatadas aquellas cosas que los hombres deben valorar no menos que a los hijos: la patria, la honestidad, la dignidad personal y todos los honores. Con este cúmulo de desgracias, ¿qué puede añadirse al dolor? O ¿qué corazón entrenado en estas lides no tiene que estar endurecido en este momento y subestimar todas las cosas? Sin embargo, veo que estás sufriendo por ella.


Cicerón salió del pozo profundo en el que estaba escribiendo la Consolatio, para consolarse a sí mismo, y, después, las Disputas tusculanas. Recobrado el ánimo, poco pudo hacer cuando de vuelta en el Senado se enfrentó a César primero, aunque no participase en la conspiración de Bruto y Casio, y, luego, al triunvirato de Antonio, Octavio y Lépido, quienes ordenaron su muerte. Sus asesinos fueron indignos exhibiendo en Roma su cabeza y manos cortadas como prueba de la muerte del mayor opositor a la dictadura, un último episodio, frente a las otras aflicciones de su vida: el exilio, la proscripción y la muerte de su hija, que, según Tito Livio, Cicerón arrostró con dignidad. Cicerón recuperaba su estatura moral, en la línea de Sócrates, ejemplo que un siglo después imitaría Séneca.



El otro modo de soslayar las turbulencias en que los acontecimientos mundanos nos envuelven es el que nos ofrece el ejemplo de Samuel Johnson. Después de que Inglaterra perdiera las colonias americanas, en 1783, James Boswell le preguntó “si las «turbulencias» de la vida pública no le habían «inquietado un poco, señor». Johnson le respondió con su tono más altanero y desdeñoso:


«Sandeces, señor mío. Los asuntos públicos no inquietan a nadie. Nunca me han quitado ni una hora de sueño ni el apetito para comerme una onza menos de carne».


Ambas citas están tomadas de En busca de consuelo, de Michael Ignatieff.