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jueves, 13 de enero de 2022

La democracia como ficción

 

La democracia se sustenta en esa capa de población que llamamos clase media. La que paga los impuestos, la que vota en las elecciones y la que sigue el gusto, las costumbres, los referentes culturales mainstream. Hay dos o tres partidos que la representan, uno o dos sindicatos que mantienen sus 'derechos adquiridos' y un conjunto de clérigos que la mantienen viva aportando palabras frases argumentos para que la ficción de pertenencia no decaiga. Las leyes que salen del Parlamento se adaptan a sus necesidades. Hay una dialéctica entre la parte más vanguardista de esa clase y el conjunto de ella para aventurarse en territorios problemáticos como el matrimonio gay, la eutanasia o las energías limpias, y otros que se oponen para que el juego siga vivo.


Se suele definir la economía política como la gestión de recursos escasos. El gasto del Estado no llega a todos los sectores sociales por igual. La clase media es la beneficiaria natural del gasto, también la que paga los impuestos. Para mantener los derechos adquiridos: trabajo pensiones sanidad educación, ha de haber una parte que obtenga menos y otra que obtenga más. Para que la democracia funcione, una amplia capa social ha de estar cómoda sentirse de algún modo privilegiada para apoyarla. Ser funcionario por ejemplo es un privilegio en tiempos en que el trabajo estable es un recurso escaso. También tener una pensión decente o trabajar en empresas que dependen de suministros o servicios al Estado. Esa capa media de la sociedad se acoge al privilegio del trabajo estable con sueldo garantizado. En teoría, el acceso a los puestos de la administración es libre, sin embargo por la mala educación y la desatención social y familiar hay una importante capa de la población que no puede acceder a esos puestos. Está condenada al trabajo precario, al desempleo juvenil, al paro.


Luego está el tratamiento que la prensa hace de la política, en la mayor parte es un cotilleo. La información política va de personajes de carácter, guiones mejor o peor aprendidos, tramas de coaliciones, rupturas y traiciones, donde cada día hay un capítulo que no varía sustancialmente del día anterior, excepto cuando se acerca el fin de temporada y urge la necesidad de dramatizar el cambio, en el que nos entretienen toda una serie de ganapanes en las radios y las televisiones. ¿Cuánta gente vive en España de esa tramoya? ¿Cuánta gente necesita que esa ficción se mantenga cada día y que hace todo lo posible para que no decaiga?


No sé si esa ficción es necesaria, buena parte de la sociedad podría vivir sin ella, aunque otra parte sin duda no, gente que necesita referentes direcciones enganches motivaciones. Desconozco el porcentaje de unos y otros. Lo que es seguro es que los recursos están desigualmente repartidos. Que hay una parte importante de la sociedad que no es atendida y que es necesario que siga siendo así para que los recursos se distribuyan de forma desigual, beneficiando a la clase media. La clase media necesita la ficción de la democracia, el sistema político necesita a la clase media. El proceso civilizatorio ha avanzado ensanchando la base del bienestar a una parte cada vez más amplia de la población, pero me temo que hay un límite que impone la barrera de los recursos limitados. ¿Dónde está el límite, por ejemplo, de los recursos energéticos necesarios para mantener el actual bienestar de la población occidental cuando esta se va ensanchando dentro de los países a una capa de población cada vez más amplia y en el mundo o un número mayor de países? Parece una constante que el bienestar ha funcionado mientras se ha mantenido la desigualdad, una parte vivía bien y otra peor. La política consiste en extraer parte de los recursos comunes en beneficio en primer lugar de los peones políticos y en segundo lugar de sus representados a costa de la totalidad de la población. Ahora gracias al éxito de los propagandistas de la democracia como ficción todo el mundo, las capas bajas de Occidente y los países del resto del mundo, quieren vivir como se ve que viven los habitantes de cualquier ciudad de Occidente. ¿Es posible trasladar el bienestar a todo el mundo? ¿Hay recursos energéticos suficientes? ¿Está preparada la clase media para vivir un poco peor, para rebajar sus expectativas, a cambio de que se produzca una igualación universal?


Sin duda el ítem más exitoso de la ficción democrática es la igualdad de oportunidades. Sus apóstoles han abierto escuelas han saneado las ciudades han creado una red sanitaria. El objetivo era dotar de habilidades a la población para que se valiese por sí misma y al tiempo que se promocionaba la autonomía personal aumentara la riqueza del país. Ha sido un proceso lento en la medida de la vida de un hombre pero rápido y exitoso en la medida del tiempo histórico. La alfabetización ha sido extraordinaria pero siempre ha sido un proceso escalonado, el Estado ha ido generando cada vez más recursos que ofrecía a la población, pero siempre había una parte que quedaba fuera, un desequilibrio necesario para que el sistema de bienestar funcionase porque no hay recursos para todos. Alguien podría pensar que la lucha por la igualdad es incompatible con la promoción de la excelencia. No es así. La excelencia en cualquier rama del saber y de la técnica es el medio que tenemos para ensanchar los recursos. Estos gráficos parecen demostrarlo, que el aumento de la población es nuestro mejor recurso. Lo que no impide que la distribución de los recursos y el bienestar sea un sistema escalonado con grandes diferencias entre los distintos niveles sociales. Se ve con claridad cuando hablamos de los superricos, pero también cuando nos fijamos en las grandes poblaciones de superpobres. 


¿Hay un límite? ¿Puede ofrecerse a toda la población lo mismo? ¿Llegaremos al límite energético que la Tierra puede ofrecer? Al mismo tiempo que la clase media se ensancha en cada país y a nivel mundial, en cada vez mayor número de países, aparece la amenaza del agotamiento de los recursos. ¿Qué sucederá cuando la clase media vea que su bienestar es cada vez menor, más reducidos los beneficios que el Estado, la democracia, le puede ofrecer? ¿Existe el riesgo de que una pequeña capa de la población, los superricos digamos, se apropien de bienes necesarios pero escasos, podrían separarse aislarse, crear un mundo aparte protegido, Marte, pongamos por caso?




miércoles, 2 de septiembre de 2020

Tomar la democracia en vano

 

El autor de este ensayo, más que artículo, habla de tres fuerzas políticas, conservadurismo, liberalismo y todas esas corrientes alrededor de la identidad que agrupa como marxismo o neomarxismo más bien. El sistema democrático viene de las ideas del liberalismo surgido de la ilustración. Libertad e igualdad por encima de todo, pero también las instituciones democráticas, la separación de poderes y todo lo demás. La cuestión es ¿quién cree en la democracia y respeta sus reglas y quién la toma como mero medio para tomar el poder y una vez conseguido no devolverlo. Hay muchos ejemplos. A muchos no les gustará nada, pero el debate que plantea está más vivo que nunca. ¿Está la democracia en peligro?, esa es a cuestión.

miércoles, 3 de abril de 2019

El puente del tiempo



            Hay una forma sabrosona de disfrutar del periodismo. Es ver cada mañana sus mañas, sus sesgos, sus contradicciones. Todos los periódicos los tienen, pero los que proclaman su independencia, más. Es fácil prescindir de la prensa de partido o de la ideologizada, es más, hay que hacerlo si queremos mantener cierta integridad. Nuestro periódico de referencia va cambiando de línea editorial según lo exija la inyección de capital de subsistencia, lo que ha ocurrido varias veces en los últimos años. Pero como es un periódico grande y antiguo mantiene ciertas inercias. Hay que distinguir entre periodistas y opinadores. Si sigue siendo un periódico que merece la pena seguir leyendo es por sus periodistas. En las líneas de fractura social y política del país es donde más se nota la esquizofrenia del periódico. Ninguna otra como la información sobre Cataluña y la información sobre el juicio del procès. En general asigna la información política de la comunidad del noreste a periodistas de allí, formados en las facultades de allí, cocidos en la atmósfera atosigante de allí. Las entrevistas que hacen a quienes no representan el mainstream dominante son divertidísimas. Yo siempre leo las preguntas y, en general, paso de las respuestas, porque cada una representa un tópico incontestable, un destello de su alma podrida. Veamos, como ejemplo, una y dos. El epítome de ese periodismo atornillado es esta periodista, que fue defensora del lector en el periódico. En ella la información es sustituida cada vez que escribe por los lingotes de plomo que guarda en su cámara acorazada. Por supuesto, merece la pena seguir leyendo las crónicas internacionales del periódico, la divulgación científica, la información cultural, pero hay que saltarse las páginas de información política nacional, tan sesgada como vomitiva, salvo a Pablo ordaz.

           Estos días, el periódico nos ofrece piezas de gran disfrute. El contraste entre las crónicas del juicio que ofrece Pablo Ordaz, ejemplo de buen profesional, claro, conciso, sin apenas retórica, entreveradas con rasgos de humor, frente a las apostillas exculpatorias, sesgadas, brumosas que, justo debajo de la crónica, ofrece cada mañana XVF, buen amigo de sus amigos políticos indepes, primer oficial del tercerismo, señalando la manera correcta de leer el juicio, indicando a los jueces cómo deben proceder, saboteando al bueno de Pablo Ordaz, es mi solaz mañanero.

          Cuando leo a Pablo Ordaz, como hago cuando leo libros o veo videos de alguien a quien considero íntegro, me asalta el temor de que ceda, de que alguna bola de billar en movimiento le haga cambiar de dirección, de que una voz pausada e influyente modifique su punto de vista. Seguramente no todos, acaso la mayoría de los profesionales públicos, aquellos en quienes se asienta el fluctuante estado de opinión, sean conscientes de los tirantes de acero que sustentan con su labor el puente por el que pasa nuestro tiempo. No es cierto que un pelotón de fusileros salve en el último instante la civilización, pero de la fortaleza moral de unos cuantos depende que la corrosión de los tirantes no avance demasiado rápido.



martes, 20 de noviembre de 2018

Marchena renuncia


            Hay valores intangibles que son superiores a los materiales. Ser rico, hacerse millonario, ha sido durante estas décadas pasadas, aún lo es, un valor supremo. Es un hombre, un hombre con valor el que se ha hecho millonario. Todo el mundo querría ser Gates o Zuckerberg o Elon Musk. Aquí en España, Messi o Ronaldo. Espejos en los que mirarnos. Pero la cima de ese actual Olimpo no está al alcance de cualquiera. Los futbolistas han llegado hasta allí gracias a un don natural que no se le concede a todo el mundo. Los popes de la informática e internet han ascendido gracias a la combinación de ciertas habilidades con la suerte: estaban allí en el momento oportuno. En ambos casos deberían avergonzarse de su riqueza o al menos no hacer ostentación, es la naturaleza y el azar quien se la ha concedido. La sociedad tampoco debería encumbrarlos. Tener un cerebro privilegiado es puro azar. Hay otro tipo de valores que están a disposición de todo el mundo, que deberían admirarnos, que deberíamos premiar si se ponen a disposición del bien común. Un político que traza objetivos para el bienestar de la sociedad que lidera, un científico que empeña su vida en descubrir modos de curar enfermedades, hacer la vida más cómoda, disminuir las desigualdades, comprender los misterios de la naturaleza, un jurista que busca el mejor sistema para aplicar la ley de la forma más equitativa y justa, un maestro que se entrega a su profesión sin buscar recompensa, un periodista que explica las cosas del mundo prescindiendo de sus prejuicios. Todo el mundo puede ser responsable en su profesión, pero hay algunos que rompen los estándares por el bien común. Hay personas excepcionales sin necesidad. Algunos son recompensados con premios que les concede la sociedad: premios nobeles, medallas, honores, reconocimientos. ¿Quién ha hecho un mayor bien a la humanidad Watson y Crick o Messi y Ronaldo, Alexander Fleming o Elon Musk? El dinero premia a unos por encima de otros, pero no parece que sea la mejor escala de valor. A la larga no lo es. Al final, en la memoria de la humanidad quedan los hombres valiosos, aquellos que han unido a sus dones, a sus habilidades naturales, el empeño por encauzarlas en dirección al bien común.

         En algún momento nos quedamos a solas y meditamos. Hacemos balance de nuestra vida. Nos preguntamos, ¿he hecho algo valioso? Hay una forma de medir ese valor, algo que se nos concede y que perseguimos. La reputación. Más que el dinero y los honores es la reputación, ese intangible, lo que pesará en nuestra conciencia antes de que esta se apague. La renuncia del juez Marchena es un síntoma de que no solo hay una constante mejora en las condiciones materiales de la humanidad, todos los índices así lo indican, sino que también empezamos a mejorar en otros ámbitos más difíciles de medir, la integridad, el trabajo bien hecho, el desinteresado. El juez ha hecho balance de daños y ha visto que el desprestigio de asumir la bipresidencia era mayor que la dignidad disminuida de quedarse donde está. Frente a los vacuos honores que el pacto partidario le concedía ha preferido mantener en lo posible su reputación.


lunes, 26 de febrero de 2018

Un partido viejuno



            Ya sea su inacción, tan evidente en el caso catalán, como su acción precipitada en el caso de la prohibición de los presos políticos pixelados en la feria de ARCO, se constata la moribundia de un partido hasta ahora axial en la política de este país, hasta el punto de creerse y actuar como la conciencia autorizada del sentir de la nación. Como nadie se la ha disputado se ha echado a dormir, atrofiadas sus señales de alarma, lento de reflejos. No es que sus representantes sean viejos, algunos lo son y otros no aunque lo parecen, sino que piensan, actúan, se visten y se manifiestan como los genuinos, altivos, únicos e indiscutibles representantes y padres del ente llamado España. Pero se acabó. Quizá en algún momento eso fuese así, por incomparecencia del otro, los ciudadanos españoles les concediesen el don de ser España, pero el país ha cambiado, no lo reconocerían las momias resucitadas, pero tampoco lo reconocen los portavoces tronituantes que desde los atriles se agitan nerviosos hablando con palabras vacías a fantasmas envejecidos y a estandartes enterrados. Los españoles nacidos al mundo en estos años atrás, con sus grandes defectos formativos, su reducida visión cosmopolita, no muy distinta de la de otros tiempos, es posible que incluso un poco mejor, andaban en busca de reconocimiento, echaban en falta por decirlo así algo más de luz en el salón y una mayor amplitud social en el acceso a los cargos del Estado, coto cerrado hasta ahora de unas élites cooptadas dentro de una burguesía más o menos extensa que atesoraba méritos en escuelas y centros exclusivos. En eso los duplicados autonómicos, ejemplarmente el catalán, han seguido fielmente el modelo central. Durante un tiempo funcionó el pasado, tanto para el poder como para la oposición, como forma de legitimidad, pero ya nadie mira hacia atrás: las pensiones, la dependencia, la precariedad, el anhelo de igualdad, la agilidad de la administración, la competencia digital, la reordenación de las alianzas internacionales pasan hoy por las arterias envejecidas del Estado. Ese es el ser de España que clama por nuevos gestores con mirada fresca y sin conciencia de patrimonialización que rejuvenezcan las caducas estructuras.

            Había pensado este texto en singular, pero creo que le corresponde el plural. Si hay un partido concebido como Administrador del Estado e incluso como propietario de su vasta Geografía y albacea de su Historia, hay otro que nació y ha funcionado como Líder de la Oposición, incluso cuando ha gobernado largamente lo hacía, pues todo lo que dice y ha hecho es una reclamación continua a quien dice que el país es suyo, no disputándole por tanto la patrimonialización, sino pidiendo que distribuya mejor, reparta más extensamente, amplíe su cobertura, sin pensar demasiado en proponer de que modo se acreciente la riqueza común. Incluso partidos más recientes, pero muy antiguos en el modo de armarse, nacen como solo peticionarios, porque lo quieren todo y ya, sin importar si hay o no algo que repartir, pues creen que el Estado es un fondo sin fondo del que cualquier cosa se puede extraer.
En nuestra tradición, el Estado es un dios secular y, como tal, el proveedor ilimitado de gracias, privilegios y prebendas, pero sólo a los “buenos”, es decir, a los míos. En este contexto, la idea de responsabilidad personal se diluye. Sólo cuenta lo que se me debe inmediatamente y gratis. El Estado lo puede todo. En definitiva, contamos con la letra del constitucionalismo, pero la música no suena melodiosa del todo”. 

martes, 7 de mayo de 2013

Derecho a decidir y casta política


     

      Lo que está sucediendo en Cataluña es extraordinario. Extraordinario, pero comprensible. Si en general, los políticos tienden a pensar que la democracia es un formalismo que ha de ajustarse a sus necesidades, que pasan por mantenerse o auparse al poder, en Cataluña o pasan de ella o la retuercen hasta hacerla irreconocible.

            El derecho a decidir por ejemplo. Como demuestran cada día, ese derecho no tiene que ver con que los ciudadanos expresen su voluntad en las urnas, aunque sea una ciudadanía parcelada, acotada a una parte del territorio, no, de lo que se trata es de que si algún día el pueblo se expresa, sea para convalidar lo que la casta política ha decidido antes. Mucho antes de que el deseado referéndum se celebre, si es que llega a celebrarse alguna vez, esa casta está creando lo que ellos llaman estructuras de Estado, de tal modo que a la voluntad ciudadana solo le quede la convalidación, nunca la revocación. En realidad, como todo el mundo sabe, les importa un bledo lo que la gente opine. La última encuesta del CIS, que es la encuesta más seria que puede existir hoy día en España otorga a los independentistas un 33,7% de apoyo. Tampoco parece importarles lo que los socios europeos opinen o las consecuencias económicas y sociales de la independencia.

            Sucede que la casta política y parte de la empresarial está decidida por la independencia porque ven en ella oportunidades de poder y de negocio, sin que en ello no haya una gran dosis de ofuscación, y lo que quisieran sería rematar su obra con una la voluntad popular que esperan sea maleable. Y si eso no pudiese ser, con la presión, aumentar lo más posible su cuota de poder político.

            Pero lo más extraordinario de todo es la actitud del PSC, los socialistas de Cataluña. Siempre han remado en dirección contraria a los intereses de sus votantes, pero ahora están rizando el rizo. Sería incomprensible su posición si no se viese con claridad la diferencia entre casta y ciudadanos, la casta del partido siempre ha sido nacionalista y ahora tienen miedo a quedarse descolgados si la independencia tuviese lugar. Es sintomática la discrepancia entre Carmen Chacóny  sus compañeros. Estos quieren estar ahí, al día siguiente de la independencia. Chacón quiere tener la oportunidad de pertenecer a la casta política del Estado. Unos y otra luchan por pertenecer a una casta, por salvaguardar privilegios, los suyos propios. La opinión que tengan los ciudadanos les trae al pairo.

domingo, 3 de febrero de 2013

Credibilidad




La declaración de ayer del Presidente Rajoy fue enfática, no por menos esperada. Enfática porque pidió fe en su honradez, cuando de eso vive un político cada día, de la renovación diaria de la fe en su ejecución política, desde que es elegido hasta que acaba su mandato porque ha llegado al final o porque ha perdido la gracia,

Y necesaria porque todo lo demás está en cuestión. Podría decirse, la fe en el Presidente es lo que sostiene el sistema político:

Fe en Rajoy, frente a su ex tesorero convertido en un truhán que ha organizado un diabólico sistema de chantaje, en el que mezcla verdad con falsedad, difícil de desentrañar, aunque fácil objeto de desprecio,

Fe en Rajoy, frente a su partido desacreditado por la gurtel y por lo que se ve sin capacidad de reacción, frente a la oposición tan timorata, con tan poca fe en sí misma, o frente a políticos outsiders –Bono, Zaplana, Martín Villa- emboscados en fundaciones, y patrimonios, tan opacas y opacos como el patrimonio del propio Bárcenas,

Fe en Rajoy, frente a la prensa que le acosa con los papeles de Bárcenas, disminuida en ventas, cercenada su capacidad de presión (sin lectores, con fallos garrafales como la portada Chavez), una prensa que, si hasta los novelistas lo hacen con la no ficción, con más motivo ella, ha de acreditar lo que publica y explicar en qué condiciones ha obtenido los datos que ofrece,

Fe en Rajoy, frente a la Opinión Pública, también con problemas de credibilidad. ¿Dónde se mide su credibilidad? ¿En los manifestantes que asaltaron las sedes del PP, que quisieron hacer lo mismo con el Congreso, tan disminuidos? ¿En los platós de televisión, en esos decorados chillones de Telecinco, tan llenos de bombillas y tan prestos a aplaudir a los gritones? ¿En las encuestas de opinión, tan puestas en cuestión cada vez que se confrontan con las urnas?

Rajoy se ofrece, pues, como salvaguarda de la credibilidad del sistema político español, “ensombrecido por la sospecha", según Oriol Junqueras, aunque éste ha tenido una contundente respuesta: “Cataluña acaba de pedir 9000 millones al Estado, y esta es la mayor declaración de dependencia desde su fundación” (A. Núñez Feijoo),

Rajoy reedita el “Sólo ante el peligro” que otros presidentes democráticos antes que él tuvieron que aceptar: Roosevelt tras el crac del 29 en EE UU, De Gaule después de la guerra en Francia, Adolfo Suárez después de la muerte de Franco. En eso consiste un líder, para eso lo elegimos. Por eso existe la democracia, en un rey no haría falta tener fe, sólo obediencia y sumisión.

martes, 29 de enero de 2013

Aventureros y ventajistas en la reforma constitucional




            ¿Toda esta gente que habla de reformar la Constitución ha medido las consecuencias? ¿Creen que con sólo plantear la reforma podrán pasar sin más las ideas que vienen barajando? ¿Acaso dan por hecho que todo el país les seguirá? ¿Acaso creen que un pacto entre las élites políticas y los grupos de presión bastará para que todo el país les siga? ¿No hay personas, partidos, asociaciones que quieren una reforma en el sentido contrario de la que ellos plantean? ¿Bastará esta vez con la amenaza, el chantaje de que si no se les da lo que quieren romperán la baraja para que el país entero les siga, aunque llamen retrógrados y reaccionarios a quienes se manifiesten en contra?

            Incluso, en el supuesto de que los principales partidos se pusiesen de acuerdo en los puntos que quieren cambiar, ¿la cabreada, malhumorada gente de la calle, tan hastiada, irían como corderitos a votar en referéndum lo que le propusiesen?

            Más, los partidos nacionalistas, independentistas, ¿no verían la ocasión, se les ofreciesen los cambios que se les ofreciesen, para decir no, para hacer fuerte su rechazo al sistema político español?

            ¿Se arriesgarán los partidos grandes a ofrecer una constitución que podría tener menos apoyo que la vigente de 1978? ¿No les asusta la pérdida de legitimidad que eso supondría?

miércoles, 13 de julio de 2011

Cuestiona la autoridad. Piensa por ti mismo

Joichi Ito, 44 años, director del Media Lab del Instituto tecnológico de Massachusetts:
Cuestiona la autoridad. Piensa por ti mismo. Sé libre en tu modo de actuar. Y permite el libre acceso.
El mercado asume que todo el mundo es egoísta y que el comportamiento egoísta es la fuerza que permite la asignación de recursos. Esta metáfora funcionaba en un contexto de escasez. No creo que los mercados y los banqueros vayan a arreglar esto. Creo que, de algún modo, algo contribuirá a que cambien las cosas. El software de código abierto, las ONG, los emprendedores sociales, las redes sociales e Internet servirán para dar el poder a la ciudadanía. 
El voto es una manera muy pobre de saber lo que la gente quiere. En el pasado era la única forma de recoger la opinión popular, pero la gente ahora puede hablarte directamente a través de las redes sociales. Creo que las voces serán más importantes que los votos. El periodismo es importante, pero lo importante es encauzar la voz de los ciudadanos, como ocurre con los procesos de democracia deliberativa: tomas una muestra aleatoria de población, la encierras en un cuarto y los pones a debatir; al final, esa muestra de gente es capaz de llegar a tener una opinión muy específica sobre cuestiones complejas como los impuestos o el sistema de salud. El ciudadano medio tiene mucha más capacidad de participar en la gobernanza de lo que se piensa, si se le da la información adecuada y se le hace ver que su voz está siendo escuchada.
Yo creo que se puede cobrar, pero hay que ser cuidadoso con dónde cobras y por qué cobras. Conseguir que el cobro venga en la cuenta de teléfono, por ejemplo, no es una mala idea. Hacer que alguien pague por leer un artículo causa una gran fricción. La publicidad es una manera indirecta de cobrar. Hay que pensar en el consumidor y en el producto: no hay problema en cobrar, pero no puedes cobrar por cosas que la gente no quiere.
Al principio será difícil porque el cliente está acostumbrado a ser tratado como un criminal pero cuando pasen unas generaciones, será un mecenas, un patrocinador. No pagará por lo que no le gusta, pero sí por lo que le gusta. El problema es que se ha roto por completo la confianza entre el consumidor y el creador. Si se reconstruye la confianza, el dinero fluirá. Solo hay que librarse de los intermediarios. Nadie quiere pagar a los grandes medios de masas porque no los ven como amigos. Si conectas directamente al periodista con el lector o al músico con los fans, se solucionará el tema de los pagos".

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Nigel Kennedy (Brighton, 1956), violinista,
Solo tengo dos barreras infranqueables: odio la música country y el tipo de música donde la gente hace como que toca un instrumento o que canta ante la cámara. No lo soporto. Se ve mucho de eso en televisión con gente como Madonna. El playback es una mierda. No está mal tener algunos elementos grabados, pero si estás delante del público, te jodes y tocas. No hay otra.
En la música clásica nunca he entendido el motivo por el que todo el mundo debe vestir la misma ropa, como si se hubieran puesto de acuerdo en hacerlo. Es algo que no me ayuda a mejorar mi música, si acaso hace que sea peor. Por eso, desde el primer momento, he pasado de todo eso. Quiero vestir algo que me permita moverme y sostener el violín de una forma natural, esa es la razón por la que llevo el mismo jodido traje desde hace 12 años.

domingo, 27 de febrero de 2011

Dignidad & indignidad


De vez en cuando los pueblos, es decir, la gente, dicen basta y se sacuden la tiranía. El momento y el lugar son imprevisibles, pero ha sucedido muchas veces. La dignidad hoy está en esos jóvenes árabes que salen a la calle sin miedo.
El día 19 me reuní con mis oficiales y les pregunté qué querían hacer. Les recordé que todos nos enfrentábamos a la pena capital si decidíamos enfrentarnos al régimen. La mayoría estuvo de acuerdo. Dos días después me dirigí a la mezquita, en la plaza, para unirme a los manifestantes.
Conseguiremos traer la democracia. Somos un país grande con muchos recursos y riquezas y poca población. Podría llevarnos una década o más, pero lo lograremos.
Cuando supe lo que estaba ocurriendo en Bengasi y en otros puntos del país, los asesinatos... un líder masacrando a su propio pueblo con mercenarios, supe que no podía seguir respaldándolo.
No esperamos nada de ellos [las potencias occidentales o de Naciones Unidas]. Hace una semana que los libios están siendo asesinados y no han hecho nada. Creo que les preocupa más la economía que las personas. Deberían saber, ya que viven en países democráticos, que también nosotros necesitamos democracia y libertad. General libio Suleimán Mahmud.

Aznar, amigo de Gadafi
 Uno de mis contactos en Libia me llamó hace unos días, justo antes de que cortaran todas las líneas. Me dijo: "Es horrible, mucho peor de lo que se piensa. Por favor, decid que necesitamos ayuda".
La indignidad está aquí. Una vez más, nuestros representantes nos han traicionado. ¿De qué nos sirven políticos que sólo alzan la voz cuando ya no hay riesgo alguno? Cuando ven que Gadafi está a punto se desfallecer, sólo entonces hablan de sanciones y de no sé que pruebas de potencia. Humillan a quienes les hemos elegido, a quienes representan. La democracia tal como funciona es una farsa. Nuestros políticos no actúan como meros representantes de sus países, actún como dueños de la cosa.

Ah, y

En Egipto, por ejemplo, a menos que la presión popular continúe, obligando a las Fuerzas Armadas a aceptar reformas más profundas, la revolución solo habrá servido para reemplazar una pequeña élite corrupta por otra.

jueves, 22 de abril de 2010

Extensión del campo de batalla


La democracia en Grecia fue un paso, insuficiente, pero mejor que aquello a lo que sustituía. La restauración del concepto en el XIX fue otro paso, también muy insuficiente. Ni siquiera cuando se universalizó el sufragio se llegó a la meta. El sistema liberal es una creación de una clase social para mantenerse en el poder y legitimar sus privilegios. Todavía seguimos en las gradas aplaudiendo y aceptando lo que nos ofrecen.
Pero las cosas están cambiando, quizá más rápido de lo que se podría esperar.

El discurso de despedida a Samaranch del príncipe Felipe (no encuentro el discurso completo; ponen el principio y el final, para ahorrarle el bochorno) sólo se entiende en un contexto que ya no existe, cuando sólo había una emisora de televisión, y radio y prensa trasmitían al unísono. Ahora rezuma con la claridad del contraste con otros discursos libres, limpios, directos: su pazguata levedad, su insoportable cursilería. Yo mismo he llegado a pensar que el príncipe había sido cultivado en las mejores universidades.

"Ahora las masas tienen un enorme acceso a la cultura que nunca han tenido. Y ese acceso constituye la verdadera riqueza, que no da el dinero. Dentro de 10 años ya no habrá una élite que controle el acceso a la cultura y entonces las cosas cambiarán increíblemente rápido". (Gabi Asfour).
 Cuenta Anita Patil en el Times: D. Sharon Pruitt, de 40 años, vive en Utah. Después de unas vacaciones en Hawai, colgó sus fotos en Flickr. Getty Images se dio cuenta de la calidad de sus imágenes, y ahora le da un cheque mensual cada vez que los editores o anunciantes piden permiso para usar sus imágenes. Cada vez hay más aficionados en esa situación, por lo que a los fotógrafos profesionales les resulta más difícil ganarse la vida.


El avance tecnológico ensancha la democracia, la saca del bucle del voto cuatrienal. ¿Qué ocurrirá cuando los jóvenes africanos tengan el mundo al alcance de un clic, sin nuestros prejuicios, con la mente limpia? Todos saldremos ganando cuando comprendamos que un hombre es un  hombre es un hombre es un hombre.



Las impresoras de HP 3D, que imprimen en plástico ABS en tres dimensiones. El producto en casa sin intermediarios, un inesperado invento.

Transforman los bits en átomos, descomponen la pieza a reproducir en capas, que luego se van rellenando de plástico ABS, licuado por la propia impresora. Cada bobina de cable de plástico cuesta 150 euros y permite imprimir de ocho a diez piezas, según su tamaño. Una llave inglesa, por ejemplo, cuesta 18 euros.

miércoles, 14 de abril de 2010

De Bonos, Montillas y Matas

El elemento clave de la democracia es la igualdad de oportunidades. La seguridad, una vida cotidiana regulada, un sistema de educación público, una sanidad pública, lo puede garantizar cualquier otro sistema, así lo hicieron, por ejemplo, el franquismo o el estalinismo, y lo hace el castrismo, pero sin igualdad de oportunidades no hay democracia y la democracia debe ser la garantía de la igualdad de oportunidades,
por eso quiero saber,
si el extraordinario patrimonio del Presidente del Congreso, José Bono, lo ha obtenido por su esfuerzo y dedicación o por razón de su cargo; no me interesa tanto saber si el incremento lo ha logrado por medios lícitos o ilícitos, sino que me informe si es el resultado de un privilegio, si está en relación al desempeño de sus muchos cargos políticos; por ejemplo, por qué Planeta le adelanta 700.000 euros por un libro aún no escrito,
como quiero saber si la exitosa dedicación empresarial de su esposa, Ana Rodríguez, está relacionado con las frecuentaciones de su esposo, es decir, si ambos habrían obtenido tal patrimonio al margen de la política,

también quiero saber si los cuantiosos puestos en consejos de administración de la esposa de Montilla, Presidente de la Generalitat, los hubiese obtenido de forma natural, gracias a su talento, sin la mediación o sin la influencia directa o indirecta de su esposo,

los jueces dictarán sentencia, pero además quiero saber si el cuantioso patrimonio de Matas, ex Presidente de Baleares, lo habría obtenido igualmente sin la mediación de la política,
me basta con sólo tres ejemplos, sé que la lista es casi infinita,

por eso, me traen al pairo las razones ideológicas de los que ayer hicieron frente en defensa del juez Garzón, -son hombres del pasado, retrógrados, no les importa la democracia, la igualdad ante la ley, sólo poner la ley al servicio de su ideología, su rostro está marcado por el resentimiento- porque lo que quiero saber es si este juez ha infringido la ley, si como consecuencia de ello no ha dedicado su tiempo de juez generosamente remunerado con dinero de todos a instruir causas relacionadas con el amiguismo, el nepotismo, la corrupción, causas que nos afectan y que minan la salud de la democracia, en lugar de querer enjuiciar a hombres muertos,

por eso me preocupa la salud de la prensa, el decaimiento de su prestigio, porque en lugar de descubrir las marrullerías de quienes se saltan la igualdad de oportunidades, sólo parecen ocuparse del pasado o de la lucha ideológica contra sus adversarios,

por eso me preocupa la salud de la escuela pública, tan abandonada por quienes llevan a sus hijos a colegios privados, porque la escuela pública es o debería ser el auténtico ascensor social, uno de los pocos medios que tienen los humildes para hacer valer sus méritos y talentos, ¡y eso no está sucediendo!

Sin igualdad de oportunidades no hay democracia.

domingo, 26 de julio de 2009

La revolución de la equidad

No sé si la próxima, pero hay una revolución democrática por hacer en toda Europa y en especial en España. Es la revolución de la igualdad de oportunidades o, mejor, de la equidad, para distinguirla del señuelo ideológico vacío de la igualdad. Entre otras cosas eso significaría dar un revolcón a las élites políticas y económicas.
Estoy harto, por ejemplo, de oír decir, cuando sale a relucir el pasado franquista de los padres de muchos próceres de hoy , tanto en la derecha como en la izquierda como en el nacionalismo, que los hijos tienen derecho a cambiar de opinión o de bando o que los hijos nada tienen que ver con los padres. Que gran grosería. Hay muchas razones para opinar lo contrario. Apuntaré sólo tres:

1. Los hijos de los próceres franquistas -y para redondear de los que han conseguido un patrimonio gracias a la corrupción o el privilegio- siempre han tenido el riñón cubierto. Han podido aventurarse en lo que les haya dado la gana -que bien quedaba en las novelas el bala perdida que volvía a casa era perdonado y se reintegraba a la empresa familiar para seguir siendo igual de hijo de puta que su padre.

2. Los hijos de los privilegiados tuvieron la oportunidad de estudiar con la mente libre, sin tener que preocuparse por la pobreza familiar, pudieron ir a la universidad y dedicar todo su tiempo a estudiar, hacer una carrera o dos o tres, escogiendo la que les diera la gana, con todo el tiempo por delante, sin tener que trabajar y estudiar al mismo tiempo.

3. Los hijos de esa gente cuando acabaron la carrera tuvieron acceso a una red de contactos, independientemente de la brillantez de su expediente, pudieron optar a puestos de trabajo con los que no podían ni soñar los hijos del arroyo.

Así que no me vengan con cuentos de que pueden cambiar de opinión y de que nada tienen que ver con sus padres. Si los conocemos como ministros, escritores, empresarios se debe a ese conjunto de factores que han heredado de sus padres franquistas o corruptos o privilegiados. ¿Alguien conoce a uno de esos hijos que haya renunciado al patrimonio paterno y beneficios derivados porque tenía ideas diferentes a las suyas o porque consideraba que ese patrimonio estaba manchado?
Y encima hemos tenido que tragarnos esos libros de memorias de algunos de esos hijos que revisaban el pasado, su infancia rodeada de monstruos, sus actuales ideas progresistas, sin poner en cuestión el lugar de privilegio que siguen ostentando y no por sus méritos precisamente.

Emmanuel Carrère, hijo de mamá y de papá, en su Una novela rusa, lo reconoce con claridad.

lunes, 6 de julio de 2009

Implacables con el débil, complacientes con el fuerte

Honduras. Un presidente conservador, hijo de la oligarquía local, quiere obtener un nuevo mandato presidencial. Como la constitución no se lo permite opta por reformarla a golpe de plebiscito, a lo Chávez. Sus compis de la oligarquía no se lo permiten y lo echan del país. Golpistas son el uno y golpistas los otros. Pero nuestros gobiernos europeos han decidido que sólo unos son los golpistas. Así que nuestro presidente decide retirar a su embajador de Tegucigalpa.

Para saber qué es lo que está sucediendo en Xinjiang hay que bucear en las páginas de los periódicos o en los buscadores de noticias. La propia agencia de noticias china habla de 140 muertos, parece que son muchos más. A quién le interesan las protestas de este fin de semana de la etnia uigur, a quién sus muertos. No se sabe de ningún país europeo que haya retirado su embajador de Pekín. Tampoco de Teherán, por cierto. EEUU pide 'calma y contención a todas las partes'. Honduras y China, véase la diferencia.
"Queremos los derechos humanos que garantiza la ONU. Legalmente, las mujeres en China pueden tener dos hijos, pero cuando las uigures están embarazadas del segundo tienen mucho miedo porque las autoridades chinas suelen obligarlas a abortar (...) En los hospitales se esteriliza forzosamente a las madres uigures (...) Además, nos tratan como esclavos. Nuestras mujeres son obligadas a ir a trabajar en un régimen de esclavitud en fábricas en el centro de China. El Gobierno de Pekín también practica una política de reasentamiento de la mayoría han en Xinjiang, lo que obliga a los uigures a desplazarse de sus hogares y empleos".
 

lunes, 29 de junio de 2009

Sociedades de privilegio y exclusión

Algunos creen de buena fe que cuando les aseguran que vivimos en una sociedad democrática eso quiere decir que vivimos en una sociedad de igualdad de oportunidades. Pero no es así. Casi todo el mundo  acepta que el franquismo se construyó para privilegiar a unos grupos sobre otros: la Iglesia, el ejército, los adictos, los funcionarios del estado o del movimiento. Así se entiende todavía con la mafia en el sur de Italia, el peronismo de los piqueteros argentinos o lo que intenta Evo Morales en Bolivia. ¿Por qué no se ve que en nuestro país también hay privilegios, aunque se presenten disfrazados con ropajes que les ocultan convenientemente?

Por supuesto, si hay privilegios hay exclusión, los privilegios se levantan a costa de alguien que no los tiene o que carga con su coste. Veamos. Para que se mantengan esos privilegios tiene que haber una fuerza disuasoria que impida su abolición. Esa fuerza puede ser el terror ejercido mediante el asesinato político, el chantaje político o sindical o la amenaza del empleo de la fuerza.
Los sindicatos profesionales -maquinistas de RENFE, pilotos de aviación- ejercen el chantaje del caos en periodos vacacionales. Los sindicatos llamados de clase mantienen los privilegios de sus afiliados con contratos indefinidos y derechos consolidados frente a los trabajadores jóvenes e inmigrantes con contratos temporales mediante la amenaza de la huelga. Así por ejemplo pueden obligar al gobierno a que subvencione la compra de coches para mantener una industria obsoleta e improductiva.
El País Vasco y Navarra tienen privilegios fiscales reconocidos por la Constitución. La fuerza disuasoria se llama ETA. Los nacionalistas moderados -vascos, catalanes- privilegian a sus adictos, afiliados y votantes -oposiciones, contratos, subvenciones- mediante leyes específicas y diferenciadas que excluyen a los que no conocen el idioma o no viven en su territorio. El chantaje consiste en la amenaza de la independencia o de la mobilización nacional o la utilización de una retórica agresiva e intimidatoria -fachas, españolistas- para quienes opinen a contrario.

En una sociedad de privilegio los excluidos son los débiles, no necesariamente los que a sí mismos se llaman excluidos, estrategema que suele utilizarse como chantaje. Son exluidos, los inmigrantes, los jóvenes, las mujeres de las capas más bajas -no las mujeres a secas-, las regiones más pobres del país. En las comunidades con ideología nacionalista, a la exclusión social propia de la clase o el sexo se añade la exclusión del idioma. Los que se escolarizan en un idioma distinto de su lengua materna tienen menos oportunidades para obtener una educación de calidad -la nueva Ley de Educación catalana es una forma de legalizar la exclusión y el privilegio- y por tanto para obtener buenos puestos de trabajo o para opositar en la administración pública.
El sistema de privilegios y exclusión no se sostiene sólo mediante políticos, partidos y medios de comunicación. Si en estas comunidades hay una tan amplia capa de votantes nacionalistas se debe a que ellos obtienen beneficios del sistema y esperan formar parte del grupo de privilegiados.