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miércoles, 16 de enero de 2019

A vueltas con la izquierda




                 El cajón de libros que exigen una lectura inmediata, si uno quiere estar al día, se llena muy a menudo. Quizá mucha gente no lea libros, pero no paran de salir editoriales nuevas y hay una pequeña parte de la sociedad lectora ávida de novedades. No me pierdo los artículos de Félix Ovejero, antes en El País, ahora en El Mundo, lo que dice mucho del signo de los tiempos. Me identifico con su evolución. La deriva reaccionaria de la izquierda recoge el espíritu y parte de la letra de esos artículos, así que para mí no representa una novedad, pero es un libro importante porque da con el adjetivo exacto, reaccionaria, que merece la parte de la izquierda que ha abandonado la lucha por la justicia, la igualdad y la libertad de todos para enfangarse en las reclamaciones identitarias. Aunque no solo, también se muestra comprensiva con la religión, aquella religión, por cierto, que enarbola antes que nada una identidad separada. También arremete Ovejero contra los enemigos del comercio, que no ven en la globalización un elemento de progreso y equidad para millones de personas que gracias a ella pueden salir de la pobreza. Hasta contra el progreso científico y tecnológico arremete esa izquierda reaccionaria. Ahora mismo, es un libro necesario en España, pero me temo que no lo leerán aquellos a quienes va dirigido.


              Aunque en muchos aspectos coincide con Ovejero, Slavoj Žižek no razona con la misma claridad, aunque es más divertido. Žižek se vale de ejemplos, metáforas, comparaciones que saca de la cultura popular para levantar argumentos enrevesados que no siempre sabe el lector adónde le llevan, incluso da volteretas conceptuales para aterrizar en el mismo sitio, como cuando, a propósito del último libro, El coraje de la desesperanza, sostiene que no es comunista sino ‘comunalista globalista’, una forma de salir de la doble evidencia de que el radicalismo populista puede ser radical porque sabe que no lo va a conseguir -la revolución, el cambio de sistema- y que para la humanidad desheradada la globalización es una esperanza. Es como si Žižek se estuviera amansando con su crítica a las políticas de identidad y multiculturalismo, al feminismo exhibixionista del me too que desatiende el sufrimiento de las mujeres corrientes, incluso del descontrol de la inmigración se ocupa, como si, en realidad, bajo el radicalismo provocador se ocultase un pensador burgués que busca la atención mediática.



                Un tercer libro trata de refilón el mismo tema, desde la perspectiva del desencanto de los hijos de los revolucionarios del 68. Es Hija de revolucionarios de Laurence Debray. No está a la altura de los otros dos. Aquí no hay análisis teórico ni preguntas sobre el estado de la izquierda, sino que aprovecha ser hija de quien es, de Régis Debray y de Elisabeth Burgos, para contar algunas anécdotas de su vida con famosos de la izquierda, desde un melancólico desencanto. Régis Debray es un caso más de hijo de la burguesía que se enamora de la revolución, sirve al Che y a Fidel, pero siempre con las espaldas cubiertas. De hecho después de sus años latinoamericanos será asesor de Mitterand. El experimento revolucionario lo hará en países lejanos no en la confortable Europa. Laurence traza un leve relato familiar con sus andanzas por los territorios en que ha crecido, Francia, Venezuela y España, con críticas nada incisivas a su padre y con un estilo bastante descuidado.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Datos para ser optimista




             La mayor parte de la población es pesimista sin causa. Una encuesta de 2015 a 18 mil ciudadanos repartidos entre 9 países. No estaba España. La pregunta era simple: "¿Cree que el mundo mejora?". La mejor cifra la dio Suecia: un 10% de suecos creen que sí. La peor Francia: un 3% de franceses creen lo mismo. Algunos datos laterales de la encuesta son puramente asombrosos: dos tercios de ciudadanos norteamericanos creen que la pobreza extrema se ha duplicado”. Pero los datos están ahí, en esta utilísima página: Our World in Data:

1. Pobreza. Desde 1990 hasta hoy mismo los periódicos podrían haber publicado cada día este titular: "El número de personas extremadamente pobres disminuyó ayer en 130.000".

2. Educación. En 1960 había más analfabetos (58%) que alfabetizados (42%). En 2014 la relación se ha invertido en estos términos: 85%-15%. Y los del 15% son todos viejos. Una proyección para el año 2100 sugiere que no habrá nadie sin educación formal y que siete mil millones de mentes habrán recibido educación secundaria.

3. Salud. En el año 2000 aún moría un 8% de la población antes de cumplir los 5 años. En el 2015 la cifra había bajado a la mitad. Tiene aún más interés esa cifra moderna que la remota de la mortalidad de niños en 1800: un 43%.

4. Libertad. En el año 1950 el 31% de la población vivía en una democracia. Hoy vive el 56%. El carácter del crecimiento se aprecia mejor cuando se piensa que 4 de cada 5 súbditos viven en China.

5. Población. Durante el siglo XX la población se cuadruplicó. Los demógrafos del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados, en Austria, calculan que hacia 2075 la población mundial dejará de crecer.

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¿Aporofobia, la palabra del año? Que va. Yo diría que Tabarnia ha tenido un éxito por encima de cualquier expectativa.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Europa, Europa



          La elección del joven Macron no ha sido una buena noticia para todos aquellos que sueñan con un mundo cerrado y enfrentado. Entre ellos Putin, Trump o La Sexta. Es decir, nacionalistas, fascistas, comunistas y populistas de toda laya.

“El ruso, el soldado ruso hoy, mostrando su valor y heroísmo como en todos los tiempos, está dispuesto a cualquier proeza, a cualquier sacrificio por su país, por su pueblo. Estos combatientes, soldados y oficiales, están hoy aquí en las filas del desfile en la plaza roja de Moscú. El país está orgulloso de ellos”

         Daba grima, en la noche electoral, ver a los comentaristas de La Sexta. El principal, al pie del crimen, es decir, en el lugar de celebración -en realidad de duelo- del Frente Nacional, acompañando al periodista como único comentarista, Jorge Verstingre, ayer fascista, como él reconoció, y hoy rojo de Podemos, esa mezcla irredentista del nacional bolchevismo importado de Rusia que está de moda en ciertos ambientes, que iba lamentando los datos negativos para su candidata, Marine Le Pen. Y en el estudio, un Miguel Urban, autodefinido como anticapitalista, quitándole la palabra a quien no opinaba como él.

        Pero como anunciaban las encuestas Francia no es Le Pen sino Macron, La Francia cerrada es minoría, la Francia europea, mayoría. Fue un momento para recordar, el domingo, el paseo de Macron al son del himno europeo hacia la tribuna. Los franceses inteligentes de cabeza fría y corazón moderado son más que aquellos a los que atrae el abismo. Al contrario que en Cataluña o el País Vasco y más también que en el conjunto de España. Los franceses están mejor educados, también son más ricos.

       Sobre Macron:
“Lo principal para nosotros, como europeos, es que esto es la victoria de Europa y de un europeo. Él es visceralmente europeo, pero lo es como puede serlo la gente de la generación Erasmus, aunque él no haya hecho un Erasmus. No es la Europa como construcción intelectual de mi generación o de la anterior. Para él es la Europa natural”.


      Las expectativas no se cumplirán al 100 %, porque la política no es el freno de los irreductibles principios sino posibilidad y pacto. Pasará como con Obama, no hizo todo lo que prometió, pero no por eso ha dejado de ser uno de los mejores presidentes de EE UU.

martes, 17 de mayo de 2016

Enfrentarte a tu propio pueblo



     "Las convicciones hay que defenderlas de por vida. Para un escritor ruso enfrentarse al poder es una situación normal. Desde el siglo XVI es así. Lo que sí es más complejo es enfrentarte a tu propio pueblo."


     Tal vez la señora Alexievich crea que ésa es una situación peculiar del escritor en la Rusia autócrata. No. Ésa es ya la tarea fundamental, y urgente, del intelectual democrático.

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Javier Reverte:

     En plena batalla de Inglaterra, con los cielos londinenses infestados de aviones nazis, los ministros del Gobierno británico plantearon a su premier Winston Churchill la necesidad de recortar múltiples partidas presupuestarias para que todos los esfuerzos se concentrasen en la guerra. Churchill era un político del sector más conservador de su partido y un absoluto defensor de la lucha contra Hitler; pero cuando uno de sus ministros sugirió reducir los presupuestos de la cultura —palabra que a los nazis les provocaba deseos de sacar la pistola, según unas famosas palabras de Goering—, brincó de su sillón y bramó: “Y entonces, ¿para qué combatimos?”

jueves, 12 de mayo de 2016

Velvet Goldmine

   
                        

         “El artista es el crea belleza sin poner nada de sí”, le dice el cantante al periodista y este le responde, “Pero a vosotros os cambio la vida”.


         No sé si esas frases contienen la verdad, quizá una parte, quizá muestren una verdad parcial, pero lo que es seguro es que aquellos artistas cambiaron el mundo, sin que nadie entonces lo sospechase, ni siquiera ellos mismos. Vista tantos años después, Velvet Goldmine no ha perdido nada, al contrario, creo, que ha ganado en significación, como la mejor de las tesis de sociología. Es una película maravillosa y además nos enseña donde estaba entonces el arte, no en las telas de los pintores, ni en la hoja en blanco de los poetas, estaba en los grupos de rock, en el Glam rock de comienzo de los setenta, el arte, esa técnica que además de crear belleza cambia el alma humana. A mí entonces me gustaba The velvet underground, me gustaban Lou Reed, David Bowie e Iggy Pop, me gustaba su música, de hecho era la música que más me gustaba, pero yo no sabía que eso era el arte y mucho menos que estaban cambiando el mundo. Aunque muchos han tardado en enterarse. Sólo ayer el gobierno italiano aprobaba la ley del matrimonio homosexual, aunque no se ha atrevido a llamarlo como tal.

domingo, 18 de enero de 2015

La libertad da miedo


           Ante una realidad nueva o confusa nos encontramos inermes por falta de vocabulario o porque las ideas que la pueden explicar no acaban de aclararse o de definirse, por eso cuando viene alguien con palabras nuevas o con un enfoque nuevo de pronto se despeja la niebla y el panorama se ilumina:



1. “Hace 10 años di una clase de filosofía en la cátedra de Niza y critiqué los argumentos de Santo Tomás de Aquino. En el descanso, un joven musulmán, muy amablemente, me dijo que no comprendía que criticara a Santo Tomás: si es santo, no se le critica”.

            “La libertad da miedo. Es el tema del último libro de Houellebecq, de hecho. Un taxista me dijo el otro día que procuraba no escuchar música porque la consideraba como una droga que hace olvidar las plegarias y los principios. Me decía que lo bueno que tiene la “verdadera” religión es que hay reglas para todo: para comportarse en familia, con los amigos, con los enemigos; hay plegarias antes de comer, antes de entrar al baño; es una vida enmarcada, uno está a gusto así. Era un hombre inteligente, pero no había posibilidad de argumentar, yo era un infiel”.

            “Creo que veremos la constitución de un partido político musulmán en Francia, igual que hubo demócrata-cristianos”.

2. La sociedad ha sustituido el pensamiento y la reflexión por el sentir, por la inmersión en las experiencias y, especialmente, el placer. La consecuencia es que el individuo retrocede y ya no sabe muy bien quién es porque se disuelve en las experiencias y en el placer".


3. “El populismo no significa obligatoriamente demagogia”.

domingo, 24 de agosto de 2014

La escala del odio



Hamás mató el viernes a 18 palestinos acusados de colaborar con Israel

            La primera manifestación del odio es la ignorancia deliberada del vecino, se hace como si no existiese, no se le tiene en cuenta para organizar la vida en común, se planea dando por sentado que el vecino no tiene nada que decir. En el final de la escala está su asesinato, aunque hay pasos intermedios. Se le asesina del mismo modo que empezó, sin darle voz, sin asistirle en un proceso. Aunque hay un momento fuera de escala, cuando el odio ha destruido la propia humanidad del odiador y este se convierte en máquina: el exterminio de los judíos por los nazis, ahora el de los jazidíes por el Estado Islámico en Iraq.

           Se distinguen en el tiempo y en el espacio los sistemas políticos que han saltado desde la organización tribal, religiosa, nacional, ideológica hasta aquellos en los que la posición comunitaria del individuo no cuenta y ofrecen igualdad de trato a los individuos. Es un puerto al que hay que llegar y no es una conquista para siempre. El mundo está lleno de sistemas antiguos, allí donde una parte de la población no existe, pero incluso la propia Unión Europea, un espacio creado para eliminar los privilegios y las desigualdades, no está exenta del furor comunitarista.



domingo, 15 de junio de 2014

La democracia es el antagonismo estructurado


Michael Ignatieff, catedrático dela Universidad de Harvard, fue el líder de la oposición liberal en Canadá hasta 2011:

La democracia es el antagonismo estructurado, no es la guerra. La batalla entre enemigos es la guerra. La democracia es la batalla entre adversarios. Porque además, el que es tu adversario hoy puede ser tu aliado mañana, como sucede en las coaliciones del norte de Europa”.

En España, ustedes tienen un Estado multinacional y la única manera de mantener la unidad nacional es si los catalanes y el resto de españoles se tratan como adversarios y no como enemigos. (…) Jugamos con las mismas reglas, simplemente no estamos de acuerdo sobre el modelo de país en el que queremos vivir, pero es normal y la democracia tiene que ser capaz de dar cabida a desacuerdos de este tipo. Lo importante es mantenerlo al nivel de una disputa democrática y no una guerra civil. Por eso, no puede haber enemigos en el Parlamento español, ni en el canadiense y tampoco en el ucranio.

Los populistas, de derechas o de izquierdas, ofrecen soluciones falsas a problemas reales. En Europa hay grandes problemas. Crisis económica, desempleo, enfado con los inmigrantes…, pero la gente siente que los partidos tradicionales no les ofrecen soluciones reales. La democracia no sobrevive sin soluciones a los problemas reales.

Hace falta liderazgo. Hay que plantarse frente al UKIP [antieuropeos británicos], a Le Pen [Marine, ultraderecha francesa] o a quién sea y decirles que se vayan a tomar viento. La gente vota a los políticos valientes.

El discurso antiinmigración me ofende moralmente. Es especialmente estúpido en sociedades como la europea con una población que envejece y no crece. La inmigración es la solución, no es el problema. Estados Unidos y Canadá tienen una demografía dinámica gracias a la inmigración. Si quieres una Europa libre de guerras, tienes que querer que haya rumanos y búlgaros en las calles de Madrid. Si quieres una economía dinámica, tienes que dejar que venga la gente que trabaja duro. No podremos tener una globalización moral a menos que resolvamos la cuestión migratoria. El miedo y la fobia europea a la inmigración son una vergüenza propiciada por una Europa mediocre, pequeña y provinciana sin cabida en la economía global.

No puede ser que en las democracias liberales sean las clases medias las que soporten el peso del Estado, porque eso es lo que está fomentando que la gente apoye a los populistas. Que las grandes empresas no paguen su parte de impuestos es un escándalo global. El problema es que solo la extrema izquierda propone una mayor carga fiscal para los ricos. Yo defiendo el capitalismo y no creo que sea el Estado el que deba redistribuir, pero también creo que todo el mundo, y repito, todo el mundo, tiene que pagar la parte que justamente le corresponde. Para mí, es un programa centrista, no de izquierda radical. Si no resolvemos la crisis fiscal, nos enfrentaremos a un problema global muy serio. Si no hay justicia social, el sistema simplemente no va a funcionar.

Los últimos 15 años han sido malos para los derechos humanos. Hemos secuestrado gente, torturado, invadido otros países, rechazado a inmigrantes. Las democracias liberales tenemos que ser autocríticas. Los derechos humanos deben ser el eje de la política. Si no, no estaremos gobernando. Estaremos simplemente gestionando el poder. Los derechos humanos son la redención del poder".

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Es decir, lo contrario de esto.

martes, 22 de mayo de 2012

Guerras de religión



            Aunque con una mirada torcidamente británica Civilización de Niall Ferguson aporta una utilísima visión sobre por qué, en los últimos quinientos años, Occidente le pudo al milenario Oriente. De momento me llaman la atención estas cosas:

1. Entre 1500 y 1800 España estuvo el 81 % de su tiempo en guerra contra sus enemigos extranjeros; Inglaterra el 53 % y Francia el 52 %.

Eso fue malo, muy malo para quienes las padecieron, pero esas guerras alentaron la innovación tecnológica, los estados rivales se hicieron más eficientes recaudando impuestos para pagar sus campañas o innovando en los métodos de los empréstitos públicos e impidieron que ningún monarca europeo alcanzase una hegemonía tal que impidiese a los demás la exploración de ultramar. Todo lo contrario de lo que sucedía en Oriente, donde la antaño poderosa China se trababa en un largo periodo de inmovilismo y decadencia.

2. El curioso monarca ilustrado prusiano Federico el Grande construyó una hermosa catedral católica de Santa Eduvigis en el centro de su capital luterana, permitió que los perseguidos europeos por asuntos de religión se asentaran en Berlín -"Aquí cada uno puede buscar la salvación como mejor le parezca", y eso incluía a los musulmanes-, y, al tiempo, opinaba del cristianismo del siguiente modo: 
“El cristianismo está plagado de milagros, contradicciones y absurdidades, fue engendrado en las febriles imaginaciones de los orientales y luego difundido en nuestra Europa, donde algunos fanáticos lo apoyaron, algunos intrigantes fingieron dejarse convencer por él y algunos imbéciles se lo creyeron de verdad”.

viernes, 13 de enero de 2012

Memorias, Jean François Revel II


           
               Cada etapa en la vida de Jean François Revel, convertida en experiencia vital, terminó en libro, así ocurrió con sus estancias en México y en Florencia, o sus etapas en los distintos medios periodísticos. Los libros que más polémica generaron fueron: ¿Para qué sirven los filósofos? 1957; La tentación totalitaria, de 1976, donde defendía esta tesis: el principal obstáculo para el triunfo del socialismo no era el capitalismo sino el comunismo; en Ni Marx ni Jesús, de 1970, sostenía que las rebeliones sociales más significativas en el mundo contemporáneo se habían producido al margen de los partidos de izquierda y no en los países socialistas sino en los capitalistas; hablaba por ejemplo del movimiento juvenil, de las mujeres, de las minorías raciales, sexuales o culturales. El más pesimista de sus libros es Cómo terminan las democracias (1983) donde defendía que las democracias han sido un breve paréntesis en la evolución de la humanidad y que volveríamos al despotismo que ha acompañado a los hombres a lo largo de la historia. En El conocimiento inútil, de 1988, sostenía la tesis de que no es la verdad, sino la mentira la fuerza que mueve la sociedad; las decisiones políticas, en general, están orientas no por la razón sino por el prejuicio, la pasión o el instinto. Revel carga especialmente contra los intelectuales a los que acusaba de ser los más nocivos adversarios de la sociedad abierta.
“La gran desgracia del siglo XX es haber sido aquel en que el ideal de la libertad fue puesto al servicio de la tiranía, el ideal de la igualdad al servicio de los privilegiados y todas las aspiraciones, todas las fuerzas sociales reunidas originalmente bajo el vocablo de ‘izquierda’, embridadas al servicio del empobrecimiento y la servidumbre. Esta inmensa impostura ha falsificado todo el siglo, en parte por culpa de sus más grandes intelectuales. Ella ha corrompido hasta en sus menores detalles el lenguaje y la acción política, invertido el sentido de la moral y entronizado la mentira al servicio del pensamiento”.
            A lo largo del grueso libro de Memorias, cuenta Revel multitud de anécdotas, bosquejos y semblanzas de los personajes que conoció, algunas amables, otras duras o hirientes: Raymond Aron, De Gaulle, Giscard, Mitterrand, Gurdjieff, Jimmy Goldsmith, el propietario de L’Express, Lacan. He aquí una muestra:
            Sartre atribuyendo la insurrección húngara de 1956 contra los soviéticos al “enorme error” que, en su opinión, había supuesto el informe Kruschev denunciando el estalinismo, porque era preferible mentir al pueblo para salvar el socialismo. Antes, tras un viaje a Moscú, había revelado: “La libertad de crítica es total en la unión soviética”. Y más tarde, en 1973, en la revista Actuel: “Un régimen revolucionario debe librarse de cierto número de enemigos que lo amenazan, y no veo otro medio que la muerte. De la cárcel siempre se puede salir. Los revolucionarios de 1793 probablemente no mataron bastante”.

Portadas de libros            La contradicción en la personalidad de Althusser, que fue amigo al que frecuentaba a menudo, a quien para definir acude al filósofo Clément Rosset):  “el más inseguro de los hombres, en lugar de ese dogmático que imaginaba que sería, un puro escéptico, muy cortés, muy liberal, muy distraído, muy indiferente y como de vuelta de todo, como para que se sospechase de él que estuviese seriamente comprometido con alguna causa”. “El compromiso de Althusser acabó convirtiéndose, en sus escritos y a contrapelo de su tendencia natural, en un integrismo disfrazado de modernismo. Pues lejos de luchar contra la estalinización del marxismo, la acentuó” (Revel). Remata Revel de esta manera: “A menudo el carácter de un hombre es el principal enemigo de su talento”.

            Buñuel, en México, en su casa, ante una actuación de cantaores y bailaores flamencos cuya actuación “emanaba una inclinación homosexual muy pronunciada”, revolviéndose incómodo en su asiento, diciendo “es muy equívoco, es muy equívoco” y enviando, en consecuencia, a sus dos hijos, de unos doce y dieciséis años a la cama.

Y una frase para terminar: “Lo característico del prejuicio es que no somos conscientes de que lo sea”.

jueves, 12 de enero de 2012

Memorias, Jean François Revel I


           J. F. Revel fue un periodista y escritor francés del pasado siglo que encarnó el espíritu de la libertad como nadie en su país, a contracorriente de las actitudes dominantes no sólo en Francia, en toda Europa. Nacido en Marsella de familia acomodada, estudiante de l’Ecole Normale, sus aptitudes le dirigieron hacia la filosofía, sin embargo la ocupación de Francia por la Alemania nazi se interpuso en su camino. A partir de ese momento, cuando llegaba a la edad adulta, la resistencia ante el ocupante moldeó su personalidad de modo que a partir de entonces toda su vida se orientó en una u otra dirección hacia el resistencialismo: combatiente de las ideas, actitudes y prácticas que supusiesen control, engaño o sumisión a sistemas antidemocráticos o totalitarios. Su pensamiento, por tanto, fue un pensamiento práctico, apegado a los hechos, justamente en el preciso momento en que los ideólogos se imponían en la escena europea, y se manifestó en libros de combate o en revistas de información general con fuerte orientación hacia la polémica política.

              Se inició como profesor en los institutos franceses, primero fuera, en Argelia, Florencia o México, experiencias que convirtió en frescos libros que irritaron a los conservadores de esos países y de la propia Francia. Después durante algunos años siguió siendo profesor de liceo en Francia. En este libro que comento, Memorias, El ladrón en la casa vacía, tiene interesantísimas páginas dedicadas a la función de enseñar, que se podrían resumir en que lo importante en este campo no está tanto en la innovación tecnológica o en los cambios en el sistema educativo como en la implicación del profesor. Sin embargo, Revel se iría decantando hacia el periodismo, primero con artículos en periódicos y revistas, como France Observateur, luego como jefe de redacción y finalmente como director de la revista L’Express. Más tarde tras enfrentarse con el director de ésta colaboraría en Le Point.

          
             Revel tampoco pudo sustraerse a la ideología dominante en las décadas centrales del siglo XX. Comenzó siendo un pensador de izquierdas, aunque bien pronto se decantó por una izquierda no marxista y terminó siendo un pensador liberal. Liberal se convirtió en un insulto de parte de aquellos a quienes criticaba, pero para Revel era la palabra que mejor define su manera abierta de pensar y de influir en el mundo. Colaboró con el Mitterrand de la oposición al gaullismo, pero se distanció de él a medida que el político se aproximaba al partido comunista. Revel, que fue enemigo implacable del programa común de la izquierda, presenta a Mitterrand como el prototipo de político profesional contemporáneo cuyo único objetivo es llegar y quedarse en el poder y para conseguirlo se presenta como hombre simpático, superficialmente encantador, dispensador de citas bien colocadas, glacial en el trato con sus adversarios y capaz de proferir mentiras sin el menor rubor, gran manipulador de hombres, ideas, programas y todo lo que se tercie.

            Sus primeros pasos por el periodismo se relacionan con la V República y el dominio de la escena francesa por el general de Gaulle y sus seguidores a los que denuncia por la creciente actitud monárquica del general, su intento de patrimonializar el país y por su antiamericanismo y complacencia ante el comunismo y la URSS a los que quiere presentar como contrapeso al poder americano. En general, Revel, más que atacar directamente las ideas totalitarias, lo que hace es mostrar cómo bajo la retórica izquierdista la intelectualidad francesa  mostró a lo largo del siglo una carencia de espíritu crítico, indiferencia, falta de valentía o compromiso con la simulación y la mentira, lo que afectó a la vida política del país y a su decreciente influencia en el mundo. Aunque no se detiene mucho en cada uno de ellos, critica sin piedad a los grandes popes del pensamiento francés: Sartre, Teilhard de Chardin, Levi-Strauss, Lacan, Derrida, Bourdieu, denunciando que, en general, bajo sus alardes retóricos no hay más que banalidad.           

         
           Una parte importante de su combate contra las ideas totalitarias la dedica a la influencia del comunismo en la sociedad francesa. Dedica muchas páginas a explicar cómo a través de su revista desenmascaró la mentira de Georges Marchais, secretario del PC en los setenta y ochenta. Primero cuenta con gran divertimento para el lector cómo, durante una huelga de basureros, un periodista husmeando en las basuras junto a una oficina bancaria encontró una amplia documentación que descubría el tinglado montado por la URSS para financiar al partido comunista. Pero lo más notable fue el hallazgo de los papeles que desacreditaban al propio Marchais. Este aseguraba que como tantos otros franceses había sido trabajador obligado en la Alemania nazi pero que había huido de ella hacia 1943. Revel demostró que Marchais se había presentado como voluntario para trabajar en una fábrica de armamento y que había permanecido allí hasta 1945. El ejemplo le sirve a Revel para denunciar la pasividad o indiferencia con que la sociedad francesa, tanto a izquierda como a derecha, recibió esas informaciones, que en algunos casos fueron tildadas de montaje o fabricación. Según él, la sociedad estaba acobardada ante el poder que los comunistas tenían en muchos ámbitos. Marchais pudo permanecer en su puesto hasta el momento de su tranquila jubilación.

            Mientras leía estas páginas pensaba yo en la similar indiferencia, pasividad o irritación contra los denunciantes de lo que ha ocurrido en España con Santiago Carrillo y sus crímenes de guerra, con la diferencia de que Marchais no estaba implicado en ningún acto criminal. La actitud de periodistas, políticos e intelectuales ha sido muy parecida en uno y otro país.

            Estas memorias, publicadas en Francia en 1997 y en España en 2007 –Revel Falleció en 2006-, atraviesan la historia de las ideas políticas en Francia, lo que vale decir de la Europa continental del siglo XX, poniendo de relieve la dificultad, como consecuencia de la guerra fría, de que la discusión fuese franca, abierta, útil a la vida social. Me hubiese gustado ver más desarrollados algunos episodios de la historia de Francia como el colaboracionismo, el mayo del 68 o el camino hacia la unión europea.

miércoles, 2 de marzo de 2011

¡Fumar es de rebeldes!


Los paladines de la libertad han convertido la pelea contra la ley antitabaco en su gran causa. Los fumadores serían una especie de pueblo oprimido en busca de su liberación. A comienzos de los 80 asistí a una charla de Manuel Sacristán en la facultad de periodismo de Bellaterra. En el aula alargada, atiborrada de estudiantes revolucionarios, no cabía una calada más. Una nube alquitranada, oscura y apestosa, sobrevolaba las cabezas. De mitad de la sala para atrás era imposible distinguir al filósofo y a la corte que lo acompañaba. Entre carraspeos, toses y una tímida sonrisa sugirió que, quizá, en aquellas circunstancias, apagar el cigarrillo sería un acto revolucionario. Muy pocos se acogieron a semejante transgresión. En el espíritu de la época fumar formaba parte de la rebelión contra la autoridad. No recuerdo lo que Sacristán vino a contarnos, su voz quejosa apenas podía traspasar la espesa nube.

Ahora, aunque la protesta viene de todos los bandos, son los que se dicen liberales, para ocultar un avergonzado conservadurismo, los que más echan en cara a Zapatero su política liberticida. Hasta se organizan manifestaciones y cierre de bares y restaurantes, con nulo éxito, por cierto, hasta donde mi vista alcanza, para pedir la revocación de la ley. ¡Fumar es de rebeldes!

Ni en aquella época ni en esta, sin embargo, se piensa en los no fumadores, que somos la mayoría y que por fin, podemos alternar en bares, cafeterías y restaurantes sin estar tosiendo, carraspeando o frotándonos los ojos. Sin hablar de los enfermos crónicos del aparato respiratorio. Es mentira que los que están contra la ley defiendan la libertad, ni entonces era revolucionario fumar -o dejar de hacerlo- ni ahora los fumadores son unos rebeldes. Nadie les impide seguir fumando, tan sólo que nos echen el humo a la cara. Este es el mandamiento: Fuma donde no molestes ni contamines al prójimo.

lunes, 14 de febrero de 2011

Aprender la decepción


Esos jóvenes egipcios, a los que ahora se conmina a que vuelvan a casa, tendrán que aprender la decepción. Que han sido utilizados -hasta la muerte de alguno de ellos-, que gracias a ellos algunos han ascendido unos escalones en la pirámide del poder. Nada más.
Y aún habrán tenido suerte. La cosa podría no haberse detenido en esa plaza llamada de la liberación. Si las posiciones se hubiesen extremado, los enfrentamientos podrían haber derivado en guerra civil. En las guerras son los jóvenes los que mueren y al final un bando se habría impuesto con su espada de acero o sus principios fanáticos, el ejército, los islamistas, y tras el terror habría llegado la sumisión voluntaria o impuesta.

Cada generación ha de hacer su aprendizaje de la decepción. Los jóvenes, cada joven, lo ven todo por vez primera. De nada les sirve la experiencia de los mayores, desprecian la sabiduría de los viejos.
Vale para los jóvenes egipcios, pero también para cualquier hombre sobre la tierra esto que Claude Lanzmann, autor de Shoah, autor de La liebre de la Patagonia, dice de sí con respecto a Israel, la postura del testigo:
"Una cosa es cierta, la postura del testigo que he adoptado desde mi primer viaje a Israel, que no ha dejado de confirmarse y de aumentar con el paso del tiempo y de las obras, requería que yo estuviera a la vez dentro y fuera, como si cumpliese con un inflexible imperativo. (...) En el curso de una conferencia de prensa, una periodista americana, tal vez judía, me interpeló: "Pero en resumidas cuentas, señor, ¿cuál es su patria? ¿Francia o Israel?" Con viveza y sin perder un solo segundo para reflexionar, respondí, y esto quizá aclare el misterio del que acabo de hablar: "Señora, mi patria es mi película".
Extrañamiento. Sustituyamos mi película por mi vida, y lo que dice Lanzmann sirve para cada uno de esos jóvenes egipcios y para cualquier otro. Todo el mundo ha de aprender a ser extraño en su país para recobrar su vida, para ser libre. Sólo así se alcanzará la calma, la frialdad y la tenacidad para, siendo testigo, vivir y cambiar las cosas sin desmayo.

viernes, 11 de febrero de 2011

¿Qué se dice sobre la revolución árabe?


¿Qué puede suceder en los países árabes? Esto dicen los que vivien sobre el terreno.
"Soy pesimista: sin una sociedad civil organizada y decidida, sin el apoyo activo de los demócratas de todo el mundo, los poderes actuales y los islamistas van a aprovecharse de la rabia de los pueblos y a adueñarse de la apuesta. El clan de los dictadores y la internacional islamista se van a movilizar para vencer e imponerse a los pueblos y esta vez los islamistas estarán en primer plano. Por eso debemos ganar esta batalla. El asunto no es solamente un asunto árabe, es mundial". BOUALEM SANSAL (ARGELIA).
 "La palabra hogra es intraducible a las lenguas románicas. Es un sentimiento que conjuga el desprecio y la arrogancia del dominador con la impotencia temerosa del dominado. Estoy convencido de que, más que una revuelta socioeconómica, es una sublevación a favor del respeto y por el fin de la injusticia, es una apuesta por la dignidad, el respeto y la libertad, contra la hogra". MAHI BINEBINE (MARRUECOS).
"Túnez es el país magrebí con la tasa de alfabetización más alta. El segundo factor es la existencia de una clase media, en contraste con lo que sucede en la mayoría de los países árabes. El último factor reside en el lugar tan importante -en comparación con los demás países árabes- que ocupa la mujer en Túnez. Soy bastante optimista". HABIB SELMI (TÚNEZ).
"Los elementos más importantes para conseguir que triunfe cualquier revuelta son los siguientes: un número vonsiderable de jóvenes activistas; un número considerable de organizaciones de la sociedad civil; asegurarse de que el Ejército no apoyará al régimen. Si se les roba su revuelta, habrá una nueva ola de terrorismo". OMAR EL KEDDI (LIBIA). 
"Nos llegan cientos de fotos y miles de artículos, pero ignoramos lo que ocurre entre bambalinas. Egipto tiene 80 millones habitantes y en El Cairo se hacinan 15 millones de almas, pero el foco de los medios de comunicación escudriña una plaza del tamaño de un campo de fútbol y las caras y anhelos de unos miles de manifestantes. [...]". (Alfonso Rojo).
"No tenemos que temer a los islamistas si es un islamismo moderado, el mejor modelo que existe en este momento es el gobierno turco. Es cierto que hay que tener mucho cuidado con un islamismo radical como el de los talibán o Al Qaeda. En este momento la mayoría de los grupos islamistas en el mundo árabe miran hacia el modelo turco. Nos nos olvidemos del papel que ha desempeñado el canal arabe Al Jazzera en la concienciación de los pueblos árabes y musulmanes, porque ha diario lo ven más de 80 millones de personas y se dice que en estos últimas semanas el número de espectadores superan a diario los 220 millones ". (Waleed Saleh. Iraq)
"La mejor protección para nuestra seguridad es un mundo de Estados democráticos bien gobernados. El mejor medio para consolidar el orden internacional es difundir el buen gobierno, apoyar las reformas políticas y sociales, combatir la corrupción y el abuso de poder, instaurar la supremacía de la ley y proteger los derechos humanos". Estrategia Europea de Seguridad, 2003, redactada por Javier Solana. 

martes, 8 de febrero de 2011

Jamás hay que lamentar la caída de un tirano


Tendemos a ver la realidad en blanco y negro, a adoptar posturas maximalistas, a pensar que es el campo en el que nos hemos situado quien tiene razón. Los catalanes van a lo suyo y no les interesa el bien común; los españoles no nos entienden. Los vascos son etarras y nunca darán su brazo a torcer. El matrimonio homosexual es antinatural. La derecha sólo defiende a los ricos. De parte de los palestinos y de los saharahuis está no sólo la razón, también la justicia. Los judíos, es decir, los israelíes, son unos usurpadores malvados que reproducen el mal que a ellos les hicieron en el pasado. Los americanos son imperialistas sin remisión. Los pueblos tercermundistas son colonizados y explotados, eso explica su postración.
 El cerrilismo ideológico, los prejuicios y el partidismo interesado cortocircuitan lo mucho que ya sabemos sobre nuestro mundo, haciéndolo estéril para guiar políticas sensatas.
El Ben Alí defenestrado en Túnez y el Mubarak que resiste lo indecible eran miembros de la Internacional Socialista hasta ayer mismo; con la Rusia de Putin y el sistema comunista Chino hacen suculentos negocios los empresarios que nos dan trabajo y nos venden productos baratos. Queremos que los derechos humanos se cumplan en países pequeñitos, pero hacemos la vista gorda sobre lo que sucede en Arabia Saudí o China.

La historia, los procesos históricos, no son unidireccionales. Algo que empieza bien puede acabar mal. La libertad no se consiguió de una vez, hubo muchas marchas atrás y muchos crímenes que se cometieron en su nombre. El mayor avance hacia la libertad del hombre para liberarse de las trabas de la naturaleza ocurrió en la Atenas de los siglos IV y III antes de Cristo. Platón y Aristóteles pudieron dedicarse a pensar gracias a los esclavos que hacían el trabajo duro y sucio. Lo mismo sucedió en Roma, que cayó cuando fueron despareciendo los esclavos y la ciudadanía se extendió por el imperio. El imperio de los austrias españoles y el siglo de oro prosperaron gracias a la explotación de los campesinos castellanos y de los indios americanos. La revolución francesa fue saludada por Kant con "una simpatía de aspiración que raya con el entusiasmo", ¿quién sospechaba que aquella promesa de libertad e igualdad fuese a caer en el terror? Las promesas de esa revolución tardaron más de un siglo en consolidarse y en extenderse por Europa, con muchas guerras y millones de muertos de por medio. La esperanza de la revolución comunista estaba justificada por la desigualdad, la miseria y la explotación a la que están aún sometidos millones de personas, aunque haya sido una de las mayores frustraciones de la historia.


¿Hemos de apoyar, animar, protagonizar los procesos revolucionarios o nos hemos de quedar en casa por miedo al qué vendrá? Interesante pregunta que plantea André Glucksmann. ¿Que los jóvenes tunecinos o egipcios o sirios o yemeníes se ahoguen en la sangre, que su esfuerzo sea inútil, porque quizá después de la revolución vengan los islamistas y la opresión sea mayor? ¿Qué después del Shah de Irán vino Jomeini; que después de Octubre vino Stalin? ¿Quién puede controlar la historia? La democracia y la libertad han llegado por senderos torcidos, con lentitud exasperante, ¿pero qué otra cosa puede hacerse? El futuro no tiene garantías.
Jamás hay que lamentar la caída de un tirano. Si me alegré inmensamente con el fin de los sátrapas comunistas de Europa del Este, y también con los de Salazar y Franco, y con el de Sadam Husein, ¿por qué iba a apenarme la salida de Ben Ali y, espero que pronto, de Mubarak? Ellos mismos tienen la culpa de que sus súbditos los expulsen o no les echen de menos. Lo que viene a continuación no está escrito; después del Sah llegó Jomeini. ¿Y qué? ¿Voy a reprochar al rey de reyes que no haya derramado más sangre en el choque final, o más bien que derramara demasiada los años anteriores?

viernes, 26 de noviembre de 2010

Savater, una vez más

Me hubiera gustado escribir un artículo como este, La evolución de Savater, porque al hacerlo estaría homenajeando al personaje y al mismo tiempo contando lo que ha sido de mí durante estas décadas. No siempre he coincidido con Savater, pero me identifico en general con su cambiante trayectoria. Como recuerda el articulista, en frase del propia Savater:
"Cada hombre se parece más a todos los hombres que a ese arbitrario y simple fantasma que llamamos él mismo".
A veces dudamos de que seamos nosotros los que vamos cambiando y lo atribuimos a la mutante realidad, pero si uno mira en la distancia puede sentirse orgulloso de no permanecer como una estaca en medio del camino, aunque también lamentemos muchas de las cosas que dijimos e hicimos en otro tiempo.

Cómo no estar de acuerdo y asumir como propio aquello que Savater escribiera en 1984:
"En cuanto adopto con cierta determinación un punto de vista, comienza a tentarme con fuerza la opción opuesta y soy más sensible que nunca a sus encantos persuasivos. Esta propensión a encarnar la quinta columna de mí mismo no me evita los furores de la toma de partido, pero, en cambio, me priva del dócil nirvana de la afiliación...". 

sábado, 30 de mayo de 2009

El mundo al revés

Es lo que yo diría,
Malo es en política, como escribe Ignacio Sánchez-Cuenca (La derechización de los intelectuales españoles, EL PAÍS, 24 de mayo), negar la diferencia entre izquierda y derecha. Pero peor aún enmarañar sus significados hasta invertirlos, y en esto se afana cuanto puede el citado articulista. Su tesis: que buena parte de los intelectuales españoles, antes de izquierda, se han desplazado hacia posiciones conservadoras y derechistas. Claro, que a su juicio ejercían de progresistas al defender causas tan indefendibles como la dictadura del proletariado, el derecho a la autodeterminación de cualesquiera pueblos o las sangrientas ensoñaciones de ETA. Y al parecer se han pasado a la reacción cuando se enfrentan a los nacionalismos étnicos, de premisas manifiestamente antidemocráticas, o combaten el relativismo, como si ello fuera cometido exclusivo de la autoridad eclesiástica.
Uno daría el diagnóstico opuesto: que bastantes eran conservadores creyéndose lo contrario, mientras ahora sostienen causas más justas y con más robustos argumentos. Tales intelectuales fueron ambiguos ante el terrorismo, apologistas de un ingenuo pacifismo o enemigos de los malvados cuerpos represivos, según recuerda este fiero fiscal. ¿No habrá entonces que felicitarse de que hayan abjurado de esas estúpidas creencias en lugar de reprocharles su abandono?
Si ayer no bastaba con estar contra lo establecido para ser automáticamente progresista..., ¿es hoy requisito necesario y suficiente estar en todo y por todo a favor de la política gubernamental para merecer tan honroso título? Pues hay quienes califican de "tópicos exagerados y sin fundamento" referirse al catastrófico estado de nuestra educación; denunciar un sistema autonómico que quiebra la fortaleza del Estado y hace desiguales a los ciudadanos; o rebatir las políticas lingüísticas al servicio de alguna construcción nacional.
AURELIO ARTETA - Pamplona - 30/05/2009

lunes, 11 de mayo de 2009

Zonas húmedas

Iba a escribir algo sobre la recurrencia de las portadas de El Mundo a la traca y matraca del 11-M, cuando revoloteando por un artículo de fondo en el que no me pensaba detener, veo una palabra que me llama poderosamente la atención: pornofecal. El articulista es serio y su combate indesmayable contra el neoliberalismo al que no acaba de derrotar. En medio de su reiterativo artículo -el autor insiste e insiste- sobre el fin del individuo neoliberal tatcheriano, encuentro la referencia a un libro que seguramente no leeré, Zonas húmedas, escrito por una ex presentadora de la televisión alemana, Charlotte Roche. En Alemania ha vendido ya más de un millón de ejemplares.

Habla el articulista, con ese afán tan suyo de sacar jugo teórico a temas aparentemente banales, de una mostrenca aplicación pornofecal de la exploración de la intimidad de la mujer. Y entra en detalles. El libro
tiene en las hemorroides y en las pústulas anales de las adolescentes su desencadenante más eficaz. A partir de ahí, se inicia una penosa competición entre lo mórbido y lo repugnante, a golpe de chistes de estudiantes de proctología -el relato está localizado en un hospital- y de lamentables provocaciones del ejercicio de sexo-pipí-caca, sobre cómo fabricarse cócteles con excrementos y orina, cómo perfumarse con sus secreciones vaginales, o comerse las bolitas fabricadas con flemas y mucosidades, coleccionar el comedón de sus amigas, intercambiar las compresas higiénicas con sus compañeras y así un vasto repertorio de ingenuidades nauseabundas con las que Roche quiere liberar a Hélène Memel, su protagonista, de la sumisión a los últimos tabúes impuestos por la sociedad masculina: el credo de la pulcritud y de la higiene, las pautas de la moda, en el vestir y en el hacer, esa silueta filiforme, esos modos sumisamente neutros que difunden las revistas femeninas.
El tema así visto es curioso, repugnante, quizá, pero tratándose de literatura para adultos no debería sorprendernos que haya autores y lectores capaces de ampliar el campo de batalla hacia una mayor liberación de los tabúes. Lo que me sorprende, aunque no debería, es el escándalo en el que como una manta se arrolla el autor, que habla de íntimo y público, riesgos y perversiones, para disimular la impotencia de una vieja izquierda ante su deseo de controlar y dirigir todos los aspectos de la vida social. El yo es en buena medida un producto social y ahí estamos -estábamos- nosotros para controlarlo,
la intimidad que se nos aparece como la expresión más acabada de lo propio, como la huella más inconfundible de lo irreductiblemente subjetivo, es lo más contaminado... por el mercado... y por los Bush (sic).
 Gracias al empuje de los individuos, aquel sueño del gran hermano quedó derrumbado, en Berlín, precisamente, en noviembre de 1989.

martes, 14 de abril de 2009

¿Discriminación positiva o exclusión?

La discriminación positiva, al menos en nuestro país, es el subterfugio bajo el que se esconden formas nuevas de exclusión. Hay muchas maneras de mantener la exclusión o establecer el privilegio, la más repugnante es la que se hace so capa de progresismo o equidad.

La defensa de los derechos de colectivos minoritarios, que a veces no lo son, fundados en un carácter -lengua, color, sexo- se convierte en una excusa para establecer privilegios y acceder a cargos o prebendas a los que no pueden acceder quienes no poseen dicha característica. Por ejemplo los médicos ibicencos que no hablan catalán o los profesores de comunidades castellanohablantes que no pueden concursar o trasladarse a Cataluña o País vasco y que por tanto ven mermadas sus oportunidades en relación con los profesores catalanes o vascos a los que se privilegia.
"El respeto por las personas implica no respetar la tiranía que ejercen las mayorías o las minorías culturales y no considerar a las culturas como todos homogéneos". En democracia, la supervivencia de grupos o tradiciones culturales no se puede comprar al precio de la limitación de elección de los individuos.
Así ha sucedido, por ejemplo, en una selección de personal, aparentemente inocua -ayudante de sala-, para trabajar en la nueva terminal del aeropuerto de Barcelona. La organizaban los ayuntamientos de la comarca en colaboración con el INEM. En los pueblos que conozco la desproporción por causa de género ha sido escandalosa. En Castelldefels, por ejemplo para 30 plazas, 28 de los seleccionados han sido mujeres y sólo 2 hombres. En Gavá de 27 plazas, 26 han ido a parar a mujeres y sólo una a un hombre.

martes, 18 de noviembre de 2008

Alegría fúnebre

Contrasta la extraña alegría fúnebre de algunos comentaristas que llaman intervención socialista a la masiva inversión de dinero público por parte de los estados en bancos, empresas y sociedades financieras con la desorientación o hundimiento de los genuinos representantes de ese socialismo.

En el primer caso quieren mostrar el contento por el fiasco del neoliberalismo y la despedida de Bush, figura de trapo que les ha servido durante todos estos años para enmascarar su desorientación ideológica y al tiempo afirmar su superioridad moral.

En el segundo, la crisis del PS francés, descabezado, dividido en corrientes personalistas, y la dilución de Izquierda Unida muestran la irrelevancia de corrientes ideológicas que dejaron de movilizar la esperanza de la gente hace ya mucho tiempo.

En realidad sucede lo contrario de lo que los comentaristas señalan. La masiva promesa de fondos públicos no es una intervención socialista, pues sirve para sostener los fiascos de la economía financiera que protege a los grandes y desprotege a los débiles. Además ya no quedan políticas socialistas al modo tradicional. Véase el ogro filantrópico chino. Tras la caída del muro, los países socialistas que aún conservan ese nombre utilizan políticas liberales y capitalistas para crecer, manteniendo los feos aspectos del socialismo político, el autoritarismo y la falta de libertad.

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Dos maneras muy distintas de ver un éxito:
El espionaje de EEUU descubrió el correo electrónico de 'Txeroki'.
El CNI se apunta su mayor éxito operativo con la detención del etarra Txeroki.