viernes, 27 de diciembre de 2019

Pelis para ver en casa



Netflix suele guardarse para fin de año producciones que dejen huella. El año pasado lo consiguió con Roma, este año tiene tres buenas películas recién estrenadas. De El irlandés ya he hablado. Las otras son Los dos papas e Historia de un matrimonio.


Los dos papas está muy bien hecha: el montaje, los escenarios, el colorido, el ritmo de buena parte de la peli es inmejorable. La presentación del escenario, de los palacios del poder vaticano, de los jardines, del vuelo de los lujosos hábitos cardenalicios por escaleras y salones de mármol en época de votación para elegir un nuevo papa es un placer visual. He disfrutado mucho con la primera parte. Incluso la secuencia inicial del diálogo entre estos dos papas prometía una película importante, de aquellas de otros tiempos en que se discutían cuestiones de fondo, sobre el poder, la fe, el compromiso. La interpretación es magistral, Anthony Hopkins y Jonathan Pryce lo bordan, solo por ellos ya merece la pena, pero luego la película empieza a decaer, abandona el brillo de la discusión inteligente y se centra en cuestiones más biográficas, más locales, sin ahondar en la decadencia de la Iglesia, en el sentido de la fe, yéndose por el interés social del nuevo papa (Argentina, la dictadura, los barrios marginales), a tono con la corrección de los tiempos. Más que una visión realista de esos temas es una hagiografía del papa Bergoglio. Una peli navideña, pues.


Historia de un matrimonio

Pero quizá la película de estos días, por familiar, por larga y porque es para verla en streaming en casa, sea Historia de un matrimonio, de Noah Baumbach (Netflix). Empieza con el parloteo de una de esas típicas pelis a a lo Woody Allen, la presentación de los dos personajes de la obra (una Scarlett Johansson desconocida y un Adam Driver que hace aquí de actor de verdad), sigue como comedia familiar con niño, risas y sonrisas, continúa con un áspero drama judicial con abogados que se lanzan dardos envenenados por encima de la cabeza de las víctimas, con una escena algo teatral de los protas a punto de lanzarse al cuello el uno al otro pero sin llegar, y acaba volviendo a la comedia que debería ser la vida, aunque no lo sea, como todo el mundo sabe. Como peli es buena, corre el metraje y uno no rebulle en la butaca, bien rodada, cuidado cada detalle, bien medida. Como reflejo de la vida real, es otra cosa: puede que los ricos y famosos lo vivan de ese modo, pero una separación para el común de los mortales es mucho más ruin y alevosa.

The Aeronauts

Y por hacer un trío, otra peli familiar, The Aeronauts (Amazon), esta de aventuras. Un hombre y una mujer embarcados en un globo, pasada la mitad del XIX, para alcanzar la mayor elevación conseguida hasta entonces. Paisajes, vértigo, nubes, frío, y mucho colorido, el cine de aventuras a la antigua usanza.



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