Alguno
de mis mayores placeres como lector me los ha proporcionado el azar
del libro encontrado, el que se me ofrece sobre una mesa o en un estante
al que llego despreocupadamente o buscando otro libro. Este que
comento es uno de ellos. No conocía al escritor, pero tampoco me ha
sorprendido su estilo de larga respiración, común a muchos
escritores franceses, donde no importa tanto la historia contada como
el placer de la frase bien escrita, del periodo trabajado
como haría un arquitecto que
trata con esmero
cada parte del conjunto de su obra. Si
el lector, como ha sido mi caso, se adapta a esa manera de contar, la
lectura se convierte en un ejercicio de sosiego y calma, una terapia
contra el estrés.
El
autor que, como leo, cabalga entre el reportaje etnográfico y el
libro de viajes, se adentra en esta ocasión en la geografía bélica
del Próximo Oriente, más en concreto en los castillos que en el
Líbano,
Siria y Jordania recuerdan
la época de las cruzadas, tomando
como referencia el viaje que el joven de 20 años, T. E. Lawrence,
realizara
en el verano de 1909 para su tesis sobre arquitectura militar, The
influence of the Crusades
on european military architecture,
que
se publicaría tras su
muerte con el título
de Crusader
Castles. Jean Rolan repite el itinerario en 2017, visitando los 35 castillos
que Lawrence vio
aquel verano y dos más, en
febrero de 2018, los
de Shobel y Kerak,
que
Lawrence no pudo visitar,
por haber sido asaltado,
desvalijado y herido, pero que sí hizo después
de la guerra, en febrero
de
1918, para
conmemorar el centenario de
aquel viaje,
esperando encontrar el mismo crudo
invierno, con los montes de Moab cubiertos de nieve y hielo, algo
sumamente raro, como vio el aventurero inglés.
Lawrence, gran viajero, prototipo
del héroe británico, recorrió
a pie o en bici varias veces Francia, y a pie
los 1800
km del viaje
de aprendizaje por
Palestina que lo convertiría en arqueólogo, incluso, amante
de las dos ruedas como
se sabe, moriría en accidente de moto, a
los 47 años.
En
el libro de Jean Rolin se dan cita las cruzadas, el viaje de
Lawrence, que rastrea a través de las cartas que escribe a su madre
y amigos, la actual guerra de Siria y
los incidentes de su propio viaje, pero mientras Lawrence caminaba,
Rolin se deja llevar en coche, acompañado de guías
y soldados
que le ayudan a
esquivar las zonas de guerra, contado todo
con
ironía, burlas
sobre sí
y desapego.
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