Trapiello
utiliza esta trama para someter a juicio el asunto de la Memoria histórica. En la
novela comparecen los distintos puntos de vista, los intereses que los mueven,
los supervivientes del pasado. Incluso hace que aparezcan escritores, jueces
como Garzón e historiadores reales que han expresado públicamente sus puntos
de vista, como, por ejemplo, los artículos escritos por Savater en El País. La
impresión que quiere trasmitir es que esa herida no se ha cerrado, que los
historiadores han escrito desde una posición prefijada, que en general nos han
contado un cuento y que todavía no se ha escrito una historia veraz sobre el
asunto. Más, que la ley de la Memoria
Histórica no ha servido para cerrar y curar sino al contrario
para reabrir y enconar. Para ello se vale de la relación del protagonista con
su familia, con su padre. Quiere mantener una actitud imparcial, objetiva, pero
su voluntad de acercarse a la verdad de aquellos meses del verano de 1936 lo
separa de su familia, amarga y enferma a sus padres, lo distancia
definitivamente de sus hermanas, de modo que tiene que cejar en su decisión
inicial de jubilarse en un pueblo de León y escapar de la atmósfera envenenada.
Trapiello
construye su novela con capítulos no muy extensos, dando la voz, en cada uno, a
los distintos personajes que van apareciendo, supervivientes, víctimas y
verdugos, familiares, los profesores del departamento de historia y hasta a
personas reales, como decía, cuyos escritos se comentan, incluso el propio
Trapiello es citado, aunque hay una voz que se impone a las demás, la del
historiador que vuelve a León y que parece exponer los propios puntos de vista
del escritor. También hay una trama sentimental de por medio, pero es menor en
relación al tema central que se discute. Aunque los puntos de vista están
expuestos, a veces acompañados de violencia dialéctica y física, nunca he
tenido la sensación de pesadez, de aburrimiento, como en aquellas novelas de
tesis de mediados del siglo XX. En un giro final cervantino la propia novela, Ayer no más, aparece como acontecimiento
para los personajes que la leen y comentan, ocasionando el ostracismo del
autor. De algún modo, Trapiello sabía la acogida que le esperaba.
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