Sigo numerando, por si acaso. Los días son magníficos, las mañanas algo frescas, pero las tardes son esas tardes que uno quisiera que se prolongaran indefinidamente. Corre una pequeña brisa que no molesta, ni siquiera cuando viene de frente a la bici. Estoy en forma, la bici vuela, hago los recorridos en menor tiempo que durante el resto del año. Me paro delante de algún castillo –la provincia de Valladolid, tierra de castillos, los hay por doquier-, o delante de una iglesia singular, como con la que me topé ayer, en Arroyo de
jueves, 19 de septiembre de 2013
19 (Optimismo)
Sigo numerando, por si acaso. Los días son magníficos, las mañanas algo frescas, pero las tardes son esas tardes que uno quisiera que se prolongaran indefinidamente. Corre una pequeña brisa que no molesta, ni siquiera cuando viene de frente a la bici. Estoy en forma, la bici vuela, hago los recorridos en menor tiempo que durante el resto del año. Me paro delante de algún castillo –la provincia de Valladolid, tierra de castillos, los hay por doquier-, o delante de una iglesia singular, como con la que me topé ayer, en Arroyo de
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