jueves, 8 de julio de 2021

Alojamientos y comidas

 



Cuando viajas caminando o en bici siempre tienes una cierta preocupación por dónde vas a dormir. A menudo el día antes reservas las camas para el día siguiente. En este viaje del Camino del Cid las cosas han sucedido de este modo.

1. Para el primer día del viaje no hubo problemas porque a los dos amigos que venían de Madrid les ofrecí una habitación de dos camas en casa. Para cenar compramos unas morcillas en Sotopalacios.

2. Para el segundo pensábamos dormir en Salas de los Infantes pero sobre la marcha decidimos prolongar el viaje hasta Hontoria del Pinar el último pueblo de Burgos antes de llegar a la provincia de Soria. Llamé a última hora de la tarde al albergue de la estación. Por 6 € cada uno nos alojamos: sencillo y cómodo. No lo compartimos con nadie más. Para comer sobre la marcha bocadillos y para cenar cosas sencillas en la tienda del pueblo.

3. El tercer día pensamos que íbamos a dormir en Burgo de Osma. Como llegamos muy pronto, comimos un menú sencillo bajo un toldo junto a la catedral, pero sin embargo nos fuimos a dormir a Gormaz. Un albergue novísimo limpio con todos los detalles necesarios para pasar una tarde y una noche. A la entrada ondean dos banderas, la española y la japonesa, pues parece que un ministro plenipotenciario, amante de Soria, lo inauguró. No pudimos comprar nada porque en el pueblo no había tienda así que comimos lo que pudimos, tapas en un bar de la localidad. También aquí éramos los únicos huéspedes del albergue.

4. En el cuarto día hicimos la reserva la tarde anterior para Miño de Medinaceli. Otro albergue novísimo que parecía que nadie había usado antes que nosotros. Amplio cómodo y limpio, más lujoso que cualquier hotel de tres o cuatro estrellas, también para nosotros solos. Tampoco en Miño había tiendas así que comimos y cenamos en el restaurante del lugar regentado por una familia marroquí que, hay que decirlo, cocinaba muy bien. Y la chica que nos atendió simpatiquísima, por cierto.

5. Las experiencias en los albergues han sido magníficas, tanto que hemos buscado como locos albergues en todas las poblaciones, aunque no ha podido ser. En Molina de Aragón reservamos en una supuesta casa rural con habitaciones compartidas. Casa rural La Cava se llamaba, aunque la casa era espaciosa las comodides no lo eran tanto. Ni siquiera nos prestaron un triste plato o cubiertos para cenar. Compramos la cena y el desayuno en un Día que cerraba a las 9 y nos apañamos.

6. Como en el albergue de Albarracín no había plazas, reservamos a través de Booking en un hotel, al pie del río Gallo. Una habitación individual y otra doble. Hubo una confusión y en la doble solo había cama de matrimonio, cosa que no queríamos. Ni siquiera nos ofrecían una cama supletoria. Tras una discusión supimos de una pareja que había dejado su habitación de dos camas antes de tiempo y pudimos cambiar. Alguien nos recomendó que fuésemos a cenar a la Casa del Jubilado. No es que la cena fuese una maravilla pero para nuestras necesidades fue suficiente.

7. En Teruel reservamos en un llamado Albergue Internacional. Uno de esos típicos lugares para mochileros algo avejentado pero lo suficientemente cómodo como para que tres ciclistas cansados tras una larga y dura ruta pudiesen descansar y dormir sin sobresaltos. Comimos magníficamente en el restaurante Los Amantes, junto a la avenida de Segorbe. Recuerdo lo ricos que estaban un milhojas de verduras y una lengua de vaca. Cenamos con lo que compramos en Carrefour Express.

8. Hoy, tras 125 km a través de la Vía Verde de los Ojos Negros, lo único que queríamos era una habitación sin más. Hemos reservado en un hostal de carretera con las condiciones justas, limpio y ordenado en Sot de Ferrer, un barrio de Segorbe. Hemos comido en la bella Jérica, en el restaurante que está junto a la piscina, un arroz a banda delicioso. De cenar, sobras que llevábamos en la mochila.

9. Mañana mis amigos de Madrid quieren llegar a Valencia y, sin pasar la noche junto al Turia, embarcar rápidamente hacia Madrid pues añoran a sus mujeres, tras una semana de estar sin ellas, así son de convencionales. Yo me quedaré en Valencia para ver a mi hija y a mis nietos.


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