miércoles, 6 de mayo de 2020

Years and Years



Cuando se estrenó la serie me puse con ella y desistí en los primeros compases. Quince minutos más o menos, que es la gracia que suelo dar a una serie. Me equivoqué. Quizá porque no había llegado su momento o yo no estaba preparado para comprenderlo. Ahora sí, ahora estamos en el tiempo que Russell T. Davies, el creador de la serie estaba imaginando, un mundo de miedo e incertidumbre, también de promesas que no se concretan o lo hacen a la contra de lo que esperábamos. Incluso al final del periodo que imagina (2034), hay gente hacinada en campos y una peste que los mata. Nadie conoce el porvenir. Son falsarios perturbados quienes nos lo señalan y nos conducen hacia él. Pero lo que imagina Davies es verosímil y aterrador. Quizá, si la hubiese visto hace un año me hubiese divertido. Para imaginar la proyección del mundo en que vivimos, se centra en una familia moderna, la familia Lyons que la abuela reúne en un caserón destartalado cada año por su cumpleaños: cuatro nietos adultos, dos chicos y dos chicas, con cuatro gamas familiares: con parejas blancas y negras, un hetero, un gay, una lésbica y una cuarta en silla de ruedas algo alocada. Durante quince años, van hacia lo que desconocemos, la tecnología, el trabajo, la socialización, el cambiante balance de poder internacional y la envolvente nebulosa promesa del populismo. 

Son solo seis episodios (HBO) y lo que nos espera, lo posible que puede suceder, sólo está sugerido, con un desarrollo mayor para IA, la inmigración (¿por qué le dicen migración cuando el problema que debemos afrontar en la inmigración? Los sirios vienen, no se expanden por el ancho mundo. Modificando las palabras o su sentido no se diluye el problema, se oscurece, se amplifica) y el populismo. Desde mi punto de vista, cómo aborda este asunto la serie, de la mano de la magnífica Emma Thompson es uno de los mayores aciertos. Otro, el episodio que nos muestra la crudeza del inmigrante, en la aventura de uno de los Lyons embarcado por amor en una patera que atraviese el canal de la Mancha. ¿El mundo por venir? Podemos ponerle remedio. 

Paul Celan.



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