lunes, 14 de octubre de 2019

Emociones fabricadas



Paseo por el salón al aire libre más importante de la ciudad. Los operarios dan los últimos toques a una exposición de grandes fotografías, enmarcadas, protegidas por cristal, elevadas por peanas cúbicas hasta la altura del mirón. La mayoría retratos individuales, familiares, colectivos de gentes de países lejanos, africanos, indostánicos, orientales. La fotógrafa es famosa, se dio a conocer en las páginas del primer periódico del país. Los colores son en general planos, brillantes, violentos, los rostros, la piel, nítidos, los espacios es que se enmarcan producen una sensación de irrealidad, cada uno concebido para que la belleza surja de la bondad natural, de la inocencia de un mundo distinto al nuestro, donde bondad y belleza son una y la misma cosa. Ya en el título, innecesariamente dual, se advierte el proceso, Tierra de sueños, Land of Dreams, de falsificación. No hay sueño alguno sino el uso de personas reales como objetos visuales, expuestos como habitantes de un paraíso inexistente, desamparados ante el mirón. Una mujer con un corderillo en brazos, otra con un bebé también en brazos que libera un chorro de orina, una anciana apoyada en el hombro de un niño, un hombre negro desnudo de cintura para arriba posando su mirada triste en la cámara, un par de niñas, otro de niños, con vestidos de vivos colores o desnudos posando igualmente, mirando con desconfianza, recelosos, buscando un efecto de culpa en quien mira, si nuestro mundo no es el paraíso real es tu culpa.


Todo lo que se muestra no tiene que ver con la vida verdadera, son objetos dispuestos en grandes cuadros protegidos, ideados para satisfacer una idea, una idea de bondad y súplica, de belleza inventada, enmarcada en colores brillantes, marcos de placer y comprensión, de añoranza y culpa, como si cada uno de ellos hubiese sido planeado por una inteligencia artificial que desconociera el drama humano, su complejidad. La publicidad está llena de esa idealización repugnante (Dolce & Gabanna, Prada, Benneton), instituciones financiera y energéticas (BBVA, La Caixa, Iberdrola, Gas Natural) la usan en sus campañas de promoción. No hay verdad en el arte si no dinamita la idealización que lo mueve, si no muestra la imperfección de lo humano. Hemos aprendido que es condición de la belleza su temporalidad, así como las señales del lugar abrasivo desde donde se muestra. Cada encantamiento del mundo debe ir acompañado por la huella de su corrosión. Somos buenos y bellos, comprensivos y exultantes porque la enfermedad y la muerte nos amenazan. Fijamos la vista o el oído en un instante que se está disolviendo, afirmamos la gloria del presente como hace la naturaleza entera, una abeja que liba, una flor que se abre, un niño que ríe sin objeto, porque aceptamos el regalo del florecimiento, el gozo pletórico de la vida justo un momento antes de extinguirse.

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