sábado, 2 de agosto de 2025

Viento de Atapuerca


 

 

Alguien podría decir que en esta provincia o al menos en el alfoz que rodea la ciudad no hay verano 

Que las temperaturas son frías como las del comienzo de primavera y constante el viento 

Que hay algo de calor en las horas postreras 

También podría decir por qué no se mudan aquí quienes tanto se quejan del calor playero 

La avena que ha sustituido a los primeros herbazales se agita hacia el oeste con inagotable movimiento

Si camino entre ella me acaricia las piernas

Veo un milano dejarse llevar por la térmica el cantar de pájaros 

Giro en círculo desde el cerro veo las nubes que se garrapiñan en las partes bajas el cielo argénteo 

Las cosechadoras que van dejando atrás caminos de paja surcos amarillos 

Los tractores a la espera del grano en el remolque

La tejera abandonada el polígono humeante las carreteras que circunvalan los otros cerros frente a mí el parque comercial que el tren recorre y los barrios obreros los picos de la Demanda teñidos de azul oscuro como a ocultas de las nubes que los ciñen y un poco más acá y al sur la ciudad vieja con sus torres la historia antigua de reyes y princesas olvidados y el campo llano a Madrid y la capital de la región 

Un plano horizontal apenas partido por el río a pocos centímetros de convertirse en pasado ignoto

No puedo consignar el ruido de la mecánica ambulante inútil podría decir aquel de sirenas y motores 

Tampoco el ondear de las banderas ni la sinfonía del bosque a mis espaldas ni los olores que me llegan

Lo que simula ser estable con una fe a toda prueba no es más que un sórdido instante que se desconoce 

Pero qué instante de prodigiosa felicidad vertical en el paisaje que me circunda como si Yo fuese el dueño

Sé que no habrá otro día igual a este que me hago viejo que a no tardar conmigo se acabará el mundo pero qué importa si ahora puedo decirlo 

Qué importa si dentro de poco nadie se acordará de cada uno de cada uno de nosotros

 


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