Nosotros, alemanes en 1936 |
Cuanto
más lejano el asunto y menor implicación personal mejor lo
comprendemos o creemos comprenderlo. Agrupamos a los indios
precolombinos, les dotamos de alma, les hacemos sujetos de opresión
y ponemos en su boca una lista de derechos. Buscamos razones
psicológicas, echamos mano de la sociología para entender nuestro
escándalo ante el hecho de que hombres ricos e inteligentes, y
tantísima población del común, junto a otros que no lo eran en
absoluto se hicieran seguidores del fascismo. No acabamos de
entender, qué mal viento les ha dado a todos esos catalanes que,
arrebatados por la rauxa, se han vuelto tan intransigentes, tan
suyos, tan ¿racistas?
Pero,
¿es que acaso tú
lector y yo
somos diferentes, la naturaleza y la historia nos ha puesto en una
isla que nos protege de la sumisión y de la comprensión errática
del mundo? ¿Podemos pensar que nuestra cosmovisión es la correcta,
que no hay distorsión en nuestra manera de entender las cosas, que
cada una de nuestros pensamientos es correcto, que nuestra adhesión
a causas generales o a movimientos políticos es la justa, que los
principios morales a los que nos atenemos son
correctos,
que el impulso que mueve nuestro comportamiento es el bien común?
Hay
una dinámica de sentimientos, pensamientos e ideas que nos mueve en
una dirección. No es la misma cuando el asunto nos atañe o cuando
los cercanos a nosotros, la mayoría, la defiende, no queremos, no
podemos en realidad, quedarnos solos defendiendo una causa, cogemos
las razones de su defensa del ambiente que respiramos, del ecosistema
que nos sustenta, apagamos en nosotros la chispa inversa, cerramos
herméticamente los oídos a quien altera esa visión, las rendijas
por las que pueda entrar la duda.
No
nos lo preguntamos pero deberíamos hacerlo, no si éramos los
colonos que en América esclavizaba a los indios porque es una
pregunta retórica que no tiene ningún coste hacerla, sí si nos
hemos inventado a los indios, porque lo que ayuda a entender un hecho
histórico no es la aplicación de nuestros principios morales al
pasado sino el uso de herramientas científicas. Sí es pertinente la
pregunta de por qué apoyamos al nazismo en Alemania, junto a la
mayoría de la población, o por qué seguimos siendo comunistas
mucho después de que la población bajo regímenes comunistas había
dejado de serlo y padecía la opresión, porque esos hechos no son
del todo historia, aún siguen actuando sobre nuestro mundo y alteran
nuestro entramado mental como fuerzas de gravedad.
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