sábado, 19 de enero de 2013

Poza de la Sal


Hay que tener suerte para que en plena ciclogénesis explosiva, justo al poner pie a tierra desde el autocar dejase de llover. No sólo eso sino que el día fuese aclarándose y terminase en el firmamento un sol esplendente.
Los nubarrones estaban ahí, escondidos tras la montaña, en las crestas de los montes Obarenes, algunas gotas cayeron, pocas, cuando visitábamos Oña, y empezó a llover en serio cuando ya circulábamos de vuelta.


Poza de la Sal ha vivido  durante siglos a cuenta de su diapiro salino, el gran cilindro que se formó en ese lugar entre el Páramo de Masa y el Valle de las Caderechas , donde en la actualidad se ve la gran labor de los granjeros salinos un cráter de 2,5 km. de diámetro.


Antes de que la tormenta arreciase acabamos en Oña, en la casa del Parque de los Montes Obarenes.

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