Pedemos comenzar, recién que llegues, con la exposición que en La Pedrera, ya sabes, ese bloque de viviendas que Gaudí levantara en el Paseo de Gracia imitando una cantera, se dedica a Rodchenko, el artista fundador del constructivismo ruso. Un recorrido que te servirá para refrescar lo que ya sabes del arte de las vanguardias, pues se exponen obras de todos los periodos de este polifacético autor, de sus influencias y anticipaciones. Rodchenko junto a Malévich y Tatlin, junto a los futuristas o constructivistas, con esas formas geométricas que se autogeneran, como Duchamp, como Chillida. Rodchenko junto a la abstracción, con ese tríptico monocromo de colores puros -rojo, amarillo y azul-, un Rothko anticipado. Rodchenko al servicio de la revolución rusa, de la que fue funcionario en escuelas de arte y museos hasta su muerte. El Rodchenko que más destacara, el que reconocemos con más facilidad, el de los fotomontajes publicitarios para carteles y libros, así como el de las fotografías, cuyos puntos de vista novedosos hemos visto copiados tantas veces, repetidos en el pop art, por ejemplo. En fin, que no te la puedes perder. La cena ya sabes, en ese rincón de la calle Riereta.
Al día siguiente podríamos acercarnos a Montserrat, no para que visites el monasterio, que no es gran maravilla, aunque tenga tanta carga emocional e histórica para los nacionalistas, y ese aspecto no parece que te atraiga mucho, sino porque si asciendes a la cima de sus caprichosos picachos -Sant Jeroni es el punto más alto- tendrás una vista espectacular de media Cataluña y de los picos nevados de los Pirineos y de las sierras cercanas. Si el tiempo acompaña podremos hacer in pic nic
Tras la excursión, a tiempo estamos todavía de ver en el Liceu Le nozze di Figaro. Como sabes, aunque los juegos erótico festivos de Beaumarchais, en los que se basa el libreto, nos resulten ingenuos y lejanos, la música de Mozart bien vale la pena por sí misma, con sus coloridas arias, duos, trios y hasta sextetos. El montaje que ha realizado Lluís Pasqual no interfiere en exceso y sólo en el último tramo de la larga obra se echa un falta un mayor dinamismo y originalidad en la puesta en escena.
El último día podríamos dedicarlo a hacer una visita al CosmoCaixa, un museo de la ciencia que la Caja por excelencia de Cataluña ha montado en la zona alta de la ciudad y donde podrás divertirte de lo lindo, pues está concebido siguiendo la máxima latina del instruir deleitando. Podrás toquetear cuanto te plazca en el gran espacio dedicado a la materia o en una sala llamada toca-toca, pues reptiles, ratones y hasta una boa constrictor pondrán en tu mano, podrás ver un muro geológico o incluso un bosque inundado que quiere reproducir una porción de selva amazónica. El boufé libre que sirven en el restaurante no es extraordinario pero sirve para salir del paso.
2 comentarios:
Bueno, si eres algo amante de la fiesta, una cosa imposible de perderse en barcelona es una noche por la rambla y sus afluentes, lo recomiendo, se ve otra realidad de barcelona, muy interesante. Saludos
por muchos sitios que ofrezca ir no se acordará de nada...
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