Ni
siquiera una manifestación bienintencionada añade un gramo de
libertad. La libertad es individual, la política sirve para definir
las reglas y ensanchar el campo. La manifestación, cualquiera, es
una forma de constricción, la reducción de las miles de voces y
formas de entender la libertad a un marco restringido. Es duro
decirlo, hoy, cuando yo mismo habría ido si hubiese estado en
Barcelona. Sé que la vida política convertida en gestión racional
y desapasionada de los asuntos públicos, sin más, es ardua, áspera
y pertenece al mundo ideal, y que, como ha ocurrido, si se les deja,
el vacío sentimental lo llenan rápido los populistas. Creo que la
línea divisoria hay que establecerla entre ilustración y reacción,
pero la educación es aún insuficiente como para que pueda decirse
que todo hombre español o europeo es un ilustrado, ¿quién está listo
para comprender que son reaccionarios quienes agitan las pasiones,
que están a izquierda y a derecha, que son los nacionalistas y
populistas que buscan su suerte estos días? Sin duda esta
manifestación era útil y necesaria para arropar a los que se han
sentido solos y humillados durante tanto tiempo, quizá a lo largo de
toda su vida activa, pero ved cómo aparecen los carroñeros a
hacerla suya, aquellos que nunca les atendieron, que les dieron la
espalda y que ahora, tras el éxito de la anterior, acuden a recoger
los réditos que no son suyos.
domingo, 29 de octubre de 2017
sábado, 28 de octubre de 2017
Bill Viola en el Guggenheim
Me
sumergí en Bill Viola en la primera gran retrospectiva que el
Guggenheim de Bilbao le dedicó. Fue una experiencia intensa,
epifánica. La vi solo, entregándole mi tiempo, dándole a cada uno
de sus vídeos todo lo que me pedía: disposición, vacío mental,
como un amante que no hace preguntas. Muchos de aquellos vídeos los
he vuelto a ver ahora, tres, al menos, quizá cuatro, me sieguen
impresionando, siguen conservando su potencia icónica y es posible
que mantengan su capacidad reveladora. No he tomado nota de sus
títulos, aunque podría describirlos, pero creo que no debo hacerlo.
La fuerza del arte consiste en que cada obra se abre de un modo
diferente a cada espectador y de un modo diferente en cada ocasión.
Y aquí reside mi decepción. Esta segunda vez mi perplejidad no se
ha mantenido. He tenido la impresión de que el significado de cada
obra estaba acotado, que las pautas de interpretación vienen dadas y
que quizá los modos de ver las obras de Viola no admitan tanta variación. Las obras maestras del pasado se renuevan cada vez que las vemos, nos descubren cosas en las que no habíamos reparado. Muchos vídeos me han parecido anodinos, especialmente los nuevos,
los que no había visto, quizá porque su potencia creadora ya no sea
la misma, quizá porque no me parecen nuevos. Veo en ellos ecos o
repeticiones de otras obras, de maestros de la historia del arte, lo
que me parece bien, y de las suyas propias, lo que quizá signifique
un colapso de la imaginación. Están los elementos, el agua, el
fuego, la humanidad cercada por ellos, el agua que nos limpia o nos
ahoga, el fuego que nos consume, pero eso ya lo había visto. He echado en falta, en esta retrospectiva, alguna de las obras que más me absorbieron, especialmente las de temática religiosa. Lo que
la obra de Bill Viola ha ganado en limpieza tecnológica, en técnica
digital, ha perdido en espontaneidad, en novedad, en sorpresa. Aunque
estoy seguro de que para el espectador primerizo supondrá una
revelación como la que para mí supuso la primera vez.
jueves, 26 de octubre de 2017
Ronda nocturna, de Mijail Kuráyev
La
metáfora de las noches blancas se refiere a una suerte de espacio
ahistórico donde el tiempo se estanca y nada parece que vaya a
suceder: “...He notado que en las noches blancas todas las
desgracias de la vida parecen aplacarse, no se manifiestan, se
esconden, no se las ve, y la paz se cierne sobre la gente y la
naturaleza toda...”), un momento para la poesía que parece
imposible, como contraste con la ronda nocturna, título de la
novela, que es cuando se producen las detenciones y se manifiesta el
implacable estado totalitario. Pero esa poesía de las noches
blancas, de las gaviotas que remontan el vuelo atravesadas por la luz
del crepúsculo, del canto de los ruiseñores que tanto proliferan en
la ciudad tras la desaparición de los gatos durante el prolongado
sitio de la guerra, de la belleza de la ciudad de la fortalece de
Pedro y Pablo, de los hermosos puentes, plazas y palacios, casa mal,
es excesivo el contraste, con el relato del guardia que detiene a
hombres y mujeres de los que no sabe muy bien qué delito han
cometido. La narración se construye pues en dos planos, el poético
y frío, en el que brilla la ausencia de humanidad, y el caliente de
las detenciones donde el hombre es tratado como un objeto devaluado
por el Estado carcelario, aunque señala que la historia de violencia
gratuita asociada a la ciudad, comienza antes de la revolución, con
las ejecuciones ordenadas por los zares, en cuya fortaleza
contabiliza 100.000 muertes.
Del
desapasionado narrador sabemos unos pocos detalles, que es hijo de
campesinos y que su carácter se forjó antes de la revolución, en
el desprecio y humillación, consentidos por el padre que sufrieron
sus seis hermanas. Allí se alimentó el “odio de los lacayos”
que le llevó a ejercer de chequista de los
órganos, como
denomina al aparato represor. “No me avergüenzo de nada. Entregué
mi vida. Fui un soldado. Fui una bayoneta afilada”. Entre
ruiseñores cantores y gaviotas voladoras va contando casos en los
que él ha participado, como si fuese un trabajo normal, sin
preguntarse por la justicia de la detención o de torturas como el
desgarro de las fosas nasales, aunque en el contexto de la narración
se ve la irracionalidad y arbitrariedad de las detenciones. Los
detenidos no tienen nombre, aunque sí alguna característica
especial que hace que les recuerde, el modo de vestir o moverse, su
conversación, sus conocimientos sobre algún tema específico como
aquel hombre que sabía tanto de la vida de las aves: “Si los
hombres consideran que los nidos son las casas de las aves es porque
las ven como si se vieran a sí mismos”. A un individuo se le
detiene porque pretendía a la hija de un gerifalte. Un mariscal pasa
tres años de cárcel, aunque no completa la condena de 20 porque
antes muere el dictador, porque en un entierro menciona la posible
muerte de Stalin. A un ingeniero se le detiene por visitar Finlandia
y a a una bibliotecaria porque no ha encontrado algunos de los libros
que una ordenanza prohibía, A unas chicas se les hace esperar en la
sala de detención por llamar por teléfono sin motivo a la sala de
los guardias: durante unas horas esperan a ser interrogadas, para que
en la espera piensen y se aterroricen. Todo el mundo teme la llegada
de la emochka,
el vehículo de la detención. Dos casos paradigmáticos: un guardia
que colabora en su propia detención firmando como testigo, porque
era necesario que en toda detención hubiese un testigo, y además da
consejos al primerizo narrador, y una mujer culta que es encerrada en
un compartimento de la emochka
para que no la toqueteen el resto de los muy apretados presos, y el
narrador se extraña de que no le de las gracias. En
un momento del relato el narrador afirma cínicamente: “No
hay sitio en la tierra para los justos”.
lunes, 23 de octubre de 2017
Handia
"A
la verdad se llega no sólo por la razón, sino también por el
corazón." (Blaise Pascal)

Handia
juega en el terreno de la poesía, algo tan poco común en el cine
actual. Sus imágenes son bellas, así como la atmósfera que quiere
crear junto con la música, el ritmo pausado, la voz en off, los
paisajes brumosos, la nostalgia del tiempo ido. Durante buena parte
lo consigue, te absorbe en la cadencia del lento discurrir, en la
mínima historia de este gigante guipuzcoano que sale del caserío
para mostrar su anomalía y sacar a la familia de la necesidad. No es
sólo su historia la que nos conmueve, también la de su hermano
herido en la guerra, con una ilusión que nunca se cumple, obligado a
permanecer junto a su hermano. Acercarse a la verdad profunda no es
nada fácil, es huidiza, está llena de trampantojos en los que a
menudo caemos, requiere frialdad y desapego por las cosas del mundo. La poesía es escurridiza y su retórica sirve a lo peor, a las falsificaciones de la historia y de la religión, al encantamiento de los populismos. Handia intenta ser una obra honesta y poética, pero para ser una obra perfecta y llegar aún más adentro del corazón
del espectador debería haber reducido su metraje, no haber abusado
de la retórica de la belleza de los paisajes y haber ahondado algo
más en el gigantón condenado a una vida de feria, un hombre al que
su circunstancia vital, como a cualquiera de nosotros, le condena a
una vida subordinada, inauténtica.
sábado, 21 de octubre de 2017
Un día triste
“Me parece un día muy triste”, me dice una amiga. Yo no lo he visto así, sino como la afirmación del derecho, fuente de la libertad y la convivencia, pero probablemente mi amiga tiene razón. A partir de hoy vamos a vivir peor, al menos durante un tiempo: seremos menos libres, por supuesto, porque nuestros actos y nuestros pensamientos estarán teñidos de odio, de rencor, de desconfianza hacia una parte de los ciudadanos de este país, y al revés, de ellos hacia nosotros. Los sucesos de estos días afectan a la economía, al empleo pero también al tejido sentimental. Se ha producido aquello que nunca debería haberse producido, llevar los sentimientos al campo de la política. La política debería ser como el arbitraje dentro de un campo de fútbol, un conjunto de reglas, una delimitación del espacio de juego, una vigilancia para que los dos equipos jueguen en igualdad de condiciones. El árbitro no puede ser un fan de uno de los equipos. La emoción, los sentimientos, el libre desarrollo de las sensaciones debe quedar en el ámbito privado sin afectar al conjunto de los ciudadanos si no lo desean. Estamos en un momento delicado en el mundo con la aparición de los populismos, entre ellos el nacionalismo, que introducen las emociones en el ámbito público. Una parte de nuestro cerebro estará ocupada en asuntos de los que deberíamos estar liberados por los profesionales a los que pagamos para que los resuelvan. El populismo, el nacionalismo, es una desgracia porque corrompe la vida pública, trastoca los valores, nos devuelve a una época en que la religión se confundía con el Estado. Se achicará el espacio para ser felices.
Tras lo sucedido hoy costará que nos volvamos a mirar a los ojos con respeto. La desconfianza se ha instalado en el terreno de juego común. Cómo hemos llegado hasta aquí. Las nacionalistas han roto las reglas de juego, eso está claro. Ellos son los causantes del destrozo. Pero eso viene de lejos. Si lo han hecho es porque han creído que podían romperlas. Los gobiernos del PP y del PSOE les han hecho concesiones imprudentes, durante todo estos años, les han dejado el terreno libre, el Estado ha desaparecido en Cataluña. Los nacionalistas han creído, con el agravante de la crisis económica, que el Estado era débil y debían aprovechar la circunstancia, que ahora o nunca. Pero a pesar de su cuidada política de imagen, el mundo les ha vuelto la espalda, la parte no nacionalista de Cataluña se ha sublevado, el gobierno de Rajoy, por fin, ha actuado. Si se transgreden las reglas hay que restaurarlas para que la convivencia entre gente que piensa distinto pueda volver a ser posible. Sin duda es un día triste, pero hace mucho tiempo que todo el mundo sabía que íbamos a llegar hasta aquí.
viernes, 20 de octubre de 2017
Blade Runner 2049
miércoles, 18 de octubre de 2017
Pagar un precio
Esta es una historia dedicada a las almas bellas que sostienen que hay que ceder al chantaje de los delincuentes. Son muchos, llenan las calles, hay que contentarles, dicen. Hay que pagar un precio.
Es una historia de esta misma mañana. Mi hija trabaja en una oficina de Valencia. La limpiadora tenía ganas de hablar, necesitaba desfogarse. Quizá no tanto, tan solo ventilar su humillación. Ha vivido años en Barcelona. Su madre y su hermano aún viven allí. Son humildes, no se pueden permitir marcharse de la región, tanto que necesitan ayuda, viven en una vivienda social. Ante la locura colectiva de estos días, se les ocurrió un gesto al que nunca antes se hubiesen atrevido. Pusieron una bandera española comprada en los chinos en el balcón. No duró mucho. Enseguida apareció la trabajadora social: “O quitas la bandera o te quitamos la ayuda”. No tenían opción. A quién acudir para hacer frente a tal afrenta. ¿A los partidos de izquierda del ayuntamiento? Ja.
Quién paga el precio. Los de siempre, aquellos a los que los peronistas del ayuntamiento no defenderán si no levantan la bandera que ellos les digan. Los que siempre han pagado en Cataluña, a los que nadie ha defendido ni nadie defenderá. No el gobierno central de Aznar o Zapatero, no los tripartitos de Maragall o Montilla. Qué decir de los nacionalistas cuyo poder se basa en la exacción de los más pobres en favor de las capas medias nacionalistas. Hay algo peor que la pobreza, la humillación. ¡Pagar un precio!
lunes, 16 de octubre de 2017
Ponte a reír
Distancia.
Se necesita distancia para que la inteligencia y la cordura
prosperen. En la cercanía se amortiguan o desvarían. República
Islámica, Turkmenistán, Uzbekistán. Cataluña. Hay que educar la
mirada, enfocar, aislar, seleccionar lo significativo para comprender
y no caer en la fácil tentación del camuflaje. Mira la tertulia de
la tele, quítale el sonido, esa pandilla de presumidos sin causa;
dale la espalda cuando sale el Papa Francisco y escucha lo que dice,
el cura Paco; combina las imágenes del partido sin voz y el
estrépito de la transmisión radiofónica, una jaula de grillos
histéricos. Házle hablar al rey pero no le des la voz, mira al
presidente del tribunal como si fuese Ronaldo y a Messi como si fuese
Rufián; piensa en Rajoy como una costurera y en Puigdemont como un
niño al que le han castigado sin cenar.
He
visto el drama desde lejos, y una comedia
con muy malos guionistas (Aquí
uno que asume con seriedad ese papel, ¡y
la jueza le hace caso!, aunque luego rectifica). Todo es risible, los indepes y Rajoy.
Fijaos cómo las fechas del drama se han ido aplazando, las amenazas
posponiéndose, el climax diluyéndose, cómo a los actores se les ha
corrido el rímel y la lengua se les ha vuelto de trapo. La
vice pidiéndole al catalán una de por favor, por favor. Dan por
supuesto que nuestra ingenuidad es inagotable. Y no les falta razón.
Lo resolverán entre bambalinas, haciendo burla de las instituciones
que con tanta seriedad dicen defender. La cosa se irá apaciguando,
pero la tensión seguirá como siempre en Cataluña, porque es así
como el nacionalismo detenta el poder. Tensión y
xenofobia. Los perjudicados serán los de siempre, los no
nacionalistas de Cataluña. Oíd cómo se expresan cuando les ponen
delante un micrófono, por su boca hablan décadas de humillación
consentida. Si al menos Boadella retuviese algo de su antigua agudeza
para convertir el ridículo de estos días en comedia bufa que nos
hiciese reír.
La
política es necesaria, el Estado es necesario, la ley es necesaria.
Gracias a ella hemos dejado de matarnos, hemos dejado atrás la
esclavitud, las guerras y la humillación (aunque no del todo).
Gracias a ella la sociedad es más justa, podemos amar, follar, reír
y perdernos en la pasión. La política es teatro, a veces muy mal
representado: véase la comedia catalana. El Estado es un artificio,
a veces muy mal edificado: véase Venezuela. La ley es un acuerdo
temporal surgido de la necesidad, a veces monstruosa: véase las de
Núremberg. Pero lo vamos perfeccionando. Y funciona. Pero no hay que
tomárselo en serio, hay que respetarlo, sí, cumplir y aplicar la
ley, pero sabiendo que es una construcción temporal hecha por gente
ridícula a la que pagamos para que no se avergüence de sí misma.
Para
que todo funcione se necesita mucha tontería. Cómo podría uno
dedicarse a la judicatura, a la política o ser locutor de televisión
sin un grado de tontería. Sólo alguien un poco tonto piensa y actúa
como si la cosa fuese en serio. Fijaos en las togas, en las medallas
que se conceden, en la pompa de sus protocolos, pasado ya el tiempo
de las sotanas (salvo en la República Islámica) y de los engallados
militares (salvo en la República Bolivariana). Algunos se lo toman
tan a la tremenda que hacen de su tontería un acto criminal. La
República Islámica es un Estado gobernado por tontos que no saben
que lo son, y Turkmenistán, una cárcel poscomunista del tamaño de España y
Uzbekistan, un Estado en construcción con mucha gente de buena fe y
algunos pillos. ¿Y Cataluña? Se necesitan muchos tontos para poner un millón de
personas en la calle, para poner tantas banderas en los balcones o
para disfrazarse con ellas, pero el mundo está lleno de tontos,
tantos que en ocasiones nos joden la vida. ¿No nos trata la publicidad, salvo raras excepciones, como a inocentes estúpidos? Hay que ser conscientes de
ello, si no no podremos defendernos cuando tomen (en Cataluña) o
vuelvan a tomar el poder (en otros sitios). Lo que más les jode es que les apuntemos
con el índice y empecemos a reír. Nadie soporta ver reflejada su
ridícula estatura en una mirada risueña.
Vive la vida, ponte a reír.
sábado, 14 de octubre de 2017
22. Patria
Cuando
lleguemos a la patria
y
pongamos el pie sobre baldosas deslizantes
habremos
perdido el mundo que estaba a nuestro alcance
la
luz del seco otoño nos deslumbra por igual
hay
una semejanza en la forma en que la filtramos
incluso
en los ruidos y los aromas
hablamos
una historia común
no
paramos hasta que las imágenes almacenadas
sean
rastros del pensamiento
es
una maravilla decimos
es
una maravilla decimos antes de que se apaguen
yo
soy el hombre del caftán decimos
es
un mundo decimos
antes
de cerrar lo ojos
y
volver a las sombras del pensamiento
en
algún rincón están los vivos colores
de
los pañuelo de seda
de
las alfombras de algodón
hubo
un estallido de luz
fuimos
conscientes
durante
un instante nos quedamos desnudos
ahora
es un espejismo y aceptamos la condena
envejecemos
juntos
aliviados
por la ilusoria hermandad
viernes, 13 de octubre de 2017
21. Taskent
Cuando
la noche se cerraba
salíamos
de la ciudad como coyotes
los
bolsillos llenos de fruslerías
me
marcho sin haber hundido
los
dedos en la tierra roja
del
karakum en la tierra negra
sin
haberme sumergido en las aguas arenosas
de
los ríos famosos el Amu Daria
el
Yaxartes el Zeravshan
soltáis
el dinero sin freno
dice
el guía
los
billetes de poco valor los dejamos
caer
en una mano extendida
que
dice adiós y adiós
sus
ojos sonríen tristes
el
cristal de la ventana devuelve
su
rostro acusador
el
perfil de las montañas Tian Shan
la
ciudad estravagante
el
desierto de arenas rojas
la
multitud de la fe
el
hosco calor nervioso de los bazares
absorbidos
por las sombras
ahora
pasados todos los controles
el
día amanece como una tormenta de luz
abajo
la ciudad es historia y es geografía
su
nombre es tan pesado
que
no la puedo decir
sin
un escalofrío de insignificancia
todos
los que estamos aquí
300
500 incluso tú y yo
en
este cacharro volador
de
la turkish airlines
decimos
adiós con una mueca
que
no quedará registrada
miércoles, 11 de octubre de 2017
20. Samarcanda
El
bus se desliza con sobresaltos
sobre
el asfalto cuarteado
por
la extensa llanura
los
troncos de los árboles tintados de blanco
para
sobrevivir a la sal
campos
arados
pueblos
ocres bajo los montes resecos
rebaños
de vacas escuálidas
ahondan
los hocicos en la tierra
buscando
la raíz de la hierba
el
sol aplasta lo viviente
invitando
a la sombra
albaricoques
acacias olmos
brindan
al otoño
los
colores de la muda
ovejas
negras sin rabo
de
tanto en tanto
hombres
y mujeres a la espera
con
bolsas repletas en busca de trueque
salgo
de Samarcanda almacenando acentos
amplifico
los que ya traía
dibujados
ahora rellenos de color
azules
amarillos turquesa
mezquitas
madrasas mausoleos
tocada
por la gracia de Timur el cojo
la
ciudad ha reconstruido el siglo XIV
ese
tiempo imaginado lleno de turistas
y la amable gente del comercio
y la amable gente del comercio
de
él me alejo
querría volver para pegar mis pies
en
el territorio de los sueños
tan
ingratamente roto
por
el espanto del ruido y el venenoso
polvo
de los coches
al color del pasado desde la grisura de hoy
al color del pasado desde la grisura de hoy
martes, 10 de octubre de 2017
19. Alisher Navoi (1441-1501)
![]() |
Bujara |
La araña teje las cortinas en el palacio de los césares;la lechuza da las horas en las torres Afrasiab.
Un poema de Alisher Navoi
Yo pregunto a mi alma: ¿Cuál es la causa de mi muerte?
Ella responde: " La fuerza del mal que hay en ti."
Yo pregunto a mi cuerpo:
¿Cuál es la causa de mi mal?
Responde: " El ardor de tu llama interior."
Pregunto a mi llama interior y responde
Que este fuego
Que me consume no es más que el reflejo
De las brasas de amor en mi corazón.
Pregunto a mi corazón que responde: "Tus ojos
provocan la desdicha,
Si no miraras no podrías ser desdichado."
Pregunto a mis ojos:
¿Por qué tenéis lágrimas negras,
Por qué esa desdicha del corazón?
Ellos respondieron llorando: "Sólo tenemos voluntad
Cuando la llama solar vence a la luna."
Escucha, Navoi, siempre encuentras excusas,
¡arde hasta morir!:
El fuego del amor es la última flecha de la eternidad.
Ella responde: " La fuerza del mal que hay en ti."
Yo pregunto a mi cuerpo:
¿Cuál es la causa de mi mal?
Responde: " El ardor de tu llama interior."
Pregunto a mi llama interior y responde
Que este fuego
Que me consume no es más que el reflejo
De las brasas de amor en mi corazón.
Pregunto a mi corazón que responde: "Tus ojos
provocan la desdicha,
Si no miraras no podrías ser desdichado."
Pregunto a mis ojos:
¿Por qué tenéis lágrimas negras,
Por qué esa desdicha del corazón?
Ellos respondieron llorando: "Sólo tenemos voluntad
Cuando la llama solar vence a la luna."
Escucha, Navoi, siempre encuentras excusas,
¡arde hasta morir!:
El fuego del amor es la última flecha de la eternidad.
(Alisher Navoi, traducción: Antonio J. del Puig)
lunes, 9 de octubre de 2017
18. Caravasares
Las caravanas hacían 40 km en
invierno y 20 en verano, viajando cuando el sol no abrasa, hasta
buscar el refugio en el
palacio de las caravanas,
caravasar o caravansarai. Tamerlán construyó en ellas 14 aljibes, cada uno separado del anterior por dos jornadas, 4 funcionan todavía. Hasta diez mil camellos llegaron a
incorporar algunas caravanas, según el viajero Ibn Battuta, en la
época clásica. Sobre la ruta ha crecido una autovía o una
carretera de doble dirección, ambas con firme cuarteado y notables
socavones, con tráfico animado por camiones, sin llegar al atasco. A
ambos lados, grandes extensiones de desierto y breves zonas de
regadío, donde se canaliza el agua del Amu Daria: algodón, frutos
secos, moreras y zonas donde la tierra se lava para eliminar la sal.
La sal se filtra por la pérdida de los sistemas de filtración y
arruina las cosechas.
domingo, 8 de octubre de 2017
17. Bujara
La
tarde se ha escurrido tras el horizonte,
la
luna decreciente baña con luz azulada
cúpulas
y minaretes
el
ruido se sume de golpe
tras
las mortecinas luces de restaurantes y hoteles
unos
pocos clientes entreabren sus puertas
los
vendedores que quedan reclaman
poco
convencidos al turista tardío
me
alejo solitario del Lyab-i Hauz
el
centro con estanque que por la tarde
con
su música y terrazas era ciudad europea
un
enlosado nuevo sobre el que reposan
radiales
medio abandonadas
extiende
la ciudad horizontal
impolutos
edificios de adobe y ladrillo
recuerdan
la urbe imaginada
y
aún más allá entre sombras tintadas
emerge
la masa de una mezquita enorme
y
enfrente una madrasa
y
más allá todavía otra y otra más
pero
ya están cerrando y el hombre
me
dice que vuelva mañana
un
hermosísimo minarete coronado
con
focos de luz pálida
expande
una claridad fantasmagórica
que
me absorbe y trastorna
elevándome
a un tiempo de poetas
cuyo
pálpito quisiera conocer
sábado, 7 de octubre de 2017
16. Jiva
viernes, 6 de octubre de 2017
15. Países del desierto
Turkmenistán,
Uzbekistán, territorios enormes dejados de la mano de Marx, pero sin
olvidar del todo a Lenin y al padrecito Stalin, cada uno casi la
superficie de España, asentados sobre un desierto que ocupa entre el
80 y el 60 % de su superficie. Bolsas de plástico, botellas,
residuos de la bestia sapiens hasta donde alcanza la vista. Clima
extremo, días y noches de frío, calor humeante sobre el asfalto en
el verano caliginoso. El agua es la riqueza huidiza de siempre, la
que construye ciudades y caravasares; hoy el petróleo y el gas
enriquece a quien manda. Turkmenistán es una hueco en el desierto,
enorme, despoblado, con una ciudad de otro planeta y carreteras
arrugadas llenas de muertos, los vimos, doy fe, sin control de
velocidad, para los pocos que pueden tener un vehículo tan poderoso
como el infame privilegio de su poder, una nueva nomenclatura que
sucede a la vieja nomenclatura criminal.
Uzbekistán
es un país poblado, más antiguo que cualquier país europeo, en el
centro de la ruta de la seda, la gente bulle en los mercados, 32
millones y creciendo, absorbiendo la modernidad. Un país con nombres
eufónicos, cantarines, con la rica agricultura del Amu Daria y del
Sil Daria, algodón, arroz, frutales jugosos y secos. Las caravanas
tejieron la red de ciudades y caravasares hace milenios: Jiva,
Bujara, Samarcanda.
jueves, 5 de octubre de 2017
14. Turkmenistán, desierto, noche
La
luna llena se abría entre las nubes
iluminando
las dunas
yo
caminaba sobre ellas
en
el campamento
en
una hondonada
pequeñas
tiendas de dos plazas
junto
al rescoldo de la hoguera
dormitaban
en ángulo recto
frente
a la gran carpa de las alfombras
a
voz queda charlaban
los
mozos de los cuatro por cuatro
dejé
caer la capucha puse el oído
al
silencio que atendió Zoroastro
el
que Maniqueo interpretó
el
que hollaron Gengis Kan y su hijo
del
que Timur el cojo hizo ciudad
no
muy lejos del cráter de fuego
oí
el gañido quejumbroso de una pareja de animales
que
venía y se alejaba
y
luego en un instante
tan
breve como un guiño de la imaginación
oí
el zumbido del cosmos
la
música que oyen los profetas
un
instante solo
roto
por una motocicleta que venía de lejos
y
lejos se iba con su ruido mortal
y
poco después quizá un tren
de
interminables convoyes
en
la tienda de dos plazas el frío
era
un despertador inyectando
conciencia
en mi frustrado deseo
de
hacerme desierto.
miércoles, 4 de octubre de 2017
13. Ashgabat
Una
pareja no mas
en
las largas rectilíneas avenidas
impolutas
marmóreas impladas de luz
maquetas
neoclásicas los edificios blancos
la
arquitectura postsoviética
una
débil lámpara en una ventana
de
la quinta planta
los
hombres y mujeres de una civilización sin atributos
han
desaparecido de aquí un indeterminado día
o
acaso el día de su llegada esté por determinar
en
estas avenidas con ministerios
en
las avenidas de los palacios de gobierno
en
la avenida de los museos y universidades
en
la avenida de las tiendas sin gente
en
las plazas cuya cualidad es la desmesura
en
los obeliscos que celebran fechas
cuyo
giro histórico no ha acontecido
en
las plazas de sabios de ignota sabiduría
en
los parques del tamaño de una ciudad
en
el barrio que es un campo de golf
en
la cima del monte donde el hotel
de
turistas es una nave espacial
junto
al monumentos a la paz y a la neutralidad
hay
un mundo en la cornamenta de un toro
en
cuya cresta se mece una figurita dorada
que
es el primer presidente salvado del terremoto
Sapurmurat
Niyázov
y
en cada edificio sobre la rejería de la fachada
joven
impasible sonriente
el
gran retrato del actual presidente
Gurbanguly
Berdimuhamedov
no
es una ciudad es su escenario
pero
ahora el presidente descansa
la
comitiva de Putin se ha ido
a
las cuatro de la mañana se interrumpe el tráfico
y
a las siete de la tarde se vuelve a interrumpir
cuando
el presidente concluye su jornada
el
negro ha sido erradicado
solo
hay breve color en los rótulos
no
hay hombres tampoco mujeres
no
hay perros tampoco bicis no hay motos
solo
algunos guardias en mitad de la autovía
deteniendo coches solitarios
martes, 3 de octubre de 2017
12. Merv
Merv, el antiguo oasis de la ruta de la seda, en el límite del Karakum, fue un lugar codiciado por los viejos imperios, hasta cinco ciudades yacen bajo sus extensísimas ruinas, entre ellas la Alejandría helena o la Margiana de los seléucidas. Alejandro, Antioco, partos, sasánidas y árabes construyeron aquí ciudades imponentes, cuya ubicación iba cambiando según lo hacía el curso de los ríos que regaban el oasis, hasta que en 1221 el hijo de Gengis Khan arrasó la más próspera, acabando con el medio millón de habitantes que en esa época tenía, dice el guía, la ciudad más extensa del planeta, la ciudad más poblada, y donde, como no, nació el zoroastrismo.
lunes, 2 de octubre de 2017
11. Turkmenistán, una república burocrática
domingo, 1 de octubre de 2017
10. La República Islámica
Sierras
de piedras rotas, ocres arenas, crestas de roca fragmentada, el
desierto separa a Irán de sus vecinos, Afganistán, Turkmenistán.
Salgo de la república islámica, dejo atrás los diez días del
Muharram, que celebra la muerte de Husáin. El islam se extiende por
el país como un velo opaco con algunos rotos por los que entra la
luz. La gente lo ha aceptado como un accidente natural, como entra un
mes y sale del calendario, no parece necesaria la policía de
costumbres, aunque se manifieste en las mezquitas. Los hombres no
tienen restricciones, las mujeres nacen con su condición subalterna
incorporada, la ley las somete al varón. La población es joven, las
chicas han encontrado el modo de ser elegantes bajo los ropajes y el
velo negro. Destapan el pelo, lo hacen caer hasta el moño, añaden
una viserilla azul, las más atrevidas con velo rojo, lucen luminosas
sonrisas buscando la simpatía del extranjero. Ahora está de moda
arreglarse la nariz y algunos portan un esparadrapo blanco, huella de
la operación. Muchos se acercan curiosos para oír la sonoridad del
idioma desconocido y preguntan sonrientes, te hablan en farsi, aunque acabas adivinando la pregunta porque siempre es la misma, de dónde eres, si eres
musulmán y si te gusta Irán.
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