viernes, 26 de abril de 2024

Del Cerezuelo, el Borosa y el Linarejos al Guadalquivir

 


En la pista que sigue al río Borosa hasta su nacimiento, antes de entrar en las pasarelas y de que las aguas vayan ganando bravura, charlo con un guía que acompaña a tres mujeres que han venido a ver estos parajes; por su vestimenta y calzado no van a poder ir mucho más lejos. Me habla del tamaño del parque natural con precisión - el primero por extensión de España y el segundo de Europa-, el número de hectáreas, de municipios, de las áreas diferentemente protegidas: Reserva de la Biosfera, Parque Natural, Zona de Especial Protección para las Aves. 






Le pregunto por qué no es Parque Nacional y él me dice que por la población, 83.000 personas viven en la zona, con sus negocios, empresas, la agricultura y la caza. Más tarde, Enrique, un amigo me precisará que hubo una propuesta hace años para convertirlo en Parque Nacional, pero no prosperó porque la Junta de Andalucía quiso mantener la gestión del parque. Según Enrique, la zona especial es más restrictiva que la de los parques nacionales.




Por encima de las 200.000 ha de extensión, en el parque confluyen los ecosistemas Mediterráneo y Atlántico, africano y peninsular. Por la mañana y al atardecer hemos visto cabras, ciervos y jabalíes; más difíciles de ver los muflones y los gamos, introducidos con fines cinegéticos en la época de Franco, que convirtió este lugar en su coto particular. La cabra montés es el emblema del parque aunque se ha visto muy mermada por una epidemia de sarna. Enrique, me cuenta que lo que proliferan sin tasa son los gamos. No encuentran modo de reducir la población y hasta se ha pensado en reintroducir lobos, pues antes ya lo hubo aquí junto con osos, porque con los cazadores no basta o no son lo suficientemente buenos. En las alturas, buitres, àguilas y quebrantahuesos.




El Segura y el Guadalquivir nacen en estas sierras. Estos días hemos hecho rutas por el Cerezuelo, el Borosa y el Linarejos, todos ellos bajando por torrentes y cascadas hacia el Guadalquivir. Las rutas son espectaculares. También hemos hecho rutas buscando las alturas rocosas, picos como el Picón del Guante y el Rayal, a los que se llega mediante una empinadísima ladera, por el mero gusto de subir a contemplar los valles, barrancos y sierras desde lo más alto.




La ruta más popular es la que asciende por el Borosa hasta el embalse y la laguna de aguas negras donde nace. El clima de estos días ha sido perfecto suave y a veces nublado. Cuando le digo al guía que venimos de Burgos me dice, 'Ah, allí donde no hace frío, sino donde se fabrica'. La ruta del Borosa está divida en dos partes. En la primera se sigue una ancha y cómoda pista y después unas pasarelas que alguna vez cruzan el río y es por donde suelen ir los grupos de chavales conducidos por sus maestros. Después de la central eléctrica comienzan las cascadas y la subida es más exigente pero también más bonita.




En la anochecida, cuando el abuelo de los catalanes que llevan el hotel de Arroyofrío, con sus 101 años, ya se ha acostado, y nosotros hemos cenado, llegan familias de jabalíes a la misma puerta - hasta 10 en una de las noches-, acostumbrados como están a que la gente les dé alguna cosa de comer; gruñen y se pelean entre ellos para ver quien coge la mejor posición para acercar el morro a la misma mano y tomar lo que se les dé.


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Musik. What do I got to do to make you love me?- Lydia Gray




jueves, 25 de abril de 2024

La venganza de la Tragantía

 


Yo soy la tragantía

hija del rey moro,

quien me oiga cantar

no verá la luz del día

ni la noche de San Juan




Todo lugar que se precie ha de tener su mito, una historia que contar, un poso que lo envuelva en el misterio de lo antiguo. Se supone que los moros son los más celosos entre los hombres -Otelo, el más famoso de todos-, y los padres moros los más posesivos de sus hijas. El rey moro de Cazorla cuando las hordas cristianas se acercaban a la ciudad guardó a su hija en una cueva oculta del castillo de Yedra, con provisiones para cubrir sus necesidades, mientras él con sus tropas se escondía en la sierra esperando a que el ejército cristiano levantara el sitio y huyera. No ocurrió, sino que los cristianos conquistaron para siempre Cazorla (si hemos de hacer caso a la historia, eso fue en 1326) dando alcance y muerte al rey moro y a su séquito.




La princesa mora abandonada e ignorada, afectada por la humedad y oscuridad de la cueva se transformó en un extraño ser, mitad serpiente mitad mujer, de la que solo en la noche de San Juan se oye el lamento bajo la bóveda del cauce subterráneo del Cerezuelo. Quien la oiga esa noche, antes del amanecer morirá. Es su venganza. En una repisa del túnel por el que discurren las aguas del río, bajo la Iglesia de Santa María, se ve la figura desmejorada de la Tragantía.




Cazorla fue un lugar estratégico en el periodo de las guerras entre cristianos y moros, conquistada y reconquistada varias veces, por su valor en la cercanía al Reino de Granada. La figura de la mujer serpiente o reptil ('Tragantía' deriva de las palabras 'dragón' y 'tragón') es común a muchas tradiciones culturales, ya aparecía en pinturas rupestres hace 15.000 años.




No hay que remontarse atrás en el tiempo para forjar mitos que den empaque a una ciudad o a un lugar.


A veces entre tantas sale una foto buena, aquella que no esperabas en un punto al que no habías prestado atención. Las mejores fotos son las que no has hecho y lamentas cuando a posteriori ves la imagen en el recuerdo. Después de haber bajado de Montesión por el río Cerezuelo, llegó la hora de tomarse una cerveza. Estábamos en el lado sombrío de la plaza vieja en una zona poco concurrida. Avistamos una terraza y un bar. Inspeccionamos el interior para sentarnos dentro, pero solo había algo parecido a una barra de bar sin lugar donde aposentarse. Salimos y por la puerta conlindante volvimos a entrar, pero era la cocina, la cocina del bar. Un hombre con indefinidos años a cuestas y vestimenta y andares lentos nos dijo que no había dentro que solo atendían fuera. Nos sentamos e hicimos la comanda. El hombre se dirigió a otra mesa con otro hombre con más años y maneras igualmente peculiares, más lentas si cabe. Le dijo, 'Levántate, que hay faena'. Tardaban en servir.


Esa era la foto que no hice: el bar restaurante con dos puertas, a un lado la cocina, donde el primer hombre sostenía en una mano un plato y con la otra de un tarro de aceitunas iba sacando con los dedos una a una para llevarlas al plato, al otro el bar propiamente dicho con barra sin espacio. El segundo hombre, además de las bebidas nos trajo una ración de chorizo con tomate. Cuando vimos la cuenta comprobamos que en el abultado precio de las bebidas estaba el de los chorizos no pedidos. Nos preguntamos cómo preparaban las raciones y las tapas anunciadas en la pizarra exterior, cómo funcionaba aquella cocina sin espacio, qué hacían en los días de lluvia o de frío, cómo mantenían el local, la clientela, el negocio, de qué vivían, cuántos años llevaban con aquel modos operandi.


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Musik. J'entends tout ce qui joue (dans ta tête )



miércoles, 24 de abril de 2024

La pecadora de Montesión

 



Saliendo de Cazorla en dirección al castillo de Yedra, por senderos más empinados que escarpados, se llega a una modesta edificación con un cercado de piedra alrededor y una campana que saluda al visitante. Enseguida aparece una mujer lozana y animosa a quien las palabras le brotan con incontenible fuerza, como si tuviese tantas que decir, tantas cosas que contar que no habría tiempo en el mundo para llegar al fin de su historia. Se presenta como 'Pecadora', aunque en algún momento debió decir su nombre real, que recuerdo, Inmaculada. Estamos en el monasterio de Montesión. Durante siglos personas con gusto macabro se aislaron del mundo para experimentar la cercanía de la muerte. Una comunidad ermitaña, en ocasiones anacoreta, fue añadiendo piedra sobre piedra para construir primero una capilla, después celdas donde dormir y debajo, según los tiempos lo requiriesen, un lazareto para leprosos o apestados y un osario donde sepultar a los monjes, pero también a quien llegase en fase terminal, ya fuesen enfermos, curas ancianos o maquis huidos en la guerra.




En una cueva cercana se dice que se apareció la Virgen y ese fue el origen de este cenobio que se ha ido encogiendo con el tiempo. En diciembre murió el último eremita que lo habitó; es empeño de Inmaculada que el lugar no se arruine del todo y acoger a los curiosos. La construcción se distribuye en diferentes niveles próximos a un cortado. 'Pecadora' nos pide que si queremos visitar el interior debemos bajar a la puerta de la capilla y esperar unos minutos. Al fin se presenta vestida de monje, abre la puerta, accedemos a la capilla y, tras el altar, con la cabeza cubierta con capucha e inclinada, espera a que se haga el silencio para proseguir con su acelerado discurso. Nos cuenta la historia secular, desde el concilio de Trento hasta el maquis para detenerse en los aspectos macabros, tratando de captar la atención. En la cúpula y en las paredes de la Iglesia se conservan pinturas que 'Pecadora' dice valiosas, aunque no lo parecen tanto. 



Luego nos mostrará el osario junto a la capilla; a través de un hueco se ven los incontables huesos y, un nivel por debajo, la cripta, a la que bajamos de uno en uno por una estrecha escalera, los nichos, las claveras. No es un lugar donde uno permanecería a solas: la humedad, el deterioro, la ruina, la palpable presencia de la muerte. Hace unos meses unos jóvenes investigadores colocaron, micrófonos y cámaras en el interior del osario y por todo el recinto. Oyeron voces, frases y lamentos y puertas que se abren y cierran, y vieron una esfera blanca. Eso dicen. ‘Pecadora’ lo cuenta con entusiasmo como si le fuese la vida en ello. Se despide alegre y dicharachera, incitándonos a qué volvamos con más tiempo para darnos todos los detalles que faltan.




Después tras subir al castillo de Salvatierra o de las Cinco Esquinas, para contemplar los alrededores de Cazorla, bajamos hasta la cascada de la Malena, a un restaurante en el pintoresco lugar del Nacelrío, donde comemos, para seguir luego el curso descendente del río Cerezuelo por sus estrechos y embarrados márgenes, cruzando curiosos puentes de madera en forma de uve, hasta llegar a Cazorla, donde se sumerge en un túnel abovedado que atraviesa la iglesia de Santa María, la plaza vieja y la ciudad. 




La Iglesia debió ser impresionante aunque se mantuvo poco tiempo en pie, debido a que un enorme torrente -el diluvio le dicen- conducido por el río acabó con ella. Lo que vemos son la planta y una torre bien conservadas. La inundación de final del siglo XVII y los incendios provocados por la guerra contra Napoleón arruinaron definitivamente esta hermosa iglesia que se atribuye al arquitecto Andrés de Vandelvira, el que diseñó la catedral de Jaén y otras obras de la provincia.




Cazorla es una ciudad situada en un hermoso enclave. A su espalda la sierra que lleva su nombre y de frente un mar de olivares. Hay que ascender y descender continuamente para ver sus rincones, palacios iglesias, ermitas y atalayas desde las que contemplar el paisaje, las murallas y la torre bereber del castillo de Yedra. Tras la visita, las cervezas en una de las terrazas de la plaza vieja.



sábado, 20 de abril de 2024

La vida de las plantas

 


 

Camino desnudo por la falda del bosque

Me adentro

La ladera está verde las plantas crecidas

La luz rebota en las flores me deslumbra

Por encima en las ramas altas los pájaros

Y el viento que suena en las hojas

Puedo identificar las plantas los árboles

Si me aplico

Incluso a través del canto saber de pájaros

No me son familiares

Qué ha sido para mí la naturaleza

Sino abstracción


El dolor de extranjería que ahora siento

La naturaleza y yo esa falta de hermandad

Hubiera bastado un poco de atención

Acercarme al individuo que vive a mis pies

No está la vida en las plantas

Separadamente

Sino en cada una

La imagen se emborrona si veo ciento

Clara y distinta si solo una

Qué ingenuidad pensar en la vida de las plantas

Qué imperio avasallador impotente

Y qué decir del maravilloso canto de estos días

Tan singular diferenciado

No sé si me ven si me sienten

Si viesen como abstracción

El intruso que soy

Lo tendría merecido




viernes, 19 de abril de 2024

Deposiciones emocionales

 



Todo el mundo debería tener un lugar donde hacer sus deposiciones emocionales, como cuando vamos a diario al baño por necesidad. El mundo del deporte es un lugar magnífico. Yo mismo me desahogo cuando veo ganar a mi equipo, o cuando veo perder al rival. El ser humano pivota sobre dos ejes, cerebro y mente, cuerpo y espíritu, emociones y razones, la vida espumosa y el sacrificado pragmatismo. Es innegable su existencia y su contradicción, aunque al constituyente básico de ambas sea la materialidad, pues nada nos insufla desde fuera un ente superior que nos divida y gobierne.


La vida ordinaria que llevamos está orientada por esos dos ejes. Pensemos en el amor/sexo, parece que estén unidos pero son muy diferentes. Amamos a nuestros hijos o a nuestros padres, pero nunca tendríamos sexo con ellos. Tenemos sexo con personas a las que nunca amaríamos. A veces, combinamos ambas por breve tiempo. Gran parte de nuestros problemas derivan de su confusión. De ahí, el difícil trato matrimonial donde se combinan la atracción sexual, al menos al principio, y el amor conyugal posterior. El amor es un sentimiento, el sexo, una necesidad fisiológica, orgánica. Lo mismo sucede en la dupla idealismo/política. El primero cae en el lado del sentimiento, el segundo en el de la fisiología, la fisiología social. Los sentimientos son privados, evolucionan, graduables, evanescentes, difíciles de medir y ordenar. El mundo de la necesidad está sometido a reglas para el buen funcionamiento del cuerpo, físico o social. Lo que hacemos con el tránsito intestinal, regularlo, debemos hacerlo con la política: leyes normas reglamentos para que el organismo no se desarregle. Los problemas derivan de llevar el idealismo a la práctica política. Por eso es tan nefasto que los jóvenes se hagan con el poder, porque confunden amor y sexo. Los jóvenes, desarbolados por un cerebro todavía en formación, con las hormonas desatadas tienden a ver la vida de forma pasional, lo que a menudo les lleva a la violencia para satisfacer sus deseos: desde el maltrato a la pareja hasta la revoluciones. Tenían razón los clásicos cuando llenaban el Senado de ancianos, al suponer que estaban menos dominados por las pasiones.


El sexo consentido, el idealismo político o el misticismo religioso, si se reducen a la esfera privada de los sentimientos, hacen mucho bien, funcionan como válvulas de escape. Hay que promocionarlos como práctica privada, pero al mismo tiempo desaconsejar o incluso prohibir el proselitismo. Ser fan del Madrid del Barça del PSG o del City no tiene ninguna trascendencia: la guerra que mantienen es simbólica, no se traduce en derramamiento de sangre.


Por eso es tan importante encontrar un lugar donde depositar las emociones. La aventura, los deportes de riesgo, los viajes, una vida sexual amplia y desacomplejada, pero también, cuando el ardor juvenil amaina, lugares benévolos como cualquier tipo de entusiasmo relacionado con los conciertos de música o la afición deportiva, incluso la filiación religiosa sirve a condición de que no convierta a sus files en militantes fanáticos. Hazte fan de un club de fútbol y expulsa tus emociones.


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Musik. Y cuándo volverás, ¿un día o jamás?



miércoles, 17 de abril de 2024

Fallout

 



Leí con mucho interés, por las explicaciones científicas que aparejaba, El problema de los tres cuerpos, de Liu Cixin: un sistema planetario con tres soles y, luego, el asunto de mandar señales al espacio sin saber la catadura de quien las iba a captar -qué haría con ellas: si se pueden contar 100 planetas parecidos a la Tierra por cada grano de arena, dónde está todo el mundo, escribía Tim Urban, ¿el universo es un lugar oscuro lleno de predadores a la espera? Pero de la serie de Netflix, tan publicitada, mi interés no ha persistido más allá de los tres primeros episodios. Hay una versión China que parece que es mejor, pero quién se engancha a algo que dura 48 episodios.


Sin embargo, otra serie por la que no daba un chavo me ha enganchado. La posapocalíptica Fallout (Amazon Prime) está basada en un videojuego. 200 años después de una guerra nuclear, la Tierra es un erial -el yermo, le dicen. Hay supervivientes bajo tierra distribuidos en refugios que funcionan como clanes guerreros al estilo medieval. También los hay en la superficie desértica. La estética de la serie se nutre de la memoria visual cada vez más amplia, de Mad Max a El Cid, de las pelis de Ridley Scott a Westworld, no en vano los creadores de esta son también los productores de Fallout, una combinación de tecnobrutos y la escenografía adusta de las épocas de supervivencia. No es original pero llama la atención la combinatoria: humor con sarcasmo, terror fantástico, violencia sin mesura, música de los años 30/50 y mucho taller e imaginación para crear personajes raros. Es seguro que en las siguientes temporadas, que las habrá, sucederá como en Westworld, la serie se irá degradando poco a poco hasta la insignificancia y el aburrimiento.



martes, 16 de abril de 2024

Oligarquías

 



La patronal catalana, Foment del Treball, visita al huido de la justicia, Puigdemont, para parlamentar con él sobre la seguridad jurídica de las empresas en Cataluña. Sería de chiste si no representase con exactitud el orden real de las cosas: que estamos gobernados por oligarquías. Allá por donde uno mire, si deja de lado las pasarelas donde modistos y modelos exhiben sus colores políticos (campañas electorales, debates en televisión, representaciones en el Parlamento), ve la trama del poder que no se esconde. (Oligarquía. Jeffrey A. Winters: No ha existido nunca en la Historia una sociedad que haya tenido un sistema político estable que no sea oligárquico”).


Cuando los gerifaltes del PP, con Feijóo a la cabeza, visitan Cataluña, antes que nada van a consultar a los empresarios del Foment y después a las oficinas de La vanguardia, su órgano, para dar el visto bueno o para hacer tratos. Cada dos por tres vemos a un grupito de periodistas presentando un nuevo medio de Internet -periodístico le dicen (los hay a cientos, quién los paga, quien los lee)-, apoyados por políticos y empresarios, generando grupos de presión, pequeños círculos de poder que intentan hacerse hueco dentro de las oligarquías: periodistas empresarios políticos.


Hay que hablar de oligarquías en plural porque la España de las autonomías ha generado una en cada una. El juego político que vemos cuando debaten entre ellos, cuando aparentan desgarrarse en las campañas electorales no tiene que ver con proyectos de mejora que afecten a la ciudadanía, o no primordialmente, sino sobre quién se beneficia de los presupuestos públicos, dónde van las partidas de dinero que provienen de los fondos europeos o de los impuestos. Esa lucha, que no se menciona cuando debaten ante nuestros ojos para convencernos de a quién debemos votar, se nos hurta para que participemos y nos comportemos como ciudadanos juiciosos que acuden a la urna con la enorme responsabilidad de ejercer el voto en busca del mejor programa que solucione los problemas del cambio climático, de la inmigración, del envejecimiento, de la fragilidad de Europa.


"Las democracias eligen a unos líderes, mientras los oligarcas y las élites pactan las reglas del juego".


¿Son las leyes más fuertes que los oligarcas? En democracia, esa es la cuestión. En realidad todos lo sabemos, dónde está el poder y a qué se juega, pero hacemos como que no vemos, nos hacemos los tontos porque asumimos que el orden del poder es un mal menor, aunque hay quien cree, cuando aparecen políticos jóvenes o partidos nuevos, que esta vez sí, sin darse cuenta, ingenuos, que no es más que un nuevo 'procés' de renovación oligárquica, hacerse hueco, que no han cambiado las cosas en siglos, que poco podemos hacer y que empeñarnos en hacer que cambien es un esfuerzo juvenil -los soldados que las élites necesitan-, una pasión inútil que con el tiempo lleva a la melancolía.



Este periodista, por ejemplo, muestra un entramado oligárquico regional como si fuese algo deseable. Describe con exactitud los canales verticales de distribución decreciente de poder y riqueza, y, sin embargo, afirma que es horizontal. En democracia, sin la legitimación recursiva que aportan los periodistas y líderes de opinión, el sistema no sería duradero ni viable