miércoles, 5 de junio de 2024

La casa

 


No recordaba La casa tan triste y opresiva. Quienes leyeran la novela en formato cómic -gráfica le dicen- de Paco Roca recordarán la historia: tres hermanos con sus respectivas parejas quedan un fin de semana para poner en orden la casa en la que habitó su padre muerto un año antes. Su intención es hacer limpieza y repararla para ponerla en venta. Los personajes van apareciendo sucesivamente, de modo que vamos conociendo el escenario y sobre todo los rincones y objetos que la memoria va asociando al padre desaparecido. Cada hermano -dos hermanos y una hermana- tienen los suyos; en el recuerdo también caben los desencuentros y los reproches por no haber atendido al padre, por haber mirado solo para sí, las diferencias entre hermanos.


El director concibe la película en forma de breves escenas o viñetas, en las que sitúa la ligera acción: la comida en un restaurante, la cena junto a la pérgola que el padre construyó, los arreglos de las partes desvencijadas de la casa, el tejado, la poda, la higuera que no acaba de fructificar, los breves diálogos en los que los personajes muestran las razones de sus desencuentros -todos las tienen, sin que ninguno de ellos se convierta en protagonista principal-, con largos fundidos en negro para armar la trama en capítulos.


Como en la novela gráfica de Paco Roca, el director, juega con los colores de las paredes, los desconchones y las plantas descuidadas o muertas por falta de atención para asociar sensaciones y mover al espectador que en las emociones de los personajes encuentra las suyas propias, la vida que pasa, el sinsentido de las disputas, la necesidad del afecto, tan frágil, para ir suturando las heridas que nos inflige el inexorable tiempo, las pocas alegrías y la mucha tristeza por todo lo que vamos perdiendo. 


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