miércoles, 30 de septiembre de 2009

Zonas húmedas 2


Ya están aquí, la redactora del periódico les llama, supongo que para atraer a los lectores o más bien a las lectoras, crudas, explícitas, abyectas. Son la avanzadilla de escritoras que ha decidido hacer un mapa de su cuerpo sin ahorrar detalle alguno, autoexploraciones por sus orificios, sexo entre fluidos, heridas y excrecencias y regodeos con sus hedores naturales. El grupo de topógrafas del soma femenino está encabezado por Charlotte Roche (1978) y su Zonas húmedas (Anagrama), un millón y medio de ejemplares vendidos en Alemania, “el libro más osado que se haya escrito jamás sobre el cuerpo de la mujer”, cantan los publicistas. Helen es la protagonista, la chica de 18 años que yace en una cama del área de proctología de un hospital recuperándose de una fisura anal que se causó mientras se depilaba. Si descontamos el morbo, el capítulo que ofrece la editorial para su lectura pública no induce precisamente al placer de la lectura literaria:
Mete la cabeza entre mis piernas. Así es como mejor puede iluminar el chocho, que debe de resplandecer como una farola peluda y estar al rojo vivo por dentro. Afeita con cuidado las medias lunas. Las aparta hacia los lados para poder tratar también la parte interior. Desdobla todos los pliegues, repasa una y otra vez todos los resquicios. Hasta que la espuma ha desaparecido completamente. Quiero que me folle. Seguro que acabará haciéndolo una vez que el afeitado termine. Un poco de paciencia, Helen. Me dice que deje las piernas separadas pero que arrime las rodillas al cuerpo para que pueda llegar al culo. Pregunta si ese bulto en el ano duele.
–No, no. Sólo son almorranas prolapsadas. Puedes pasar por encima, creo, con cuidado.


Los publicistas, también llamados editores, a lo suyo: “una labor de rescate del cuerpo femenino tanto tiempo secuestrado por el cristianismo, la cultura heteropatriarcal y el feminismo de los setenta”.

Otras autoras: Beatriz Preciado (1970) y su Testo yonkie (Espasa), María Llopis y su El postporno era eso, de  (1975). En la misma línea están las performances de Diana Junyet, alias La Pornoterrorista, Julie Doucet (1965) y sus menstruaciones, Phoebe Gloeckner (1960) y su Diario de una adolescente o la finlandesa Kaisa Leka (1978), a medio camino entre el arte, el comic, la literatura y el cine.

En fin, por poco interés que tenga este movimiento seguro que sobrepasa a la peste de la novela histórica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué poco original es este blog que sólo se inspira en "Diario independiente de la mañana"...

(http://www.elpais.com/articulo/portada/plumas/sucias/elppor/20090925elptenpor_4/Tes/)

Anónimo dijo...

el "copy and paste" está al orden del día, anónimo!!!

Toni Santillán dijo...

1. No engaño a nadie. Todos mis comentarios están salpimentados por los enlaces que llevan a la fuente de la información, incluida esa dirección citada por anónimo uno.

2. No pretendo ser original. Este blog es tan personal como cualquier otro. No es un periódico ni una página de investigación con exclusivas.

3. Los visitantes del blog son libres de quedarse y leer los comentarios, de no hacerlo e incluso de aportar sus propios comentarios.

Anónimo dijo...

Sólo te engañas a ti mismo...