martes, 29 de septiembre de 2009

De cómo nadie puede eludir su responsabilidad


¿Qué hemos hecho cada uno de nosotros para prever e impedir que nuestros gobernantes se comporten como lo hacen ante una crisis como la actual? De la gravedad de la crisis nadie con juicio frío puede dudar y de que las cosas podrían haber sido de otro modo si hubiésemos enfrentado los problemas con resolución e interés por el bien común, tampoco.
Con una educación y una ciencia reforzadas no tendríamos la economía poco competitiva y el debate público de escasa calidad que tenemos. En cambio, tendríamos un sector exportador potente, una mano de obra muy cualificada y una ciudadanía alerta que no permitiría a sus gobernantes tantas fantasías.
Miremos, como hace Víctor Pérez-Díaz, con objetividad ambos problemas, educación y ciencia, a través de los indicadores fiables. En educación:
1.la tasa española de fracaso escolar es el doble de la media europea,
2. los resultados de los tests PISA, aplicados a la enseñanza general, colocan a España en el tercio inferior de los países de nuestro entorno.
3. Un tercio de quienes empiezan estudios universitarios los abandonan, y sólo otro tercio los termina en el tiempo previsto
4. En la lista de las 150 mejores universidades del mundo no hay ninguna española.

Ahora hablemos de la ciencia en España:
1. La proporción del PIB dedicada a investigación ha aumentado, pero sigue siendo muy baja con respecto a los países de nuestro entorno.
2. Se estima que el 5% de los científicos produce el 50% de los resultados científicos, y que dos tercios de los científicos hacen una sola publicación en su vida.
3. Las citas por artículo, que son un indicador del impacto en la comunidad científica, colocan a España en el puesto 40º de una lista de 147 países (muy rezagada respecto a los 20 primeros).
4. Si hacemos una proyección de la evolución de las patentes triádicas españolas por millón de habitantes entre 1995 y 2005, España alcanzaría el nivel actual de Reino Unido dentro de un siglo (en 2109), el de Francia, en siglo y medio (en 2158) y el de Alemania, en tres siglos (en 2309), suponiendo que esos países, entretanto, no incrementaran su nivel.

Ah, y esa sanidad de la que tanto presumen nuestros mediocres políticos. La sanidad española cae al número 21 de 33 países por las listas de espera y la dificultad de acceso a la historia clínica. Es el peor índice de Europa Occidental tras Portugal. Es un informe realizado por la consultora sueca Health Consumer Powerhouse, sobre el índice de satisfacción de los usuarios de los sistemas sanitarios.
El sistema de salud público en España parece incapaz de desarrollar una estrategia para mejorar el acceso y la calidad de sus servicios, lo que explica el gran desarrollo del sector privado en los últimos años [cubre ya casi el 25% de la atención].

Es decir, también los electores, o funfamentalmente los electores, somos responsables.

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