jueves, 13 de noviembre de 2025

La gran ambición

 



"Normalmente se ve la lucha de las pequeñas ambiciones ligadas a fines privados e individuales, frente a la gran ambición que es inseparable del bien colectivo". Antonio Gramsci.


Muchos añoran los viejos tiempos. El pueblo en marcha contra la oligarquía, contra un Estado en las garras de los grandes industriales y financieros. Parecía al alcance de la mano: el Estado sometido a reglas, la vía democrática, con el objetivo ambicioso de la igualdad, la distribución de la riqueza, crear o fortalecer grandes instituciones al servicio de toda la población. Un hombre y su partido encarnaban esa ambición. Enrico Berlinguer. Al otro lado, al frente del partido que había representado los intereses particulares de las grandes corporaciones italianas, había otro hombre con una ambición parecida, Aldo Moro.


La mayoría creyó en esa colaboración, el compromiso histórico entre el partido del pueblo y el partido de la burguesía, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana para alcanzar los grandes objetivos. Pudo haber ocurrido entre 1973 y 1978 cuando Berlinguer se liberaba de las instrucciones de Moscú y Moro de las garras de Agnelli y compañía. Todo se truncó una mala tarde de marzo de 1978 cuando Aldo Moro fue secuestrado y, 55 días después, asesinado. El sueño se hizo añicos.


Porque había izquierda que mataba. Las Brigadas Rojas, el IRA, ETA, el Ejército Rojo alemán llenaron de sangre los escenarios europeos. El efecto de sus acciones coincidió con los deseos de los grandes oligarcas. Tras el asesinato de Aldo Moro Italia se sumió en la mayor época de corrupción que acabaría con los procesos de la tangentópolis, donde los políticos se indistinguían de la mafia, donde la carrera política era una vía para hacerse rico mediante la corrupción. Los grandes hombres a los que mueve la ambición de país desaparecieron. Desde entonces Italia no ha levantado cabeza.


Ver la película de Andrea Segre, La gran ambición (2024, Filmin), mueve a la melancolía. Dónde está hoy el hombre, dónde el partido que inyecte en el pueblo la gran ambición de enfrentarse al problema de la vivienda, detener el deterioro de los sistemas educativo y de salud, recuperar el valor del trabajo, hacer creer a los jóvenes que hay futuro, que merece la pena tener hijos. Si uno mira alrededor solo ve las ambiciones pequeñas de hombres que solo es interesan por sí mismos.


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