miércoles, 9 de abril de 2025

Disfuncionales

  

"Estamos hechos para sentirnos como los héroes desvalidos de nuestras propias vidas, rodeados de aliados y enemigos, persiguiendo metas significativas y luchando por finales felices imaginarios. Tenemos una voz en nuestra cabeza que escribe una autobiografía en constante desarrollo de quiénes somos y qué estamos haciendo". Will Storr.




La razón de ser de Marco, la película que bosqueja la personalidad del impostor Enric Marco, que se inventó un pasado de superviviente de los campos nazis y que llegó a presidir la Asociación Española de Víctimas del Holocausto, es la de mostrar el síndrome de quien se cree su propia mentira. Los 25 minutos finales, cuando en la extraordinaria interpretación de Eduard Fernández, Marco, después de convertirse en una figura pública, es descubierto, desposeído de su cargo y arrojado al muladar de la mentira. Pero no lo acepta, no puede aceptarlo porque no le queda tiempo para ser otro. Sigue siendo, cree seguir siendo, a pesar de haber sido descubierta su mentira, el personaje que se veía reflejado en la mirada de los otros.

Dónde están aquellos personajes que admirábamos y respetábamos, que inconscientemente tomábamos como ejemplo a seguir. Personajes públicos o que conocíamos en el ámbito privado. Desempeñaban una función ejemplarizante. Hacían lo correcto y luego desaparecían de nuestras vidas sin que nos diésemos cuenta. Mirando al pasado todo parece más simple, podíamos distinguir, establecer divisorias. Aunque quizá todo sea una ilusión y nunca existieron hombres de una pieza.



                                        



Ahí está Francisco que ha olvidado cómo accedió al trono de la iglesia. Benedicto XVI, cuando se sintió débil, se lo cedió. Quizá ahora se sienta inmortal, quizá crea que su condición de papa le preserva de la muerte. La última imagen que ha aparecido en la prensa es patética, la de un hombre consumido por la enfermedad, contraejemplo de la máxima figura de moralidad.

No se puede apartar 'fungible' de la definición de político. La mayor parte desaparecen en la niebla. Unos cuantos permanecen en la memoria por el desastre que causaron y solo de unos pocos guardamos buen recuerdo. Los peores son los que se prolongan: se creen imprescindibles o asumen una personalidad inventada por quienes han hecho su campaña de marketing, por la pleitesía de quienes les rodean y por la ensoñación prolongada durante los años que han estado en el poder.

Si eso sucede, si hay políticos que se comportan como Marco, es porque las instituciones son mejorables. ¿Cómo ha podido Trump volver a presentarse para la presidencia tras haber inducido un golpe de Estado? Si el poder se ejerce únicamente para el propio beneficio - egocéntrico Sánchez -, sea real o imaginario, con independencia del bien general, es que el sistema político está mal hecho.

"Todo el mundo se ha inventado su propia historia", confiesa Marco, en una de las escenas finales. Porque la personalidad ficticia, infundada, que cada uno de nosotros cree poseer es una ilusión.





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