Podría decir el número exacto de animales salvajes que hemos visto en la Reserva Nacional de Yala. Tres elefantes y muchos búfalos; tres ejemplares de varanos y dos coyotes, innúmeras aves, entre ellas un par de águilas y dos tucanes; un par de docenas de gamos, y un cocodrilo, pero incontable el número de vehículos que han entrado en el parque a las 6 para ver vida salvaje. Sin duda, superarían a los animales entrevistos.
Sin duda, el paisaje tipo sabana con árboles sueltos y grandes lagunas es bello. Como bello es la roca llamada del León que se divisa a lo lejos, otro emblema del país parecido al de Sigiriya.
El llamado Safari dura un par de horas, pero es muy poco lo que se ve. La mayor parte del tiempo es paisaje, caminos bacheados llenos de charcos por las lluvias intensas de estos días.
Tampoco ha tenido mayor interés la histórica gran stupa o dagoba de Tissamaharama, que en tiempos fue un importante monasterio. Es una de las dagobas más grandes de Sri lanka. Cansados de ver este relicario budista al final ni nos hemos descalzado, viendo el monumento desde una relativa lejanía.
Sin duda, tenía más interés el colegio de enfrente donde hemos llevado algunas cosas que necesitaban. Los profesores, amables, y los niños encantados de interrumpir las clases para tocar y oler a los blanquitos extranjeros. Antes de llegar al hotel hemos pasado por un bosque con árboles de anchas copas lleno de murciélagos zorro.
El hotel en el que nos alejamos tres noches es un resort típico de playa. Con gran piscina y gran playa, aunque no es aconsejable bañarse en ella por la resaca. La comida no es de las mejores. La playa de Tangalle es larguísima, con una buena franja de arena entre la densa vegetación vecina y el mar, entre dos puntas que delimitan una no muy ancha bahía, Tangalle beach y Rekawa Turtle beach.
Si a uno le da por dar un paseo a lo largo de la playa irá descubriendo hoteles y chiringuitos. Mar adentro, a pocas millas, se ven pasar cargueros llenos de containers. Hay trozos de playa contaminados por restos del fuel que van soltando los barcos. No hay mucha gente paseando. No es temporada alta y prácticamente nadie dentro del agua. Muchos españoles, eso sí.
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