lunes, 17 de marzo de 2025

12. Tropical. El botánico de Kandy

 


Situado a 500 m de altura, en un clima húmedo y cálido, junto al río Mahaweli que lo bordea, las plantas y árboles crecen con facilidad. En sus 60 hectáreas de extensión hay más de 4000 especies. Se requieren varias horas para recorrerlo y detenerse en tantos ejemplares para mí desconocidos, lego que soy y tiempo que me falta.




Únicamente puedo dar fe de mi asombro ante el porte de muchos árboles que veo por vez primera, la avenida de los canarios, la de las palmeras, el rincón de las orquídeas, algunas tan parecidas a mariposas, cuyos nombres tan eufóricos nada dicen porque nada sé de botánica; flores, bambúes, cactus, especias y helechos; también frutos de tamaño inverosímil. 




Pero lo que más me asombra de todo es ver corretear y gritar en medio de una gran pradera de un verde intenso el destellante blanco del budismo lunar de los niños y niñas a la hora de comer; hay tantos que yo diría no queda uno más en todo el país fuera de este jardín botánico.




Sri lanka es budismo sobre todo, pero también hinduismo y una parte de Islam, con alguna iglesia católica, rastro de los inicios de la colonización portuguesa. También es trópico. El conocimiento no se obtiene únicamente de la información digital: cuentan, por lo menos tanto, las sensaciones visuales auditivas y táctiles. 




El trópico lo he sentido llegando a Kandy, primero en el jardín de las especias de Matale, hoy en el jardín botánico de Kandy y ayer en una ruta por el bosque tropical atendido por campesinos - comimos en el porche de una casa rural mirando el indescifrable mundo verde a unos metros. Nos hemos internado en la desbordada naturaleza durante 5 km, más hubiese sido de difícil aguante: nuestros cuerpos europeos no están hechos para la humedad sofocante, tampoco para las sanguijuelas que acechan en las zonas de aguas estancas; soportamos por tiempos cortos la belleza natural, tan bella como caníbal.


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