jueves, 27 de febrero de 2025

Volveréis

 

 


El padre del director les había dicho más de una vez que lo que habría que celebrar sería la separación y no las uniones, las bodas. Así que el hijo recoge la broma, reúne a sus compinches, la pareja que ha ido creciendo en el cine, Itsaso Arana y Vito Sanz, y entre los tres montan el guion y hacen la película. Una película sobre la idea de hacer una película, una película que se hace mientras se discute cómo hacer una película, con la pareja de siempre en las películas de Jonás Trueba, que ahora hace como que se separa dentro de la película y para ello asumen la idea de celebrar una fiesta, anunciando, de paso, a los cuatro vientos bidimensionales de la pantalla, que volverán, que les volveremos a ver en esta historia que continuará, en la que el director pretende reflejar los ritmos circadianos de su generación.

 

La película es una comedia sobre el cine y la amistad, una excusa para atraer a los amigos del trío, ponerles delante de la cámara y hacerles hablar sobre la broma del padre, la película que se está haciendo y sobre el cine en general. Rizan el rizo del cine dentro del cine cuando filman una escena, que se está rodando en las calles de Madrid, de una serie que ahora mismo se pasa en Movistar, Los años nuevos, en la que sale uno de sus amigos, Francisco Carril, que poco después se incorporará a la película que Jonás Trueba rueda. En las escenas centrales, en su núcleo, está el padre mismo. El propio Fernando Trueba en bata, en su casa, con las arrugas de la edad y en primerísimo plano, dejando constancia de que él está en el centro de todo. Discute su propia idea, la de celebrar la separación, y habla de cine, ofreciendo dos recomendaciones: el libro La repetición de Soren Kierkegaard y un par de libros más de Stanley Cavell, en uno de los cuales se interroga sobre si El cine, ¿puede hacernos mejores?

 

Es legítimo preguntarse si con todo eso bastaba para montar una película. El hecho es que sí, que Jonás Trueba la ha hecho. Tiene ritmo y se ve bien. El fondo es el de siempre, Madrid y sus alrededores, los personajes los mismos. La comedia agradable, para hacer que brote en ti un par de sonrisas, no más; llena de luz, con ligerísimas sombras, en las antípodas del filósofo danés. Se nota que todo el equipo se lo ha pasado bien haciendo la película. Me gustan las películas de Jonás Trueba, aunque creo que esta no es la mejor. Sus personajes, como su generación, no acaban de madurar, aunque lo harán. Y lo veremos. Volverán.


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