The
Order (2024, festival de
Venecia; Amazon Prime) es un thriller trepidante. La acción sucede en los años
80 en el noroeste de Estados Unidos. Asalto de bancos, edificios oficiales y
vehículos blindados. La película tiene el aire del cine de acción de aquellos
años. Un agente del FBI sigue la pista de una secta nacionalista y
supremacista. Al fin dan con un hombre con una fuerte personalidad que se
separó de la secta religiosa para fundar su propio grupo. Atrae a hombres,
acumula armas, proyecta atentados por doquier.
Si ahondamos lo suficiente en cualquier suceso que se aparte de los patrones de
normalidad, sea un crimen, una secta o un grupo político, la naturaleza humana
es el sustrato que lo explica en parte. Nos cuesta verlo, lo negamos.
Puesto que llevaba una bandera del ISIS en el coche, unos quieren hacernos
creer que el hombre que, en la madrugada del Año Nuevo, arrolló y mató a 15
personas en Nueva Orleans, respondía al tipo de terrorista islámico, otros que,
puesto que había estado en el ejército, era un terrorista de extrema derecha
que se hacía pasar por un lobo solitario del ISIS. Y, puesto que está al caer
la toma de posesión de Donald Trump, igualmente, el Tesla Cybertruck que
explosionó ante un hotel de Trump en Las Vegas no solo tenía motivación
política, sino que quien lo conducía y murió en el acto pertenecía a algún tipo
de organización. Es más, que ambos sucesos están conectados.
Pero qué decir del tiroteo, el jueves pasado, en un club nocturno de Queens
(Nueva York) que se saldó con 10 heridos o del adolescente que mató a tres
personas en una escuela cristiana de Wisconsin, a mediados de diciembre. Para
los periodistas que dan cuenta de los sucesos, sea en 20minutos o en El País:
"Es difícil ignorar el contexto en el que se han producido estos
ataques: a apenas dos semanas de que Donald Trump tome oficialmente posesión de
su cargo". El propio Trump los vincula a la inmigración irregular.
Cuando se sustancian en los tribunales esas conexiones no se sostienen. Una y
otra vez aparece el caso particular del hombre trastornado, la naturaleza
humana.
Brillantemente dirigida por Justin Kurzel e interpretada por un Jude Law
desastrado y un Nicholas Hoult de una pieza, The Order muestra el
carácter al mismo tiempo seductor y destructivo del psicópata, y se acerca más
a la realidad que los porqués que invariablemente buscan los periódicos ante
cualquier desorden de los que dan cuenta.
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