Hildegart era una niña prodigio a quien su madre concibió,
educó y orientó hacia la defensa y promoción del feminismo. ¿Se puede llevar a
cabo tal proyecto Frankenstein, programando todos los pasos, desde la
concepción hasta la formación adulta de una personalidad y cumplir el objetivo?
La madre, Aurora Rodríguez, lo creyó y lo puso en práctica. No fue la única,
también Mary Shelley o los creadores de la reciente Pobres criaturas lo
creyeron posible. Paula Ortiz, la directora de esta película, redunda en ello.
Debía ser el espíritu 'progresista' de la época: dame una criatura y la
moldearé como la cera.
Hildegart fue hecha sin padre, salvo casual semilla. La madre la concibió como
su obra, la mujer independiente y libre, modelo para las futuras mujeres, liberada
de los hombres, también del amor y el sexo: obstáculos fantasiosos para la
plena autonomía. Hildegart escribió libros, colaboró en periódicos, militó en
el partido socialista y en el Partido Republicano Federal, con la intención de
extender la participación en política y en la vida social al cincuenta por
ciento de la población restante. Admiró a personajes de la época como Havelock
Ellis, H. G. Wells, Marañón y Ortega y Gasset y fue admirada por ellos. Una
mujer prodigio que no pudo desarrollar sus potencialidades porque, como en el
caso de la criatura de doctor Frankenstein, su creadora truncó su vida a una
edad tan temprana como los 18 años. Aurora no permitió que su hija fuese una
criatura defectuosa, alguien que se enamora y besa, alguien con vida propia,
independiente de la fantasía que la madre había creado.
Si Aurora Rodríguez vivió obsesionada con un solo objetivo, la directora de
esta película nos muestra un fenómeno, con algunas pocas referencias
contextuales. La protagonista no es tanto Hildegart como su madre. Un caso
psicológico o como dicen en Hollywood un biopic. Con tan poca
profundidad y una bella y fría estética que tiende hacia lo negro, el
espectador, es decir yo, se va desconectando progresivamente. Lo mínimo que
esperas de una película es que te produzca algún tipo de emoción. ¿Qué le falta
a La Virgen roja para que no te resulte indiferente, más, por qué te
produce bostezos?
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