martes, 1 de octubre de 2024

Cosas que deberías saber sobre Sicilia

 

                                


La primera y principal que te arriesgues a conocerla por ti mismo, sin dejarte guiar. Un consejo que debería valerte para conducirte por el mundo. Claro que eso conlleva riesgos, acostumbrados como estamos a la recta vigilancia de Pere Navarro, conducir en Sicilia es un caos autorganizado: importan más las reglas no escritas que el código de circulación, donde hay dos carriles, como no pintan las líneas de separación, los sicilianos ponen tres; si no eres temerario en los adelantamientos, es probable que el último centímetro de separación se convierta en choque; la buena conducción exige que te adelantes y no cedas, cada cual encuentra su hueco y la conducción se autorregula; pocas veces se oye un pitido y nunca he oído un insulto. Si luego paseas y observas verás las consecuencias: la mayoría de los coches son pequeños y muchos tienen rayaduras y golpes en la carrocería.


En las calles de Sicilia, las bicis no han sustituido a las motos, que zigzaguean entre los coches con un arte que, en Europa, solo dominan los italianos. No hay bicis porque no hay carriles bici y a menudo tampoco arcenes, las motos ocupan su lugar.



El símbolo de Sicilia es la Trinacria, un busto de mujer con tres piernas que recuerda la geografía triangular de la isla, las tres puntas del triángulo siciliano que da a los tres mares que la bañan, Mediterráneo, Tirreno y Jónico. La bella ciudad de Trapani acaba en una alargada punta que separa los dos últimos, como tres son los envolventes culturales del escenario siciliano: la clásica, en sus variantes griega (Magna Grecia), latina y bizantina, un escenario de ruinas semirreconstruidas, que lleva a los turistas, guías mediante y cámara en mano, por parajes desarbolados y secos; la barroca tridentina del centro de las ciudades, donde la Iglesia, en impresionantes catedrales y basílicas, siguiendo la pauta del Gesu o de Borromini romanos, mostró su poder declinante en el XVII y XVIII -cualquier población siciliana, por pequeña que sea, tiene una enorme catedral-, y la obra de los artesanos árabes que con modestia se muestra en escenarios que no son suyos: palacios e Iglesias normandas, miniaturas de joyería y cerámica, como en el otro símbolo de la isla, la piña, que se encuentra en las tiendas turísticas por doquier.



Sicilia es sorprendentemente sucia. Son monumentales pero el asfalto está agrietado y las aceras rotas, la maleza brota en las paredes de los edificios, las paredes desconchadas, las bolsas de basura en cualquier lugar, los plásticos en los bordes de las carreteras, en su doble alma, europea y africana, es decir, mediterránea.



En Sicilia se come bien y barato pero cometerías un error si te dejases llevar por las guías. Las mejores pizzas y platos de espagueti están en los locales populares que no tienen nombre. Los peores, allí donde llegan en tropel los turistas que siguen las recomendaciones. Prueba la arancina, una masa de arroz con carne o verduras rebozada, que encontrarás en cualquier lugar y que te servirá para una comida rápida. Las cervezas son el doble de caras que en España. Los sicilianos en general beben más agua que cerveza. Y el dulce típico, los cannoli, un tubo de masa frita que reboza una masa de pasta dulce.


Lo caro en Sicilia, muy caro, son los accesos a los museos y sitios arqueológicos. En ese aspecto no tienen medida. En general, doblan o triplican los puestos de trabajo, al menos tal como nosotros consideraríamos necesario. Puede ser una explicación del costo.


                    


En general, los sicilianos que te encuentras por la calle son amables y simpáticos, como nosotros, pero en cuanto tienen un negocio con lustre te la clavan con engaños, como aquí. En Trapani, en un apartamento lustroso, a la llegada nos ofrecieron una copa de bienvenida. La terraza era bonita, un mirador al anochecer: pedimos la copa de vino siciliano, no muy bueno; resultó que efectivamente había una copa de bienvenida. La segunda la tuvimos que pagar (7 €). Ojo cuando alquiles el coche, probablemente en el alquiler de coches, en los seguros que te ofrecen, se encuentre el mayor riesgo de estafa para incautos. Lo experimentamos en propia carne. Sicilia es moderna y decorada en interiores, dejada a la degradación en exteriores, no muy diferente de la vida de cada uno de nosotros.



Desde el mirador de Taormina, con vistas al Jónico y al Etna, escribió Goethe, en su Viaje a Italia (1787)


Haber visto Italia sin haber visto Sicilia es no haber visto Italia en absoluto, porque Sicilia es la clave de todo”.



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