miércoles, 28 de agosto de 2024

La medición del mundo, de Daniel Kelhmann

 



Este libro podría ser una novela con elementos ensayísticos o un ensayo que a veces toma las formas de la novela. Como experimento no está mal del todo, pero a mi juicio es un experimento fallido. Lo protagonizan dos científicos alemanes del cambio del siglo XVIII al XIX: el naturalista Alexander von Humboldt y el matemático y físico Carl Friedrich Gauss. Los alemanes están orgullosos de ambos y no es para menos. Humboldt describió como nunca antes la geografía de Sudamérica, de la Tierra podría decirse. Gauss, una brillantísima mente, está entre los tres privilegiados de la matemática.


El libro, en capítulos alternos, desgrana la circunstancia personal de ambos autores. Alexander, hijo de buena familia, fue educado en la ilustración prusiana y russoniana. Dedicado al estudio desde su más tierna infancia desatendió durante toda su vida los asuntos sentimentales. Si Kelhmann enfrenta a los dos hombres no es solo por la diferencia de sus orígenes, familiares y sociales, sino por sus contradictorios intereses y personaliddad. Si Humboldt se interesó por todos los aspectos de la vida natural, Gauss antes que nada era un poeta de los números. Humboldt no podía parar en casa, siempre estaba planeando algún viaje. Tras el viaje a América es su mente bullía el de Asia, aunque hubo de conformarse con San Petersburgo y Moscú. Para Gauss salir de casa era peor que un dolor de muelas; el único viaje que concebía era el mental. Gauss procedía de una familia campesina pero, inexplicablemente, su mente brilló por encima de cualquier otra. También en los asuntos de sexo más que de amor se apartó del célibe Humboldt.




El libro nos da una idea general de lo que ambos ensayaron. Humboldt se obsesionó con la medición del mundo: ríos montañas volcanes plantas animales. El segundo, con la medición aritmética, algebraica y geométrica. Siendo adolescente comenzó una obra memorable, que completó con 21 años: Disquisitiones arithmeticae. Luego, cuando su mente se aquietó algo se desvió hacia la física y la astronomía, incluso se concedió pensar en las aplicaciones prácticas en el último estadio de su vida: se le considera el inventor del telégrafo.




Kelhmann es insuficiente en ambos campos: bosqueja sus biografías sin entrar a fondo en los detalles de su personalidad y circunstancia y apunta esquemáticamente sus descubrimientos. Ambos merecen una buena biografía. La peripecia de Humboldt fue descrita en un éxito de ventas de hace unos pocos años, La invención de la naturaleza, de Andrea Wulf. En alemán habrá alguna buena biografía de Gauss que desconozco. Alguien debería hacer con Gauss lo que Ananyo Bhattacharya hizo con Von Neumann, un matemático comparable, una magnífica biografía intelectual. Este libro de Daniel Kelhmann se parece más al que Benjamín Labatut ha dedicado recientemente a Von Neumann, Maniac. más novelesco.


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