domingo, 28 de enero de 2024

02. Puerto Montt y Hornopiren


Hornopirén, región de los lagos


Era hacia las dos, me tomaba un sándwich en un banco frente al fiordo de Hornopirén, mirando la cima del volcán que da nombre al fiordo y al pueblo que congrega a su alrededor. El volcán está apagado y en la cumbre la nieve es escasa, el sándwich era un doble de queso, a mi espalda un mercado artesanal con unos cuantos jóvenes. Se me acercó un hombre con la cara quemada por el sol y ropa que no había conocido lavados. Se sentó como pidiendo permiso, sin decirlo. Me preguntó si era francés. Poco a poco se fue animando. Tenía ganas de charla. Inició varias conversaciones con temas distintos: el tiempo los países los viajes. Siguió luego por Don Quijote, sí lo conocía, si lo había leído, que dónde murió. No acababa de creer que yo lo hubiese leído, como si leerlo fuese un mérito al alcance de pocos. Al final llegó donde parecía querer llegar. Dejo de mirar al agua del fiordo y se me encaró por primera vez. ¿Sabe con quién está hablando?, me preguntó. Dije, No, cómo habría de saberlo. José Ortega y Gasset, dijo. ¿Cómo?, Igual que el filósofo, le dije sonriendo. Exactamente, respondió, mis padres me pusieron ese nombre en su honor. Qué responsabilidad llevar ese nombre, le dije. He leído todos sus libros, dijo, pero usted no sabe en qué trabajo. No, claro, le dije. Ve, ese barco, me dijo, soy el vigilante. Se ve que es nuevo, contesté. Pues aún no ha salido a navegar, le falta la licencia. Mientras, yo lo vigilo. Acabado el sándwich, me puse con una empanada de camarón. Le ofrecí el pack de zumo de naranja que quedaba en mi bolsa de picnic. Me dijo que él tenía su propia bebida y que no bebía otra cosa. De una bolsa de plástico sacó una botella de vino blanco, con no más  de un tercio de contenido. Se hacía tarde. Había que hacer el check-in en el hotel y luego ir a ver unas cascadas y más tarde a tomar un baño en las termas. Me despedí con un apretón de manos. Me deseo suerte y yo a él.


Puerto Montt

Antes en la mañana muy temprano habíamos volado de Santiago a Puerto Montt, sin recuperarnos de la falta de sueño. Dos horas bajando, en bus y en ferry, a nuestra izquierda el PN del Alerce Andino, hacia el sur por este país filiforme, alterado por montañas, lagos, fiordos y pequeñas llanuras. Chile tiene dos cordilleras, la andina interior y la costera. En medio, la depresión central, donde los chilenos trabajan la agricultura, y pequeñas llanuras orientadas al Pacífico. De punta a punta mide algo más de 5000 Km. Sin embargo, es tan estrecho que no mide más  de 250 km de promedio. Me sorprende comprobar que Chile es un 50% más grande en extensión que España, 750.000 km². Sin embargo, hay menos de la mitad de chilenos que de españoles, 20 millones, la mitad de ellos radicados en Santiago, otra exagerada metrópoli. 


Paso del Reloncaví. PN del Alerce


Como todo país que se precie la población está dividida en dos mitades orientadas a izquierda y derecha. El guía que hemos tenido en Santiago más bien basculaba hacia la derecha, defendiendo los gobiernos previos al  actual de Boric, y hacia la Constitución recientemente rechazada frente a la anterior, también rechazada. Otra sorpresa, Chile tiene seis mil islas, más que Indonesia que ¡tan solo! tiene 5000.



Tomamos contacto con el Pacífico en Puerto Montt, que yo conocía por la canción de Víctor Jara. una ciudad donde atracan grandes cruceros y donde acaba la Carretera Panamericana y comienza la Austral que, con 1.248 km. y con tramos con ferris va hasta Puerto Highins. El Mapudungún es la lengua mapuche que da nombre a fiordos y otras geografías. El primer fiordo que vemos es el Reloncaví, cuyo estuario atravesamos con el ferry, bajo el volcán Yates, que vemos nevado, con 2900 m. Con el primer transbordador vemos la acuicultura muy extendida. Tomamos empanadas de marisco, de pulpo o de camarón, muy ricas. Visitamos las cascadas, El Río Blanco, que baja de las Peinetas, detrás, nevadas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástica crónica, Tony
Nos tienes muy bien acostumbrados. Todo un lujo acompañarte en este viaje a través de tus reflexiones, historias, ...

Toni Santillán dijo...

Gracias