lunes, 11 de septiembre de 2023

Rosa Peral, un cura, un sociólogo y el versolari

 



- Anoche vi el primer episodio de El cuerpo en llamas. La historia de la policía de los Mossos que en compañía de un amante mató a su pareja.

- Rosa Peral. Una de esas historias que electrizan el cuerpo social, mucho sexo y muerte. El amarillismo le echó el diente y sacó todo el jugo que pudo.

- La serie no da la talla. Le falta presupuesto, un guion más trabajado y actores creíbles. El cuerpo en llamas de Rosa Peral no responde al título de la serie, no cabe en el delgaducho de Úrsula Corberó. Le falta la experiencia de las productos británicas de televisión y la pasta gansa de Hollywood. También falta el ardor y el fuego que yo presuponía.

- ¿No está en Netflix?

- Sí pero no se han gastado mucho. Así que visto el primer capítulo me fui al documental, porque al mismo tiempo que la serie han estrenado un documental. Te lo recomiendo. Por dos motivos: lo difícil que lo tiene la justicia para llegar a la verdad y cómo una campaña mediática puede torcer el brazo de fiscales y jurados. El fiscal, sin ningún rubor, admite que como no había pruebas concluyentes creó una ficción que el jurado se creyó.

- Pues mira, enlaza con lo que te quería comentar. Yo vi la película documental Bajo el silencio de Iñaqui Arteta, que hoy puedes ver en abierto aquí. Testimonios de la enfermedad vasca, víctimas y asesinos haciendo memoria o dramatizando el olvido voluntario

- La vi cuando se estrenó en un pase privado. Recuerdo con viveza la sensación que te queda después de leer un libro o ver una película que te ha impactado.

- Yo me quedo con la indigencia mental de esa gente, la enorme dificultad para decir algo con coherencia. Como si estuvieran atrapados en un agujero que los centrifuga y desorganiza

- Recuerdo al inmoral cura logorreico del principio y del final, también al profesor de sociología

- Son figuras principales del retablo nacionalista. El cura y el sociólogo, qué profesiones, por cierto, tan encerradas en mundos sin ventilación

- A los intelectuales le cuesta más cambiar el chip; ellos han creado la opinión, han fijado el estado de ánimo que ha impregnado la atmósfera social durante décadas

- Les cuesta cambiar, ser otros, porque han sido los colaboradores necesarios, transmisores y en ocasiones creadores de conceptos. ¿Cómo van a escapar de la culpabilidad? El sociólogo se niega a contestar; se escuda en las teorizaciones de la banda; ‘Depende cómo se teorice para matar… Hay mil razones para matar a una persona’.




- Yo te quería hablar del versolari, no sé si lo recuerdas.

- Recuerdo al versolari. El vídeo aquel de los tiros en la nuca se hizo viral, diríamos hoy. Una figura imponente y al mismo tiempo apocada

- Recuerda. Está sentado sobre un banco de piedra con las piernas cruzadas, junto a una mochila de la que a veces saca un canuto, fuma, aunque le dura poco entre los dedos, de vez en cuando lo escupe y pisotea, retuerce los brazos, los alarga, los encoge. No le salen las palabras, como si tuviese que sacarlas con tenazas. Por fin dice algo significativo. Habla del síndrome del norte, de que está zumbado. Este hombre que, ante el público que le aplaudía, decía que había que disparar en la nuca, ahora es otro. Lo dice abiertamente aquel era yo pero ahora este que ves es otro. Y tiene razón. En un doble aspecto. Primero, el nacionalismo, una atmósfera. Hay que ver aquel vídeo donde recita improvisando versos que el público como en un acto religioso espera que sean pronunciados. ‘En la cabeza le tengo que pegar un tiro

- Una atmósfera, un estado de opinión

- Eso es, la idea de presión atmosférica sirve para cualquier cosa: el cambio climático, el feminismo chungo… Es difícil escapar a sus efectos

- La creación de un estado de histeria colectivo ya sea artificialmente o sobrevenido por la suma de un centón de cosas no necesariamente dirigidas

- Lo usan políticamente y destruye la convivencia, convierte a muchos hombres en guiñapos no solo a los afectados, a los directamente señalados, marcados, anula en la población el discernimiento

- Es la constatación del fracaso del sistema educativo

- Y de una jerarquía de valores. No creo que haya habido esa voluntad, es dejadez, falta de visión, incompetencia

- No lo tengo tan claro. Mira las recientes campañas inducidas por los pastores de opinión: la manada, el Rubiales, el caso de los futbolistas de la Arandina, la reciente de ayer mismo de los colegiales de La Rioja

- Hace falta tener una fuerte voluntad para no dejarse llevar por la histeria colectiva

- O haber sido educado con criterios morales estrictos

- ¿En un colegio religioso?

- No te digo que no, pero está la familia, la escuela, los media, la sociedad

- Ni los míos ni los tuyos han tomado la educación en serio. Hemos dejado las carteras de educación en manos de incompetentes desaprensivos. La ministra Celaá, y tantos, llevando a sus hijos a un instituto privado ‘inspirado en los valores del Evangelio’ mientras hacía retórica contra los colegios concertados.

- Y en manos del nacionalismo, no se te olvide, que es peor. ¿Recuerdas los bachilleres y universitarios que aparecen en una película de Arteta?

- Almas vacías, indefensas pero adoctrinadas. Imperdonable

- Hemos construido un país de mierda.

- Una tramoya de relaciones que permitiese gobernar durante una legislatura; esa era su perspectiva de futuro

- En este país salvo los primeros años de la transición nadie ha mirado al futuro para construir algo decente, un país de ciudadanos

- Cómo hemos podido dar tanta cancha al nacionalismo

- Los tuyos y los míos

- Estoy de acuerdo

- El segundo aspecto tiene que ver con el caso personal del versolari. Todo el mundo debería verse retrospectivamente, ver la distancia entre aquel yo y este otro yo que ahora somos

- Aquí enlazamos con Rosa Peral y la justicia. La responsabilidad penal. Las pruebas fehacientes del delito.

- Aquellos días turbios de los crímenes de Eta. El peso de la comunidad y la disolución del individuo en su seno

- Visto así el cura y el sociólogo eran mucho más culpables

- Eran los culpables, lo siguen siendo. Además, el punto crucial ahora que sabemos cómo cambian los individuos: el versolari es otro. Es el único que dice, improvisando en versos en euskera, si no lo repetimos a ver si nos perdonan.

- ¿Y ese ruido de fondo?

- El fabiol, los tibles y las tenoras. 11 de septiembre.

- Ah, claro, 11 de septiembre, tanto que celebrar

- Tanto de lo que condolernos, querrás decir

- ¿Qué tal el ambiente?

- Cuatro gatos


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