- Qué poquita cosa, este gallego, ¿no os parece?
- Político viejuno. Ya no está en edad de aprender, amasado en otro tiempo.
- Hubiese sido un buen presidente para un tiempo tranquilo, no para este de turbulencias
- Se pensaba que le caería la fruta en el cesto, sin más, jojo
- Alguien dice hoy en el periódico lo que debería haber hecho
- No tienes a nadie a tu altura
- No esperaba que me lo pusiesen tan fácil, la verdad. Desde la época del Bigote están sin líder. Humildemente, su nadería me hace grande
- Espera, no tan rápido. Hay por ahí una killer. Se parece a ti
- Es cierto, pero de momento desde su rincón poco puede hacer. Me hubiera gustado competir con ella pero no llegará a tiempo. Además, cuando llegue su hora ya estará abrasada
- Cambio de tercio, ¿has pensado en algún cargo para nosotros en la nueva etapa?
- Imposible, dejaríais de ser mis amigos. Los migueles, jojo, todos mis amigos se llaman Miguel
- Empezando por Miguel Sebastián, el de la tesis
- Ni una broma con eso. La tesis es mi Alfa y mi Omega. Veis, por eso no puedo daros cargos. Ese comentario me obligaría a defenestraros.
- Como has defenestrado a la Batet y al Ander Gil
- Ganáis dinero a espuertas gracias a mí. Disfrutáis de mi intimidad, quién más puede decirlo.
- En el mismo Olimpo. Como espectadores, eso sí. En realidad solo tú disfrutas en lo alto de la pirámide
- Estamos un escalón o varios por debajo de tu gloria. ¿No hace un poco de frío ahí en las alturas?
- Qué va. El placer de los dioses...
- ... solitarios
- Es el juego. La política es un juego, como el sexo, si dejas de jugar se convierte en esfuerzo. Y aburrimiento. Follar una vez a la semana, los domingos por la mañana. Una rutina. Puaf. Ser un político previsible: consejo de ministros y rueda de prensa. Puaf. Como para los niños la vida, juego; los adultos juegan hasta que se cansan, entonces se vuelven serios, mandones, tristones y brota en ellos la autoridad paterna. Y se agrían, envejecen y les entra la desesperación de la muerte.
- Podríamos añadir la amistad el amor y el arte al juego.
-En el juego siempre hay uno que gana. Si es de altura, siempre el mismo. A mí no me gusta perder. Así que ya sabéis lo que os toca si queréis seguir siendo amigos míos.
- Venimos aquí a jugar contigo y a dejar que ganes, sin que se note.
- Miráis el panorama desde aquí, compañeros de pelotas.
- En la cima
- Vosotros y el Conde, no necesito a nadie más. Vosotros cerca para que me digáis lo guapo y lo maquiavélico que soy. El Conde lejos, adivinando la próxima jugada y procurando que las cuadernas del Estado no desencajen del todo
- El Conde, otro adicto al juego
- Me estará eternamente agradecido por haberle dado esa posibilidad. No hablo directamente con él, no hace falta, no hace falta que le diga lo que necesito. Adivina. Sé que está feliz, como un niño ante una consola
- Nosotros también somos felices, aunque ha ido de un pelo que nos echasen, que te arrojasen del Olimpo
- Sabéis que podría prescindir perfectamente de vosotros. Vosotros, jesuitas de confesionario
- Tenemos nuestras habilidades
- ¿Cuáles? ¿Hurgar en el WhatsApp privado de unos colegiales de la Rioja? No se puede caer más bajo. Os pueden querellar por eso. Hasta he oído hablar de neofascismo
- Había que distraer la atención; el Rubiales ya no da más de sí. No ha sido cosa nuestra, ha sido cosa de la chica catalana de la Ser. Se le está pasando el arroz
- ¿Quién manda ahí? Ni para entretener servís. Le vais muy a la zaga al Conde. El predice mis jugadas, las prepara, las precisa. Es un as. Vosotros, siempre a toro pasado. Hay muchos que hacen vuestra labor sin habérselo pedido, sin ganancia.
- Alguien tiene que hacer la labor de maestro y la labor de confesor.
- Y confidentes, mis confidentes, eso es lo que os salva. Porque el resto lo estáis haciendo muy mal, cada vez tenéis menos crédito. Cada vez tenéis menos lectores y vuestros share es una mierda. Os ha faltado habilidad y regate en el caso del Calvo. Muy burdo, tan burdo como el movimiento del fiscal; otro que tal. Mirad al Conde, no necesita palabras. ¿Le habéis oído decir algo? Trabaja calladamente. Lo de la amnistía, qué mal lo estáis contando. Manca finezza.
- Para finezza la del Letrado
- ¿Felisuco?, ya sabéis cómo funcionan las cosas, en el círculo más cercano tengo que rodearme de nulidades para que reciban los palos, e ir cambiándolos poco a poco a medida que se van quemando. Basta de cháchara, vamos a la cancha.
- ¿Pero no tenías COVID, presi?
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