Quién me iba a decir que aquí en Matalascañas iba a pasar más frío que en Burgos. He tenido que dejar la charla en el patio de la casa de mi amigo R e irme a dormir porque estaba helado. Ocurre que para el camino solo hemos traído ropa deportiva: pantalones cortos y maillots, calcetines, toalla de microfibra, un neceser con lo básico, casco y guantes y ya está. Y el móvil para ir pagando los alojamientos y la comida. Todo ello en una pequeña mochila que va bajo el sillín evitando las alforjas que utilizábamos los primeros años. Se trata de llevar el menor peso posible.
Hoy ha sido otra etapa de cuidado, 136 kms. Saliendo de Aracena nos hemos detenido en Riotinto: como ya lo hemos visto en fotografías y documentales al gran movimiento de tierras camiones y lagunas no nos ha impresiona mucho. Siendo Domingo no hemos visto muchos ciclistas, solo algunos cuando hemos parado en Valverde del Camino a tomar un tentempié. Luego hemos ido pasando por lugares que le suenan a todo el mundo como La Palma del Condado, Bollullos o Almonte, casi toda la etapa por carretera para evitarle sufrimientos a R y su dolorida espalda. Por supuesto hay un mundo entre hacer el camino en bici por caminos o por carretera.
En Almonte, cansados, hemos hecho una parada larga para volver a probar las delicias del cerdo ibérico. Desde Almonte hay una larguísima recta hasta hasta nuestro destino, pasando por Doñana y por el Rocío, dejando para otro día la visita. Con el trasero dolorido y los músculos agarrotados hemos llegado apir fin a Matalascañas.
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