Etapa larga y dura la de hoy, desde Don Benito a Zafra, no tanto por la longitud -130 km- y el sube y baja como por las equivocaciones y por no llevar un track definido. Hemos tenido opiniones enfrentadas en el grupo y eso ha hecho que hayamos tomado decisiones equivocadas. Tampoco los dos aguaceros que hemos tenido en ruta nos lo han puesto difícil porque es mojarse y secarse a continuación. Contemplar las dehesas de Badajoz ha sido una gozada: rebaños de ovejas esquiladas por doquier, también en algunas zonas cerdo ibérico. Nuestro ritmo no es parejo, unos van mejor que otros y eso también complica el viaje. Nuestra intención, saliendo por los caminos de Don Benito, era llegar a alguna población con carretera, más abajo en dirección al sur: sobre el mapa veíamos a lo lejos Guareña, Cristina, Oliva de Mérida, sin que ningún camino acabase en una carretera hasta llegar a Puebla de la Reina. Ahí hemos comido una deliciosa ensalada no tanto porque estuviese buena como por el hambre que traíamos.
El problema ha sido cuando hemos preguntado a distintos vecinos que nos indicasen el mejor modo de llegar a Zafra: cada uno proponía un camino distinto; yo me he creído a un joven que me ha dicho que debía seguir por Hornachos e Hinojosa y sobre todo porque sonriente me ha asegurado que todo era bajada. Estaba achispado y me lo he tomado en serio. Craso error; no era todo bajada sino más bien todo subida. En fin hemos llegado a Zafra con un nuevo chaparrón y nos hemos alojado en el albergue de un antiguo convento franciscano. Los que lo llevan son simpáticos y dicharacheros. Nos han explicado sus aventuras y nosotros las nuestras. La cena ha estado rica.
Hoy se despide de nosotros Miguel porque ha de volver a Madrid por asuntos personales. Y mañana intentaremos llegar a Aracena.
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