'Anomalía'

 

Estoy leyendo un ensayo sobre Bouvard et Pecuchet: cómo funciona el deseo, ¿podemos vivir sin él? No puedo concentrarme. A través de la cristalera de la sala de lectura de la biblioteca veo el tenderete electoral de Vox. Un par de chicas, un par de viejos, un par de hombres de mediana edad. Un toldo verde, el techo piramidal, con la palabra VOX en las franjas de los costados sobre las que el techo descansa; la bandera de España en las franjas horizontales; en las cuatro esquinas dos banderitas constitucionales de España y Cataluña. Tres chavales se acercan a pedir una bandera de España. Uno de ellos, yéndose, medio a escondidas la hacen trizas, riéndose con los demás cuando se alejan. La mayor parte de los viandantes pasan de largo, a sus cosas. Desde lejos, otros, pocos, uno, dos, tres, separadamente, contemplan la ‘anomalía’, con un reproche en el gesto. No se acercan.

En las dos horas que estoy frente a la parada apenas se ha acercado alguien salvo chavalitos en busca de banderas. No me sorprende tanto la falta de interés de los ciudadanos como la paz que se respira en la plaza delante de la biblioteca. Como contraste, en Burgos, unas semanas atrás, en otra plaza, frente a otra biblioteca, la plaza estaba vigilada por antidisturbios con porras y metralletas en la mano, quizá porque entre los asistentes estaba José Antonio Ortega Lara.

Los veo recoger a última hora las banderas, los globos verdes, el tenderete. No parece haber en ellos decepción por el poco eco. Más bien satisfechos por el deber cumplido, su misión reflejada en el rostro adusto y silencioso, sin hablar entre ellos, desmontando, metiendo las cosas en cajas y luego en el coche, despidiéndose, una jornada más. Los globos que les sobran se los dan a última hora a dos chavalitos que se acercan.

Qué les mueve, si acaso solo uno o dos de ellos obtendrán concejalía en esta ciudad de la periferia de Barcelona. Qué les diferencia de los Testigos de Jehová que ayer estaban en este mismo lugar detrás de sus atriles, en actitud parecida, con la misma indiferencia de la gente, o de los de hace dos tardes, con otro tenderete, los de Junts.