miércoles, 22 de marzo de 2023

The Last of Us

 



Esta para muchos es la gran serie de la temporada (HBO). Una gran pandemia, no ocasionada por un virus sino por un hongo, está a punto de ocasionar el fin de la humanidad. En los últimos días los estados se desvanecen, una guerra de todos contra todos destruye ciudades, industrias, comunicaciones, todo. Los supervivientes se organizan en grupos militares, religiosos, de resistencia o se refugian en lugares aislados, como islas habitadas por náufragos en un mundo sin esperanza. Un hombre que lo ha perdido todo y una adolescente, cuyo cuerpo se ha demostrado inmune a la enfermedad, se unen y caminan por ciudades y campos devastados.


El planteamiento inicial: qué sería de la humanidad después de una plaga, de gran interés, pronto se diluye en los siguientes ocho capítulos, nueve en total, donde lo único que les interesaba a los guionistas es entretener a su público con asaltos de deshumanizados infectados a lo Walking Dead y disparos mortales sin contemplación de los supervivientes a todo lo que se mueve. La serie no pierde la estructura de videojuego en el que se inspiró. No hay reflexión sobre el comportamiento humano, ni juicio moral sobre las muchas muertes, tan solo un reajuste de carácter en el proceder de la adolescente y el adulto, que comienzan como desconfiados enemigos y acaban como entrañables amigos al hacer frente a todos los obstáculos que se les interponen en la road movie que inician hacia no se sabe dónde. La serie no es una parábola de nada, ninguna reflexión sobre nuestro modo de vida o nuestro destino.


Da la impresión de que después de unos años brillantes se hubiese llegado a un agotamiento de la imaginación. Voy probando con distintas series y ninguna me atrae lo suficiente como para permanecer en ellas. ¿Qué está sucediendo? ¿El indudable avance tecnológico está embotando nuestra creatividad? Entregados a la máquina, absorbidos por su potencia, agotados por nuestra dependencia de lo digital, perdemos autonomía, entregando nuestro silencio a los dioses inanes del entretenimiento.



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