viernes, 24 de septiembre de 2021

Alma británica

Cardenal Newman
Cardenal Newm

En la cultura británica son distinguibles tres almas. Las dos primeras aparecen en la conducta del protagonista de Condena (Time), la reciente miniserie de la BBC. Al ser preguntado en el primero de los tres capítulos sobre su confesión religiosa desdeña el anglicanismo y dice que fue bautizado como católico pero que ya no profesa ninguna fe. Sin embargo, en el víacrucis de su rehabilitación, la honda culpa que le abate tras haber cometido un crimen bajo los efectos del alcohol y la entereza moral que le permite aguantar la gran presión para corromperse a la que le someten en la cárcel los violentos muestra cómo actúa en su alma la educación católica recibida. Británicos católicos fueron el cardenal Newman, Chesterton o Graham Greene.


También ha habido británicos que para menospreciar el alma católica de su cultura, y rebajarla al nivel del impostado anglicanismo, ensalzaron la ortodoxia cristiana. Es el caso, por ejemplo, de Robert Byron que en su primerizo The Byzantine Achievement decía:


"La existencia de Santa Sofía es atmosférica; la de San Pedro es abrumadora y amenazadoramente sustancial. Una es la iglesia de Dios; la otra es el salón de sus representantes. Una está consagrada a la realidad; la otra a la ilusión. De hecho, Santa Sofía es grandiosa; San Pedro es perversa y trágicamente pequeña".


Probablemente las dos formas de comprender el catolicismo sean correctas.


La tercera forma que concibieron los británicos para entender el alma religiosa fue constatar su inexistencia. Aunque la mayor parte de los que se declaran ateos dicen banalidades o estupideces sobre su creencia, la inteligencia florece en las obras de los científicos, de Newton a Darwin, y en los argumentos de escritores como Richard Dawkins o Christopher Hitchens.


"Todos somos ateos respecto a la mayoría de los dioses en los que la humanidad ha creído alguna vez. Algunos de nosotros sólo vamos un dios más allá". Richard Dawkins, en "The God Delusion".


4 comentarios:

Juan dijo...

Ingeniosa frase en apariencia la de la cita , sino fuera porque descuida que Dios entendido de forma monoteísta es la negación de los "dioses" y que estos , sean ídolos ,reales o falsos pero idolatrados, desde extraterrestres a ídolos mundanos ,solo pueden ser negados propiamente o desde la locura nihilista o desde el monoteismo , cualquier otra alternativa no puede más que mantener intacta la creencia en algún tipo de ídolo , sabios como Buda o Aristóteles sostuvieron una realidad universal consciente , un Dios Monoteísta , Bhrama o el Primer Motor al que se accede por iluminación (budhi) y conocimiento gnóstico (noesis noeseos) , sin el descubrimiento de esa realidad universal única , el monoteismo , es imposible no ser condicionado por ídolos sean "dioses" o realidades materiales idolatradas como el consumismo

Toni Santillán dijo...

El monoteísmo no supone una victoria sobre el animismo o sobre el politeísmo si no es en el plano racional, y su proyección política. Pero no hay razonamiento que coja cuerpo fuera de la experiencia. No es necesario negar a Dios, tampoco afirmarlo, la vida como hemos aprendido de Darwin sigue su curso. No lo necesita.

Que la idea de Dios es un producto de la razón humana (humana, habría que subrayar) ayudada de la imaginación (tiendo a pensar que es un ítem histórico en la experiencia humana) lo prueban las diferentes (y hasta opuestas) formas de concebirla, así como la facilidad con que la modernidad se ha deshecho de ella. Ese, creo, es el sentido de la frase de Dawkins.

Lo que no significa que el hombre haya cejado en su afán de trascendencia. Al contrario, hay un hambre de trascender la vida plana, consumista, del hombre moderno. Te agradezco el comentario.

Juan dijo...

Mucha gente pueden vivir la experiencia sin necesidad de concebir un fundamento último, otra cosa es que sean consecuentes. Aristóteles ya demostró que la experiencia se funda en la lógica en el principio de no contradicción sin el cual la experiencia sería imposible. Por ejemplo una experiencia tan cotidiana como decir "estoy aquí " requiere del principio de contradicción metafísico , es decir , implica que para que lo que dice sea al mismo tiempo no sea "que no está aquí " o que no está en otro lugar. Cuando alguien usa el tenedor implica que es el tenedor y no otra cosa pues si no tuviera el principio de contradicción o de identidad en lugar de comer con el tenedor comería por ejemplo con el zapato , que es lo que los escolásticos le reprochaban al subjetivismo de Descartes. Aristóteles indico también que el principio de contradicción requería de otro principio que garantizará su realidad y no ser solo fantasía : el principio supremo o causa primera monoteísta. La experiencia necesita del principio de no contradicción y este necesita de Dios.
En la vida cotidiana la gente puede vivir sin tener en cuenta esto. Pero si fueran consecuentes tendrían que asumir una encrucijada. La mayoría sin saberlo da por bueno el principio de no contradicción porque sin el la experiencia sería imposible y delirante. Haciendo eso ya están sin saberlo asumiendo un principio supremo . Si lo supieran tendrían que asumir una encrucijada : o la locura de vivir sin principio de no contradicción , Nietzsche se asomó a ese abismo de locura, o aceptar como Aristóteles la necesidad de la realidad de Dios.
La razón no es suficiente para probar a Dios , eso lo saben los creyentes , porque lo inferior no puede probar a lo superior , pero la razón si que sirve para mostrar lo imposible y delirante que es la realidad sin Dios, no prueba la realidad de Dios de manera directa pero la razón si que prueba lo absurdo del ateísmo. Gracias por la respuesta . Nietzsche fue el primero en desafiar en serio a Aristóteles y al principio de no contradicción como expone en "La voluntad de poder" , los positivas anglosajones simplemente no tienen en cuenta el problema lo consideran un falso problema. Heidegger asumió el problema siguiendo un punto medio entre Aristóteles y Nietzsche , no le parecía suficiente lo de Aristóteles , la razón , pero tampoco el positivismo del que no escapa la metafísica nietzscheana.
Aristóteles no es suficiente para convencer a un ateo, pero el ateísmo es más una postura existencial que otra cosa y es endeble ante el razonamiento aristotélico. La escolástica consideraba a la filosofía propedéutica a la fe porque aunque no podía demostrar lo divino era el pórtico que elevaba de lo puramente empírico a la posibilidad de la creencia

Toni Santillán dijo...

Sin duda Aristóteles es una cima, una mente esclarecida, como lo fue Beethoven, y un conocedor disfruta con los frutos de la razón y los del arte. ¿Se podría decir que nadie ha llegado tan lejos en la extensión del razonamiento como en la Metafísica y en la expresividad de la fe como en el Benedictus de la Misa Solemnis? No soy capaz de afirmarlo. Sé que son cimas, conmueven pero no comprometen, así como cada uno de los pajarillos que extasiaban a San Francisco pueden vivir -si tienen suerte- una intensidad insuperable, aun sin conciencia, cada uno de los hombres no necesita ser Aristóteles ni Beethoven para que su vida sea plena sin necesidad de recurrir a abstracciones que se presentan como necesarias o sublimar su experiencia. Cada uno - si tiene suerte- puede vivir experiencias únicas -¿místicas? - que no sabrá cómo expresar – la historia de la humanidad es un depósito de experiencias inexpresadas –, que, quizá, le gustaría poder hacerlo porque hablaría en ellas el sentido que toda vida anda buscando a ciegas, pero se le van de las manos, las olvida, pues le basta con vivirlas, cada uno a su modo.