"La nueva joya de un maestro coreano. Con una sencillez que cala hondo, Hong Sangsoo logra un retrato misterioso y melancólico (...) Tan ligera como profunda (...) Hong le regala al espectador la esencia de la vida y del paso del tiempo." (Crítica en EP)
Uno lee un libro de haikus mira una pintura japonesa o ve una película que no sea de acción y siempre sobrevuela un interrogante. ¿Hay algo más de lo que se ve, una profundidad que se me escapa o todo lo que hay está en lo que aparece? Uno con respecto a la cultura japonesa piensa que sí, que hay algo más, y, entonces, de la duda apartada emerge un entusiasmo indisimulado hacía algo diferente a lo que uno está acostumbrado. De nuestra mudez ante la sorpresa nace el aplauso y la admiración. La cultura japonesa, estamos dispuestos a afirmar, capta y cultiva algo importante que se nos escapa.
Pero La mujer que escapó es una película coreana. Rendidos ante el arte japonés, ¿es extensible nuestra genuflexión al coreano? Después de terminar de ver la película no me había planteado hasta ahora si la mujer que le da título huye de algo o de alguien. No hay ningún elemento que me incite a preguntármelo. Es verdad que afirma varias veces que ese día que visita a unas cuantas amigas en Seúl es la primera vez en cinco años que tiene un día libre pues su marido siempre quiere estar a su lado y que es propio de enamorados, afirma ella, permanecer juntos. Quizá sea un problema de la traducción (subtítulos) o de la transposición semántica pero en esta película donde los diálogos lo absorben todo es difícil si no imposible deducir significados ocultos o superposición de sentidos o profundidad, en suma. Uno tiene la impresión de que las frases que se dicen son literales. Una copa es una copa, no alcanza el simbolismo de Parsifal. Lo mismo sucede con los rostros o con las manos y brazos en movimiento, tersos como el rostro de una actriz pasada por la clínica de estiramiento. No hay manera de deducir significados más allá de las palabras y como no hay connotación podría decirse que la peli va de mujeres que hablan, sin más. Quizás sea cierto como dijo el poeta francés que la piel es lo más profundo que hay, pero entonces cuando nos acercamos a la cultura japonesa o coreana necesitamos una tabla de descodificación. “Ingrávido depurado minimalista pero cada vez más intenso”, dice otro crítico, cierto, pero que me explique dónde está la intensidad. En todo caso el director está atento a la corriente principal y hace que las mujeres protagonicen su película en exclusiva. A los hombres los pone de espaldas o los ridiculiza. El crítico más honesto, quizá a su pesar, dice: "Una reflexión sincera de lo que dirías cuando crees que no estás diciendo gran cosa". Esa ha sido mi impresión.
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