miércoles, 26 de mayo de 2021

First Cow

 



First Cow es otra cosa. El oeste forma parte del mito de construcción de la nación americana. Cada pocos años hay que rehacerlo. Llaman la atención las películas que introducen elementos nuevos. Revisado como mito dice más del estado actual de la conciencia que de la realidad histórica a la que remite. Aquí, dos hombres, el cocinero de un grupo de tramperos que busca castores y un fugitivo chino, se encuentran en un paraje boscoso en el estado de Oregón, se hacen amigos y hacen su pequeña fortuna en la venta de buñuelos, algo que pueden hacer al ordeñar a escondidas a la primera vaca que llega al lugar (la vaca de un potentado que necesita leche para la hora del té). Las cosas novedosas de este western: la naturaleza en estado salvaje (conciencia ecológica) sin que el hombre haya dejado todavía una huella perceptible, la escasez de recursos: comida ropa higiene; las que permanecen: el oeste es cosa de hombres, la violencia latente, la manifestación del poder como fuerza, no como derecho. La directora Kelly Reichardt, como en otras películas anteriormente, se esfuerza por mostrar la poética del pionero, que aquí es hiperrealista: el detalle de la fronda y de los animales del bosque, los harapos que visten los personajes, los rostros gastados o demacrados. Por supuesto que aparecen hombres violentos y que abusan de su poder, pero en el mito fundacional, el triunfador a la postre es el hombre justo y bueno que se sobrepone a las calamidades y a la injusticia. En First Cow los dos protagonistas no son arrogantes ni valientes ni guapos, nada más lejos de la masculinidad. Si se han convertido en protagonistas es porque encarnan la amistad. Sobreviven con astucia en circunstancias imposibles. Desde las primeras imágenes de la película sabemos cuál es su destino. Que First Cow trata de nuestra época y no del salvaje oeste lo muestra que el asunto principal sea la amistad entre dos hombres que no tendrán descendencia. El mundo estéril, la naturaleza indomable, la amistad sobreponiéndose a la reproducción como mandato son imágenes mentales de nuestro tiempo. Imágenes que están imponiendo los líderes de la generación de treintañeros que están asumiendo el poder.


En cambio La lección de alemán, basada en la novela de Siegfried Lenz, opta por hacer una reconstrucción fidedigna de la Alemania del nazismo y la posguerra. Reproduce los paisajes de la marisma, el cielo metálico de la costa báltica, es pictórico en la representación del paisaje, marca los caracteres prusianos de la región alemana de entonces, pero nos parece tan lejano que no llega a emocionar. Si First Cow utiliza el pasado para hablar de las preocupaciones del presente, en La lección de alemán es como si subiésemos al desván para hojear libros y cuadernos de varias generaciones atrás y nos llenase de admiración e incredulidad la autoridad despótica del padre y la sumisión familiar, sin ninguna lección que extraer para nuestra vida presente.


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