lunes, 18 de enero de 2021

Fragilidad

 



Lo primero que salta a la vista, ya me ocurrió cuando leí su último libro, En movimiento (My own life), en esta película que ahora estrenan en España, Oliver Sacks, una vida, es su fragilidad. Es evidente y no la oculta. Era tímido (sufrió rechazos en sus acercamientos amorosos), era gay en una época intolerante (hasta su propia madre se lo echa en cara), tenía un espíritu científico de un modo personal (la Academia no lo acepta entre los suyos). Pero lo que para otros sería fuente de depresión y desequilibrio psíquico y aislamiento social definitivo, Oliver Sacks lo transformó en fuente de creatividad. Su experiencia personal, los casos que como neurólogo fue tratando, pero sobre todo lo que le sucedía personalmente fue la fuente de conocimiento y de comprensión. No fue un teórico sino un neurólogo clínico, fue en el contacto, en la empatía con la gente que trataba, en la asunción de su propia fragilidad, como pudo ver la fragilidad como constituyente básico de toda personalidad (aunque haya quien construya elaborados edificios fantasmales para ocultarla) y, en consecuencia, tratar y adelantar terapias para aliviar el sufrimiento. Filmin.

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