viernes, 29 de enero de 2021

El VIH, un thriller (en Contagio)

 



¿Por qué hay tantos lectores entregados a la novela negra? ¿Por el disfrute de seguir el mecanismo literario que pone en marcha una investigación detectivesca? ¿Como una forma de pasar el rato, con un cierto prestigio, sin tener que avergonzarse por ello? Hay gente que ve series banales y hace gala de ello ¿Por qué hay tan pocos lectores del ensayo científico? Si juntásemos los dos géneros, quizá algunos lectores se atreverían a saltar la frontera entre la primera y el segundo. De lo que he leído, en el 2020, el libro que más me interesado, de largo, ha sido Contagio de David Quammen. Lo he hecho durar, pensando que cuando acabase con él acabaría la pandemia. No ha sido así. Estoy convencido de que si los gestores de salud pública lo hubiesen leído con provecho no estaríamos en la situación en que nos encontramos. Todo lo que hemos visto estos meses estaba ahí: la previsión, la amenaza, las etapas, las medidas a tomar. Contagio es más interesante que cualquiera de las novelas negras y además está mejor escrito que la mayoría de ellas (no es una frase).


Por tomar un ejemplo, el capítulo dedicado al VIH es prodigiosamente detectivesco. Una maravilla de elaboración y búsqueda que ningún amante de la literatura de intriga debería perderse. Pero lo más interesante de todo es que la trama es real y mucho más intrincada que cualquier trama novelesca, el objeto de investigación es real, el virus maligno que se escabulle, y la búsqueda con un final en el horizonte también lo es. Hay muertos, ni más ni menos que 30 millones, indicios y pistas que llevan al asesino de rostro variable, candidatos múltiples que llevan de un país a otro y de un continente a otro, detectives diversos, con celos e intrigas entre ellos, y algunos mueren en medio de la investigación, cooperadores necesarios en el crimen, giros imprevistos en la historia, casualidades inadvertidas, antiguos hallazgos que de pronto cobran una importancia inesperada en un lugar insospechado que ofrece la pista definitiva, 'la piedra Rosetta del estudio del SIDA': una muestra en parafina en un almacén oscuro de una universidad africana. Sin duda, el libro del 2020 y aún de este.



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