sábado, 23 de enero de 2021

El hijo del chófer, de Jordi Amat

 



¿Tiene sentido completar la vida de un hombre? Todo biógrafo sueña con rematar a su personaje. Cree que puede dar con una clave que pueda interpretarlo, al estilo de Rosebud. Los hay tan ambiciosos que concentran en él el sentido de una época. Pero solo la muerte mata a un hombre, pone fin a su existencia biológica, y ya está. Como todos sabemos por nuestra propia vida y las de quienes conocemos más íntimamente, la vida discurre en nosotros sin acabar de dominarla, una serie de caminos que se bifurcan, opciones en las que influyen tanto el azar como la voluntad y mucha rutina, mucho dejarse llevar.


Esta es la biografía literaturizada -lo confiesa el autor en las últimas páginas- de Alfons Quintà, un periodista catalán de la época del pujolismo. Fue importante: estuvo en el origen de la sección catalana de El País, cuando este periódico lo era todo, durante la transición; creó el modelo de informativos de Tv3, cuando esta tele nacionalista nació; participó en otras aventuras periodísticas con menor éxito: Avui, El observador, sección catalana de El Mundo, Crónica de Cataluña. Y tuvo una personalidad complicada: era extravagante en su comportamiento, acosaba a sus subordinados, especialmente a las mujeres; se casó tres veces, fue promiscuo, a su última esposa le descerrajó un escopetazo antes de dispararse a sí mismo en la cara.


El autor de este libro que pretende ser más que una biografía al uso –aporta abundantes referencias bibliográficas al final para mostrar cuál es su modelo- encierra a Quintà en un círculo con el significado cerrado. Su Rosebud sería una carta que escribió, siendo adolescente, a Josep Pla, en los años del franquismo, en la que amenazaba con tirar de la manta si no se accedía a lo que pedía: poder sacarse el carnet de conducir y obtener el pasaporte, a lo que su padre se negaba. La vida de Quintà estaría ordenada por el odio al padre, ese chófer al que se refiere el título del libro. El padre formaba parte del círculo íntimo de Josep Pla, donde se pretendía ordenar la transición a la democracia y construir la nueva Cataluña. Un padre que había abandonado a su familia, Alfons incluido, para crear otra. La mente trastornada del adulto Alfons Quintà, como una saeta que busca su diana, se ordenó hacia la venganza. El padre fue mutando en otros padres, el principal Jordi Pujol, y la venganza posponiéndose y al no poder materializarse se volvió contra sí en un último acto trágico.


¿Es posible abarcar la vida de un hombre? El empeño de los escritores antiguos y modernos, biógrafos, novelistas, guionistas, es lograrlo. Lo es de cada uno de nosotros. Queremos que la vida tenga sentido, un propósito, que sea algo más que puro azar. Podemos señalar actos definitorios en la vida de un hombre, Churchill llamando a la resistencia frente a los nazis, Napoleón extendiendo por Europa la revolución burguesa, Velázquez y las Meninas, Lenin y un tren que atravesaba países en guerra, pero incluso todo eso fue azaroso, pudo no haber sido, y antes y después hubo otros hechos y mucha rutina. ¿Entonces tiene sentido la biografía, tantas como ahora se fabrican? Sí, si está bien escrita. Ese es el único y verdadero valor de un libro.


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