Tras el extraordinario suceso de la vida, que aún podemos seguir calificando de misterio (¿cómo se las ha arreglado la naturaleza para crearla?, ¿cómo ha gobernado la evolución hasta llegar a los seres inteligentes?, sin presuponer que la propia naturaleza esté animada por un diseño inteligente o vete tú a saber), lo otro que nos admira, nos impulsa y nos subvierte es la conexión hombre/mujer, es decir, el sexo, su atracción. La civilización es el empeño milenario por entender para dominar cómo funciona la naturaleza, la vida y las relaciones sexuales. Enfocar con la luz de la razón lo que nos sobrepasa. ¿Qué podemos decir tras el sobrehumano esfuerzo de comprensión? Que en lo que respecta a nuestra unión/separación de la mujeres con los hombres la fuerza natural que nos mueve es superior a nuestra voluntad de dominio y control.
Under the Skin, que ahora se estrena en España, es una más de las metáforas que intentan reflejar, más que entender, esa relación. La historia es muy elemental. Una hermosa y joven mujer, Scarlett Johansson, la única actriz profesional de cuantos participan en la película, toma el relevo de otra mujer, se viste con sus ropas, sale a la calle y conduce una furgoneta en busca de hombres a los que atrae al interior de casas con la promesa del sexo, donde desnudándose tras ella se sumergen en una superficie traslúcida. Allí son desubstanciados o triturados en carne o las dos cosas. No sabemos de dónde procede esa mujer, pero mediada la película, tras mirarse en un espejo, la intriga surge en ella. Quiere averiguar quién es y qué son esos hombres que seduce. Los hombres que encuentra la siguen con el deseo literalmente a flor de piel, sumisos, ansiosos, pero también los hay que quieran poseerla a la fuerza. La irreductible fuerza del sexo, lo que se nos impone por encima o por debajo de las formas de la civilización, se desvela al final de la película, bajo la piel, como un misterio sin explicar.
La película de Jonathan Glazer sólo tiene sentido si la vemos como un poema, es decir, con la impaciencia que nos urge a entender lo misterioso saltándonos el laborioso método de razonamiento y experimentación, tal como aprendo de Beatriz Sarlo que es la mejor definición de la poesía, según Broch: “la poesía es la impaciencia del conocimiento”. Under the Skin no es una de esas historias que nos presenta el cine convencional, con argumento y trama, sino una alegoría no demasiado desarrollada, que conecta con la mitología de la mujer, de la que toma algunos elementos como la impenetrabilidad de la diosa madre. La Gran Madre es virgen en cuanto que es independiente de los hombres, una dictadora sexual simbólicamente impenetrable. El único de los hombres que intenta poseerla, con su consentimiento, se topa con ese inconveniente. Como poema visual que es, echa a volar la imaginación.
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