Nos repugnaría que Granados tras su condena recuperase la alcaldía, que González o Jaume Matas su presidencia, incluso Camps la suya aunque no sea culpable de nada, pero sacamos a relucir la reinserción y los derechos constitucionales cuando ex convictos de ETA ocupan un asiento en el Parlamento Vasco, como si los delitos económicos fuesen más graves que los atentados contra las personas, aunque la razón quizá no sea esa sino el criterio diferente que nos exige la ideología que profesamos. Qué aprendimos en la escuela, de que valió educarnos tantos años, pasar por el sistema educativo. ¿Nos enseñaron a pensar con libertad o simplemente a ser críticos, como entonces se decía, pensamiento crítico, críticos con una manera de ver las cosas pero no con otra?
Los sistemas educativos siempre han estado al servicio de las élites en el poder. A partir de los 80 una élite sucedió a otra e impulsó su manera de ver las cosas, como ahora una tercera lo está intentando a su vez. Nos hacemos personas libres con conciencia de igualdad no cuando fijamos en nuestra mente ideas críticas sino cuando pensamos con libertad, eso requiere voluntad y no todo el mundo hace el esfuerzo. La mayoría se conforma con un like o con aplaudir un zasca. Hasta ahí ha llegado el sistema educativo, no a crear hombres libres sino timoratos y desiguales, esclavizados por una particular visión del mundo, siervos del zasca.
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