"No he sido capaz de sacar de mi cabeza la imagen de una rodilla sobre su cuello" Oprah Winfrey, cara conocida de la tv americana.
"Los manifestantes, los policías, los bomberos, rodilla al suelo. La imagen sorprende, emociona, turba. Sorprende porque es nueva, usada en modo tan masivo. Emociona por su dignidad y firmeza. Turba porque trastoca el significado de un símbolo clásico, la genuflexión en señal de sumisión". Xavier Vidal-Folch, analista de EP.
"En la época de los juegos, yo era ladrona, mujer fatal y piel roja. Algo me olía: así resulta muy difícil que la gente de bien, negra como yo, pierda el miedo a quienes nos deberían proteger". Marta Sanz, escritora manifiestamente blanca.
"Alguien va a tener que subir las escaleras y derribar su puerta a patadas". Bansky, activista pictórico.
No podemos saber qué pasa por la cabeza de todos los que acuden a las manifestaciones y ponen rodilla en tierra, aunque sí del poderoso impulso de imitación que se extiende por todo el mundo, también del proceder de los líderes de opinión en las redes sociales y en las escalinatas del poder. No hay una voluntad de conocer, de entender, de explicar, sino un estímulo bestial de emociones al por mayor. Hay una distancia entre los hechos y el mundo emocional exhibido. El mundo emocional es tan poderoso que aplasta a los hechos, los convierte en insignificantes, pierden el sentido originario, desaparecen, mientras se eleva otro mundo completamente autónomo, la esfera de la imaginación y las emociones. Se presentan los hechos no como descripciones secas, limitadas y distintas (o con argumentaciones lógicas que los explican) sino como estados emocionales del periodista, del analista o del lector.
La vida de Floyd, la vida de toda la comunidad negra americana, la vida del conjunto de policías americanos, la vida de la entera sociedad americana queda reducida a la imagen de un momento concreto. Hay un profundo desprecio por los hechos y su comprensión, un desprecio de la complejidad, reducida a bidimensionalidad: el marco de la pantalla en el que la imagen del hecho es mostrada. Floyd como bien dice Oprah Winfrey es un cuello aplastado por una rodilla. Y una humanidad expectante a la espera de un suceso que la impulse a manifestar sus emociones. No importa Floyd como individuo, como padre, como hijo, como hermano, solo su cuello o su respiración como metonimia de la entera realidad. A través del arrebato mixtificado de los manifestantes no se expresa el rechazo a una forma de ser de la sociedad, a un modelo de existencia, sino que en ellos se expresa esa forma de ser, el verdadero estado de la existencia.
Si EP, el periódico más importante del país, es el condensado de la inteligencia colectiva, ¿en qué estado se encuentra el entendimiento y comprensión colectiva?
¿Estamos condenados a percibir el mundo como estado emocional?
¿Estamos sustituyendo la educación por emociones, las aulas por pantallas?
¿Qué se les ofrece a los negros para su autonomía? ¿Emociones? ¿A quién le preocupan los negros más allá de imágenes estimuladoras de emociones? ¿Durante cuánto tiempo?
Nos quieren consumidores.... la tragedia es que nosotros también lo queremos.
¿Alguien es culpable y merece un castigo por lo que nos ha sucedido?
"Respira y vota", el lema de la capilla ardiente. Lo imponen, lo muestran, lo exhiben sin rubor. (Acabáramos: ¡Todo era una inmensa pantomima, un acto de la campaña electoral!)
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