sábado, 30 de mayo de 2020

Westworld 3



Westworld me gustó mucho la primera vez, un parque de robosts indistinguibles de los humanos al servicio de estos, y lo que subyacía, relacionarte con iguales a ti, totalmente dispuestos a cumplir tu voluntad y tus deseos, sin réplica, sin angustia, sin el desgaste del dolor y la decepción que supone normalmente el trato con los demás hombres. En la segunda temporada aparecen las sombras que enturbian el avance de la tecnología. Los androides quieren ser como los humanos, vivir su propia vida. En la tercera la inteligencia artificial domina el mundo, lo remodela a su gusto, quiere convertir a la especie humana en esclava, una distopía, aunque el espíritu maligno que muestra la IA ha sido programado por humanos. Como no podía ser de otro modo al final resultará que los propios androides tienen sentimientos mejores y una moral tan humana que salvará a los humanos de sí mismos. A medida que han ido avanzando los capítulos, a pesar del gran presupuesto, de los efectos especiales, de los paisajes futuristas (con tomas en la Ciudad de las Artes de Valencia), de los hermosos androides, la serie se vuelve más y más aburrida.



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