Donde
mejor se desenvuelve
el político es en campaña, en mitines, y si tiene confianza en sí
mismo, en debates. Su medio es el atril, no hace falta que le
pregunten o, mejor, que no le pregunten. Soltar la perorata y que el
público adicto le jalee. Pero cuánta satisfacción puede atesorar
por ese medio, por cuánto tiempo se conformará el ambicioso. En
algún momento sentirá lo poco que vale el aliento de los suyos.
Querrá más. Nombramientos, selección y descarte, entrevistas,
halagos en los medios de parte de los propios, de los convencidos, de
los nombrados, de los agradecidos, de los que esperan ser
recompensados. Pero cuánto dura la atención del servicio debido,
cuán ancha y larga la complacencia cuando nos halagan los
interesados. La
caja torácica
no puede endurecerse y ensancharse, necesita más. Ceremonias, los
rituales del poder, apretones de manos a gente importante, alfombras
con banderas e himnos, recepciones, mesas de trabajo. Todo eso que
tiene un tiempo de exhibición y recepción pronto se lo lleva el
aire. Dura poco, no queda registrado. Entra el pánico: aquellos que
fueron número uno en su tiempo, a quienes hoy no se reserva una
línea, olvidados o vilipendiados, quizá peor que eso inútiles
totales. Un nombre asociado a la desidia, a la inepcia. Podría
pensar el hombre actual que qué más da si todo el mundo será
olvidado. Pero los actuales políticos son jóvenes, tendrán una
vida después del poder, tendrán herederos y el apellido no valdrá
nada, será una herencia negativa.
Este
domingo pasado será un hito. Todas esas manifestaciones alentadas
desde el poder. "No bonita, no bonita, el feminismo no es de
todas. Nosotras nos lo hemos currado, bonita". Puramente
ideológicas. Las manifestaciones son contra algo, contra alguien.
Contra el gobierno no pueden ser, si las alienta. La oposición
capitidisminuida no representa un poder. El machismo es una idea. Es
una exageración decir que la sociedad española es machista. Habrá
reductos, en el interior de las familias, en pequeñas empresas, en
conductas reflejas, pero nadie honrado puede mantener esa idea. Mirar
las estadísticas, comparar.
Al día siguiente, el
lunes,
se proclamó la emergencia. Llamadas a la preocupación. ¿Por
qué no se desaconsejó la manifestación, especialmente en Madrid?
Una proclama, una declaración, una manifestación será política,
pero no es gobierno. Esto
es hoy la política de gobierno es España: una
política atrapada en su circuito mórbido. "La falta de planificación hay que denunciarla. Durante mes y pico, nadie pensó en esto".
Cabe
la posibilidad de extremar, de empujar los reflejos condicionados.
Mucha gente dispuesta a combatir a
los muñecos de trapo. Así se hacen las revoluciones. Esta
sociedad es poco crítica, tras años de desatender la opinión
informada, la
información simplemente, alimentada con memes.
Qué armas tenemos para combatir la crisis si los políticos están
forjados en el combate ideológico y han desdeñado la realidad. Los
medios desdeñan los hechos, qué
aburridos, para inventarse la realidad. Hasta
hoy, semanas después.
El
ideólogo metido a político sueña con remodelar la sociedad según
sus prejuicios. Disfruta peleando con fantasmas, imponiendo, y si
llega el momento censurando, humillando, haciendo desaparecer.
Estamos en una época de esas, de restricción y cerco, de reducción
y señalamiento. El ideal, más vago que nunca, ideas huecas,
palabras muertas. Pero ahora mismo necesitamos un gestor de
catástrofes. Qué poco predicamento tiene el gestor, cuánto se
desprecia su moderación, su análisis y balances, sus propuestas
pragmáticas. Qué poco glamour.
Un político así no puede ser un instagramer. ¿Alguien se atreverá a hablar del actual desastre de gestión?
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