En
una pequeña localidad se comete un crimen espantoso. Un niño, con
quien se han ensañado. La policía se hace cargo. Los primeros
capítulos tienen toda la pinta de una historia criminal. Implican al
entrenador del equipo local. Ya se sabe que ese hombre bueno y
familiar no puede ser, lo que azuza el interés por la trama. Hay más
crímenes parecidos en los alrededores. El asunto pasa de turbio a
extraño y a sobrenatural. Contratan a una detective especializada es
ese tipo de casos. Hay una entidad que infecta mediante rasguños o
heridas a personas que se convierten en asesinos de niños. Luego la
cosa se complica y hay muertes de todo tipo con traca final. La serie
se basa en una novela de Stephen King. Hay gente
que disfruta leyéndolo. Yo no lo he leído, ni lo haré. No me gusta
el género fantástico. ¿Por qué empecé a ver la serie? Hay toda
una legión de comentaristas de series. La serie está bien
facturada, pero no hay nada dentro, como esas nueces que cascas y el
fruto está seco. ¿Qué
hace avanzar la serie? Suceden cosas, crímenes, los protas van de
aquí para allá, aparecen un montón de actores, pero no tienen nada
que decirse. Me sorprende que todos esos actores adultos hablen en
serio prestando su jeta de cosas que no tienen sentido, con la misma
seriedad y preocupación que si tuviesen una conversación sobre el
avance del coronavirus. Para darle intriga, misterio e
interés, la cámara adopta puntos de vista inhabituales, el respaldo
de una silla, el lateral de una estantería, el morro de un coche, la
espalda de un sujeto y los actores, como no tienen texto, no hacen
otra cosa que gestos, caretos, miradas
sumidas o perdidas.
Qué nos dice una serie como ésta de este tiempo. Muchas cosas. Nos
habla del tipo de entretenimiento, de qué se valora en la creación
contemporánea y de que la realidad tout
court
nos es insuficiente o
no interesa.
Necesitamos que nos asusten, que nos intranquilicen, que pongan
mordiente en nuestras vidas. Y a fe que lo están logrando, no los
creadores y las productoras de
tv
sino la propia naturaleza con
sus susto mortal
y quien la
gestiona.
Gomorra
Las
primeras tres temporadas
de esta serie basada en la novela de Saviano sobre la mafia
napolitana me
divirtieron, la tercera, así, así. Esta última es espantosa.
Vacía, vacía. Por qué la he visto pues, por
lo mismo que la anterior, porque al final del día necesito que mi
mente se relaje, nada
más, y pocas cosas relajan más que una ensalada de tiros, unos
cuantos muertos en el plató y personajes malvados que encuentran su
merecido.
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