miércoles, 18 de marzo de 2020

Distopía



Te imagino tantas semanas recluido, en la sala donde el televisor está encendido a todas horas, con su sonido monótono, invasivo, sin posibilidad de respuesta. Frente a la tele no tienes derecho a la palabra. No tienes quién te preste oído, ni siquiera puedes escucharte si te da por dialogar contigo mismo, porque el sonido de la máquina es superior a tu atemorizada voz. Tantos hogares de hombres o mujeres solos como tú. Tantos hogares con niños que no aguantan la reclusión.

Oigo, porque no me queda otra, a los portavoces en el Parlamento, al Presidente y a los otros, y observo la pátina emocional que en el discurso se impone a lo razonable. Se exponen razones pero cada una transfundida en apelaciones al corazón unido, a la suspensión del juicio, a la obediencia, a la aceptación, de tal modo que no se hable, no de lo que se ha hecho mal en los días pasados, sino de lo que ahora mismo no está funcionando y hay que corregir. Si renunciamos al juicio, si dejamos que ocupen tu mente, dejamos de ser individuos autónomos y libres, dejamos de ser humanos para volver a la condición de animales domésticos, esa distopía que parecía el sueño de un loco. Lo más fácil es engancharse al discurso enfático, así se alivia la angustia, el terror. No puede ser esta la ocasión que la historia estaba esperando, construir el escenario que Orwell dibujaba en 1984.

Cada una de las cosas que el Presidente enfático ha dicho tenía una réplica, una contradicción, un cuestión que había que oponer. No se ha hecho. Un solo ejemplo, en 2040 España tendrá la esperanza de vida más alta, ha dicho, ¿un logro?, sin duda, pero eso quiere decir que España será un país de viejos, lo que transformará radicalmente el sistema laboral, el sanitario y todo lo demás. Al contrario, ha metido de rondón, disimuladamente, medidas de su modelo ideológico. 

Uno escucha este debate, tal como está organizado el sistema político español, y cuando habla el único representante del nacionalismo gallego o el de Compromís, es como si por ellos hablara Galicia o Valencia entera, y cuando lo hace Rufián, Cataluña entera, sin que tengan palabra el grupo gallego o el grupo catalán más representados.

Hay dos virus circulando, el covid19, y otro más difícil de detectar, porque ataca directamente a tu percepción. Para detectarlo, tenemos antídoto, lee, infórmate, busca fuentes veraces, las hay. Porque sabiendo te preparas. Es difícil porque un porcentaje altísimo de la población está infectada, no lee, y no tiene defensas. Sesgo retrospectivo, dice el presidente, Valentina Cepeda, la discreta desinfectadora de la tribuna del congreso, dice el presidente, y tras él, Echenique y Errejón y Baldoví lo dicen, y tras ellos los aplausos. El populismo no ha menguado, al revés, se le espera uniformado a las ocho de la tarde en tu balcón. Qué hacer, me dirás. Pide que te traten como a un adulto de una puta vez: datos reales, medidas a tomar, consejos veraces. Nada más. Luego, tú, si quieres, sal balcón.



No hay comentarios: