domingo, 8 de septiembre de 2019

El cuento Skazka


Hace tantos y tantos años que la historia se convierte en leyenda y la leyenda en cuento. Había una vez una ciudad de la estepa, junto al piedemonte de la cordillera del cielo, Tian Shan, en la tierra reseca de la estepa, donde apenas llueve, aunque alguna vez nieva. Un día las muchachas se acercaron a la montaña porque habían oído hablar de un cañón arcilloso de vivos colores y formas tan extrañas que no parecían obra de la naturaleza: torres y pasadizos, animales monstruosos y pináculos, una muralla que imitaba a la de China. Mientras disfrutaban del paisaje encantado la tierra tembló y algunas de las figuras de arcilla se desmoronaron en arena suelta. Asustadas corrieron a la ciudad saltando de barranco en barranco, dejándose caer por los empinados senderos resbaladizos.

Cuando llagaron a la ciudad vieron el desastre causado por el terremoto: las casas derrumbadas, las paredes de adobe deshechas, las calles desaparecidas. No encontraron a novios, hermanos, amigos o padres. La tierra se los había tragado. Su pena fue tan grande que un llanto inconsolable se apoderó de ellas. Lloraron y lloraron, el tiempo dejó de existir. No se dieron cuenta de que sus lágrimas habían formado un lago, uno tan grande que la vista no alcanzaba su límite. Las muchachas se habían consumido de tal manera que ya no tenían peso, sobrevolaban con sus túnicas azules las aguas mansas y salobres. En algún momento lo abandonaron y volvieron al Cañón Skazka, el Cañón del Cuento. En los días ventosos por sus desfiladeros se oyen como susurros los llantos secos.

El lago Issyk-Kul tiene 182 km de largo por 60 de ancho, con una superficie de 6.280 km², es el segundo lago de montaña más grande del mundo, tras el Titicaca. Situado a 1.609 metros sobre el nivel del mar, su profundidad máxima es de 702 m. en una cuenca cerrada de origen tectónico.

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